■ No les interesan las mujeres, sino que no se hable del tema
Hipócritas y cínicos, quienes se oponen al aborto, dice Carpizo
■ La Ley de Voluntad Anticipada es una decisión tibia de la ALDF: Valadés
■ Presentan libro sobre “temas que antes eran tabú” en el país
Ampliar la imagen Jorge Carpizo y Diego Valadés, en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, donde ayer presentaron su libro Derechos humanos: aborto y eutanasia Foto: Carlos Ramos Mamahua
La ley aprobada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) que amplía las causales de aborto –incluida la decisión de la mujer– no viola ninguna garantía constitucional, “al contrario, las está reforzando”, porque expande los derechos de las mujeres, aseguró Jorge Carpizo Mc Gregor, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
En tanto, el constitucionalista Diego Valadés señaló que la Ley de Voluntad Anticipada, aprobada a finales del año pasado por la ALDF, “es un primer avance”, porque a quienes padecen una enfermedad terminal les da el derecho a que se les suspenda el tratamiento que los mantiene con vida. Sin embargo, dijo que fue una decisión tibia, debido a que sólo garantiza la eutanasia pasiva.
Durante la presentación del libro Derechos humanos: aborto y eutanasia –del que son coautores–, los investigadores universitarios y ex procuradores generales de la República señalaron que con ambas leyes se avanza hacia el reconocimiento, respeto y cumplimiento de las garantías fundamentales en la ciudad de México, aunque consideraron que estas garantías deben extenderse al resto del país.
En respuesta a grupos conservadores que se oponen a la ampliación de las causales de aborto, y en alusión a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y a la Procuraduría General de la República, que presentaron sendos recursos de inconstitucionalidad contra esa legislación ante la Suprema Corte, Carpizo –primer ombudsman nacional– señaló que “los enemigos” de estas modificaciones son “hipócritas y cínicos, porque no les interesa si las mujeres abortan o no ni las condiciones en que se puede dar, sino que no se hable del caso, para no tocar sus buenas conciencias”.
Consideró que los opositores no quieren ver en las cárceles a las mujeres que interrumpen su embarazo, sino que “en el fondo no les importa que las ricas sigan abortando, de forma segura, y las pobres con riesgos; ni modo, la culpa es de ellas por ser pobres. Lo único que les interesa es que no se hable del asunto, que no se toque, que no se legisle, porque eso va contra sus buenas conciencias. Y al no hablar de ello, que cada quien haga lo que le dé la gana. Eso es una hipocresía, un gran cinismo que está perjudicando la moral pública del país”.
El académico, quien escribió el análisis sobre aborto, indicó que gracias a la discusión del tema, para evitarlo los grupos conservadores hablan ahora de dos tópicos que consideraban tabús: el uso de métodos anticonceptivos y la educación sexual científica.
Subrayó que al dar a la mujer el derecho de elegir si desea tener un hijo se derribaron varias injusticias, debido a que con la penalización se provocaba que las pobres abortaran de manera insegura, contrario a las que gozan de una posición económica alta.
A Valadés correspondió realizar el análisis sobre eutanasia. Refirió que las reformas en el Distrito Federal que permiten a los enfermos terminales declarar su voluntad para que se les suspenda el tratamiento médico, si bien son un avance, aún no benefician a los más de 100 millones de mexicanos, ni siquiera a los 8 millones de capitalinos, porque se trata de una ley local que sólo se aplica a quienes son derechohabientes de clínicas locales en la ciudad de México. Por ello consideró que ese derecho debe extenderse al resto del país y a escala federal.