■ Candidatos fijan posturas a tres días de la elección interna
Cuatro proyectos en busca de la presidencia del PRD capitalino
■ Barrales, por un partido con autoridad moral y política
■ A evitar el aislamiento, llama Zambrano
■ Plantea Ruiz retornar al origen
■ Guerra: ni pragmatismo ni fundamentalismo
Ampliar la imagen Alejandra Barrales Foto: Cristina Rodríguez
Ampliar la imagen Jesús Zambrano Foto: Francisco Olvera
Ampliar la imagen Patricia Ruiz Foto: Carlos Ramos Mamahua
Ampliar la imagen Juan N. Guerra Foto: Carlos Ramos Mamahua
Alejandra Barrales Magdaleno, candidata de la coalición Izquierda Unida (IU)
En busca de la dirigencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Distrito Federal, la candidata de la coalición Izquierda Unida (IU), Alejandra Barrales, asegura que su objetivo es conformar un instituto político que cierre filas con su gobierno, sea congruente entre lo que dice y lo que hace, y cumpla sus compromisos, con autoridad moral y política.
Apoyada por la mayoría de las corrientes con presencia en la ciudad de México, entre ellas IDN, Unyr, IS y Foro Nuevo Sol, la ex secretaria de Turismo se dice convencida de que dado el papel que juega el Distrito Federal como bastión del perredismo nacional es fundamental que haya identidad con el proyecto que encabeza Andrés Manuel López Obrador, y el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard.
Barrales, cuya candidatura tuvo el aval de ambos personajes, rechaza los señalamientos de sus adversarios en que de llegar a la dirigencia del PRD lo convertirá en una dependencia más de la administración capitalina, tras señalar que su apoyo será como el que brindan los partidos a sus gobiernos, en cualquier parte del mundo, lo que significa tener “congruencia” con el proyecto que se enarbola.
A pesar de las diferencias que han surgido a lo largo de las campañas políticas, sostiene que tiene la capacidad de unificar al partido y superar los conflictos para ir “por todo” en el 2009.
Para ello agrega: “Está muy claro lo que hay que hacer. Necesitamos regresarle fuerza a los órganos institucionales del partido, que el Congreso y el consejo retomen su peso porque es ahí donde realmente las expresiones tienen razón de ser, es ahí donde cada una propone su visión, pero también que haya perfiles que permitan que la impartición de autoridad, que desde ahí se maneja, sea respetada y legítima”.
“Esto significa que vamos a reconocer las reglas del juego, ese es el tema muy concreto, existen lineamientos jurídicos, reglas, que hay que respetar, y eso es lo que vamos hacer valer, por que lo único que nos ayuda a no confundirnos este trayecto político es ser congruente y lo sancionable es separarse de los lineamientos y esto aplica por igual a gobernadores y diputados”, refirió..
Jesús Zambrano Grijalva, candidato de Nueva Izquierda
Bajo la premisa de que todo lo que se haga en la capital del país, para “bien o para mal”, tendrá resonancia a nivel nacional, el candidato de Nueva Izquierda (NI) a la dirigencia estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano, considera que debe plantearse una estrategia “multifacética”, que entienda que la izquierda debe desplegarse en todos los campos de la actividad política, social y cultural, pues de lo contrario se construirá la “ruta del aislamiento” ante el grueso de la ciudadanía.
Zambrano, quien declara que su candidatura se decidió justo cuando el bloque opositor, Izquierda Unida (IU), definió a su abanderada, Alejandra Barrales, al cual, acusa, de pretender que la elección del 16 de marzo, sea de “mero trámite”, para que el PRD sea una suerte de “oficialía de partes” de las oficinas gubernamentales y no un verdadero partido gobernante, que tiene que hacer “un trabajo diverso para seguir construyendo mayoría”.
A unos días de que se lleve a cabo la justa electoral, el perredista ofrece plena autonomía del PRD respecto al gobierno capitalino, para criticar lo que está mal, sin llegar a la confrontación, y acercamiento con todos los sectores sociales, tras rechazar que existan diferencias de fondo con sus adversarios, sino matices de estrategia.
Su propósito, aduce, es que el Partido de la Revolución Democrática se asuma como un partido gobernante del principal bastión de la izquierda, para lo cual se estrategia será la convocar a la “rebelión de la conciencia de la militancia” que no participa como tal en el partido, muchos de ellos dirigentes de organizaciones sociales e intelectuales que se alejaron con los videoescándalos de René Bejarano.
“Muchos de ellos rechazan el discurso de la descalificación como argumento y que cuando nos atacan de traidores, calderonistas, vendepemex, saben que no es cierto. Es un discurso falso que inventan, que pareciera ser elaborado por la derecha para dividirnos, un discurso fundamentalista, que no cabe en una sociedad abierta y mucho menos debiera caber en un partido democrático”.
Patricia Ruiz Anchondo, candidata independiente
Patricia Ruiz Anchondo, candidata independiente a la dirigencia estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), manifiesta que el próximo domingo la militancia tendrá que definir si se retorna al proyecto acorde con los principios que le dieron origen al partido o se convierte en un instrumento funcional para la derecha, con la aspiración de conquistar espacios de poder para administrarlos, sin ir más allá.
Conciente de la desventaja que enfrenta ante sus oponentes, apela a una “rebelión de las bases perredistas”, para que voten por una opción diferente a la que representan las corrientes, que por diferentes razones han dejado de lado los dos grandes principios del partido: la lucha contra el neoliberalismo y la lucha por la democracia.
“Nos hemos divorciado de la sociedad, y al hacerlo se ha dado cabida a prácticas nefastas para el movimiento democrático, como el clientelismo, el arribismo, la corrupción, porque al dejar de lado los temas nacionales, el debate se ha tornado en la defensa de los intereses de los grupos”.
En esa lógica, agrega, se ha desarrollado el proceso interno, en el que el partido ha caído en la “degradación de la política”, con descalificaciones, vacío de contenidos, y eso –advierte- no le conviene a nadie, pero “menos a la izquierda, porque a la derecha no le interesa la política, se impone con fraudes, no le interesa convencer a los mexicanos, pero a nosotros sí”, apunta.
“Con Alejandra Barrales o Jesús Zambrano el partido seguirá siendo el mismo, porque representan a los intereses de sus grupos”, y al final gane quien gane se ponen de acuerdo, advierte, al señalar que si bien está en condiciones de desventaja, porque el aparato está en manos de las corrientes vale la pena “dar la pelea” y “atrevernos a cambiar”.
“Soy una candidata independiente, porque nunca creí en la organización interna a base de grupos o corrientes, porque sabíamos que iba a pasar lo que está ocurriendo ahora, y espero encabezar una rebelión de las bases perredistas”, aquellas que aún afiliadas se abstienen de votar porque no están conformes con la dirección del partido.
Su apuesta, señala, es la de encabezar un PRD que acompañe al Gobierno del Distrito Federal, pero no de manera subordinada, sino crítica.
Juan N. Guerra, candidato de Movimiento por la Democracia
Ni el “pragmatismo” excesivo ni el “fundamentalismo”, deben ser los ejes que guíen al PRD, se debe partir de reconocer que el partido es plural y de las izquierdas y se equilibra sólo. “No aspiremos a reducirlo a un solo pensamiento, porque ese es el acabose de cualquier proyecto”, advierte el diputado federal, Juan N. Guerra, candidato de Movimiento por la Democracia a la dirigencia capitalina del sol azteca.
El gran problema, añade, es que los grupos se han vuelto más importantes que el proyecto del PRD, que se ha convertido en “rémora” del gobierno, cuando el peor error que se puede cometer es que el partido vaya detrás con una “lógica nefasta”: la de las cuotas, la del clientelismo y la del dinero.
“La gente tiene todo el derecho de mandar al PRD a la basura, si no le responde y repite las prácticas priístas. No es que le neguemos a nadie el derecho a hacer corrientes, pero que las corrientes sean ideológicas”, agrega, al señalar que se optó por una elección cerrada, porque se le apuesta a una movilización corporativa.
Los grupos de un lado y de otro, en esencia son lo mismo, “no importa si hoy apoyan a Encinas, Ortega, Barrales o Zambrano, lo que está en juego es la disputa por el poder y no el proyecto. Lo único que hacen es enconar el conflicto, porque así les conviene”, señala.
Aun frente a esta realidad, afirma que lanzó su candidatura porque se niega a pensar que el “pragmatismo absurdo y extremo” o “la incondicionalidad tipo priísta” sea la única opción para el PRD, y aunque reconoce difícil su triunfo, no descarta ganar por default si sus adversarios caen en conductas irregulares, porque está dispuesto hasta llegar a los tribunales.
“Mi apuesta sería ganar por una rebelión, pero esto es como los reyes, no hay militantes, hay súbditos, o te metes a una corriente y eres incondicional o no tienes espacios para participar, pero yo quiero defender un proyecto de cambio, en el que se construya ciudadanía. Si tu me dices que no soy quien tiene más posibilidad eso es real, pero quiero ganar y no me voy a dar por derrotado”, advierte.
Hoy día, sostiene, se requiere un Partido de la Revolución Democrática que no sea ni apéndice ni enemigo del gobierno. “Debe hacer una sana distancia, pero también una comunión de objetivos, apunta.