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POLÍTICAS FORESTALES DEVALUADA EN EL PRESUPUESTO
Octavio Klimek Alcaraz* y Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible
En detrimento de instrumentos orientados a la conservación y manejo campesino e industrialización de bosques nativos, el presupuesto federal de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) de 2008 fortaleció significativamente las asignaciones de los programas para siembra de árboles y para las llamadas plantaciones forestales comerciales (PFC). De esta forma, aunque el presupuesto forestal crece, se soslaya el hecho de que el propio Ejecutivo ha declarado a los bosques y selvas como asunto de seguridad nacional. Los recursos públicos disponibles apenas sirven para apoyar 13 por ciento de los 56 millones de hectáreas de bosques y selvas nativos del país. Los programas de conservación, reforestación y manejo de los ecosistemas forestales deben fortalecerse para generar no sólo beneficios a las poblaciones de estas regiones, sino también para detener los altos índices de deforestación causados por los estímulos que desde el aparato público se dan a la agricultura y la ganadería. Un análisis del PEF forestal. El Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2008 implica para la Conafor un recurso récord de 6 mil 44.7 millones de pesos, 35.3 por ciento más que en 2007 en términos nominales. El principal recurso de la Conafor se aplica al ProÁrbol (Bosques recuperados, protegidos y productivos), con 5 mil 549.2 millones de pesos este año. Allí están los principales programas de la dependencia, y destacan tres, que absorben 61.5 por ciento del recurso, y que son los que la política pública está fortaleciendo: Se trata del Programa de Conservación y Restauración de Ecosistemas Forestales (Procoref), que en 2007 tuvo la encomienda de sembrar 250 millones de árboles con un presupuesto de mil 410 millones de pesos, y que ahora se incrementa en 381.8 millones (27.1 por ciento) a mil 792 millones. Este Procoref, que es seriamente cuestionado pues oficialmente se conoce que la sobrevivencia de los árboles plantados no rebasa 50 por ciento –y versiones de especialistas hablan de sólo 10 por ciento–, se complementa con el Programa de Manejo de Germoplasma y Producción de Planta, que contradictoriamente registra en 2008 una reducción de 3 por ciento en su asignación, de 737.9 millones de pesos. Por último, está el Programa de Plantaciones Forestales Comerciales (Prodeplan), que este año ejercerá 884.5 millones de pesos, 82.7 por ciento más que los 400.4 millones de 2007. Prodefor, en declive. Dentro del ProÁrbol, el instrumento que se debilita, y cuya misión es mejorar las capacidades campesinas de manejo de los ecosistemas y la conservación de éstos, es el Programa de Desarrollo Forestal (Prodefor), el cual se reduce en 5 por ciento para sumar 656.2 millones de pesos este 2008. El Programa de la Producción y Productividad de los Ecosistemas Forestales de Manera Sustentable (Procymaf), que tiene esos mismos propósitos, registra en 2008 un incremento de 26.7 millones de pesos (39.4 por ciento) respecto del año anterior, para sumar un recurso limitado de 94.7 millones de pesos.
El PEF 2008 para la Conafor deja además sin asignación concreta al Programa de Conservación de la Biodiversidad en Comunidades Indígenas (Coinbio), un esquema exitoso financiado hasta 2007 por el Fondo Mundial Ambiental, en el que las comunidades asumen compromisos de conservación en áreas forestales. Se dice que probablemente este programa será integrado al Procymaf, aunque no existe información sobre los montos que ejercerá. Gasto corriente al alza. Al analizar el presupuesto 2008 de la Conafor, destaca que dentro de su total, de 6 mil 44.7 millones de pesos, el mayor aumento ocurrió en el apartado de inversión física (que subió en 42.1 por ciento, a 4 mil 481 millones de pesos), si bien es cierto que el otro rubro, el de gasto corriente, el cual creció en 19.1 por ciento, a mil 563.7 millones de pesos, es tres veces más de lo que en ese renglón ejercerá la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas o dos veces más de lo asignado a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente. Resalta un importante aumento de 132.4 millones de pesos (219 por ciento) en los programas relacionados con la información y educación forestales, que sumarán 192.9 millones. También el Programa de Prevención y Combate de Incendios Forestales aumenta, en 50.1 por ciento, al contar con 535 millones de pesos. Destaca que la Conafor fortalecerá su Programa de Pago por Servicios Ambientales, pues el monto asignado, 483.4 millones de pesos, implica un aumento de 383.4 por ciento respeto de los 100 millones de pesos de 2007. En contraste, el Programa para desarrollar el mercado de servicios ambientales decrecerá en 29.6 por ciento, de 362.7 millones de pesos el año pasado a 255.3 millones. Además, se debe señalar que en el artículo 50 del Decreto del PEF 2008, se orienta el ejercicio de 750 millones de pesos de ProÁrbol para la conservación y desarrollo forestal de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, para “recuperar el macizo boscoso en las zonas de mayor marginación de las entidades federativas del sur del país (...)” Doctor en recursos silvícolas, Universidad Técnica de Dresden, Alemania
CORPORATIVISMO: Apuesta de la Conafor en la Organización Campesina
Gustavo Sánchez Con la creación de más de 250 organizaciones denominadas “asociaciones regionales de silvicultores” –que dependen para su funcionamiento de recursos federales proporcionados por la Comisión Nacional Forestal (Conafor)–, el gobierno federal despliega una estrategia de corporativización en el ámbito forestal; busca generar una base social que sea acrítica a los graves problemas del sector y a los pocos resultados obtenidos; que apoye incondicionalmente las decisiones gubernamentales, y que de paso sirva a fines electorales.
A partir de 2005, la Conafor inició este proceso; por medio de sus gerencias regionales, constituyó las más de 250 organizaciones y creó también la Confederación Nacional de Silvicultores, con las que pretende tener una representación de los productores del sector que le sea cómoda y valide sin protestar una política gubernamental que no logra incidir en los problemas de fondo del manejo de recursos forestales. Chantajes con el presupuesto. La Conafor ha advertido que quienes no se agremien a estas organizaciones (prácticamente paraestatales) no tendrán acceso a los recursos de los programas de apoyo al sector. La dependencia argumenta que la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable la faculta para impulsar la operación silvícola por medio de “unidades de manejo regional”. Sin embargo, los procesos de organización impulsados autoritariamente –sin tomar en cuenta a las agrupaciones ya existentes, ni cuestiones culturales, ni las experiencias locales de asociación–, e imponiendo cacicazgos, ocasionan divisionismo en muchas regiones, confrontan a los productores y boicotean los esfuerzos de las organizaciones que durante muchos años han trabajado en las regiones forestales. Esas asociaciones creadas por mandato gubernamental se mantienen en muchos casos sólo por el subsidio de 500 mil pesos anuales que la Conafor destina a cada una. Es previsible que la mayoría desaparezca en cuanto les falte el apoyo. Al igual que la decisión de convertirnos en el primer país reforestador del mundo (aunque sólo sea en los informes gubernamentales), la política de corporativización, además de onerosa, no incide en atacar los graves problemas del sector: caída de la producción forestal, incremento en el déficit comercial, pérdida acelerada de la cubierta forestal, creciente mercado ilegal de madera, falta de infraestructura de caminos, poca superficie bajo manejo y descapitalización de la industria, entre otros. La apuesta parece ser comprar una representación del sector social que cierre los ojos ante la falta de resultados de una dependencia que paradójicamente maneja los recursos presupuestarios del sector forestal más altos de la historia. Red Mocaf
PRODEPLAN: ¿fábrica de bosque? Lourdes Edith Rudiño
En 2007 México produjo entre 300 mil y 350 mil metros cúbicos de maderas provenientes de plantaciones forestales comerciales (PFP), las llamadas “fábricas de bosque”, que son sistemas establecidos sobre tierras ociosas o de baja productividad agrícola y ganadera y que, según pronósticos oficiales, para 2010 generarán 800 mil metros cúbicos y para 2025 llegarán a 10 millones de metros cúbicos, esto es, aportarán 70 por ciento de la cosecha nacional total de maderas. Así, México se pondrá en línea con la situación de la región, pues en América Latina hoy 75 por ciento de la madera proviene de PFP, y el resto de bosques naturales. Desde 1997 la política pública fomenta las PFP por medio del Prodeplan. Y en esta década, empresarios hoteleros, como el Grupo Qualton; de tiendas comerciales, como Chedraui y Liverpool; entidades educativas, como la Universidad Tecnológica (Unitec), y corporativos industriales como el Grupo KUO (antes Desc) han invertido y recibido subsidios para establecer PFC, y también lo han hecho capitalistas del propio sector, como Agros, Kimberly Klark y Sanfandila. Las especies más comunes en la PFC son melina, eucalipto, teca, cedro rojo, caoba y pino. Hasta ahora las PFC se concentran en Campeche, Veracruz, Tabasco y norte de Chiapas, pero toda la franja del Golfo de México, el norte de Oaxaca y el de Chiapas, las tres huastecas, el norte de Puebla y regiones costeras del Pacífico tienen tierras potencialmente viables para las PFC. Grupo KUO. El principal proyecto del país es el de Forestaciones Operativas de México, con 12 mil hectáreas de eucalipto en Veracruz y Tamaulipas, y planes de llegar a 24 mil. Pertenece a Rexcel, que tiene una fábrica de tableros de madera en Michoacán, y es parte de KUO, grupo que cuenta con negocios en ramos como el automotriz, restaurantero, agrícola y de la industria química. Según fuentes extraoficiales, hay unas 85 mil hectáreas de PFC que reciben subsidios del Prodeplan, más otras 20 mil que no son apoyadas por no haber reunido requisitos de supervivencia y sanitarios, y 20 mil adicionales que fueron plantadas desde antes del Prodeplan. No todas han entrado en producción, pues hay especies que requieren 18 o 20 años para iniciar su cosecha. Un factor que ha generado polémica frente a la PFC es la tenencia de la tierra. Las particularidades de ésta en México, con predominio de ejido y comunidad, dificultan el desarrollo de estas plantaciones a escala industrial. En otros países son muy comunes los proyectos de más de 50 mil hectáreas (en Brasil, Chile y Uruguay los medianos tienen entre 50 mil y 100 mil, y en China, entre 100 mil y 200 mil), y en México, de 3 mil proyectos existentes, 2 mil 800 son menores a 100 hectáreas. Compra y renta de tierra. La integración de la tierra en los proyectos es muy variable: va desde compra de predios hasta renta simple o rentas por turno de corta (siete años en muchos casos); también están las modalidades de renta con participación de cosecha y asociación en participación. En el proyecto de Rexcel, la empresa adquirió 3 mil hectáreas a pequeños propietarios y el resto son terrenos rentados. Los recursos públicos para el Prodeplan han crecido sustancialmente. Durante el zedillismo, el programa aplicó 304 millones de pesos en subsidios, y el acumulado 2001-04 fue de mil 797 millones. En 2008 el presupuesto rebasa los 884 millones de pesos, 83 por ciento más que en 2007. |