“El cliente número nueve”
Se tambalea el gobernador de NY por escándalo sexual; neoconservadores celebran
Nueva York, 10 de marzo. Al principio nadie lo podía creer y algunos suponían que era una broma: el luchador contra las violaciones éticas del mundo empresarial y político que se ganó el apodo de Mr. Clean, el superfiscal contra el crimen organizado y los abusos de Wall Street, cuya carrera política se construyó sobre su “integridad”, primero como procurador general del estado de Nueva York y ahora como gobernador, está inmerso en un escándalo que amenaza con hacerlo caer desde lo alto, y todo por ser el “cliente número nueve”.
El gobernador Eliot Spitzer, quien ganó fama nacional por perseguir a quienes cometen violaciones éticas, sobre todo en el mundo empresarial, cuando era procurador general del estado de Nueva York, está enredado en una investigación federal contra un servicio de prostitución.
Según fuentes con conocimiento de la investigación federal citadas por el New York Times, Spitzer es el “cliente 9” que estuvo con una prostituta en un hotel en Washington el mes pasado, lo cual fue detectado por una intervención telefónica que realizaban los investigadores de la Oficina Federal de Investigación (FBI) para proceder contra ese servicio ilícito.
Aunque por ahora el gobernador Spitzer no ha sido acusado de ningún delito y no forma parte de la investigación federal –ya que el objetivo eran cuatro jefes del servicio de prostitución– muchos consideraron este asunto un “sismo político” que podría obligar al político de perfil nacional a renunciar. Hoy Spitzer apareció brevemente ante los medios acompañado de su esposa para ofrecer una disculpa a su familia y al público, pero no comentó sobre el caso ni indicó qué haría, aunque intentó separar la conducta individual de la política e insistió en que éste era un asunto “personal”.
“He actuado de una manera que viola mi obligación con mi familia y mi sentido del bien y el mal. Pido disculpas, primero y sobre todo, a mi familia, y me disculpo ante el público al cual le prometí algo mejor”, declaró hoy. No respondió a preguntas sobre si pensaba renunciar.
Sptizer se enteró de que estaba en medio de un escándalo el viernes, al ser contactado por un oficial federal. Informó a su equipo del asunto entre el domingo y esta mañana, y canceló todas sus actividades públicas.
Según el documento que detalla las pruebas y los resultados de la investigación federal contra este negocio de prostitución, presentado ante un tribunal federal por la FBI y divulgado públicamente este lunes, Spitzer fue identificado por esa empresa como “cliente número 9” y grabado cuando negociaba una cita con la prostituta identificada como Kristen. El documento registra las conversaciones con el “cliente 9” al hacer los arreglos para que ella viajara de Nueva York a Washington por tren para llegar al cuarto 871 de lo que se ha identificado como el hotel Mayflower, el 13 de febrero a las 10 de la noche.
Spitzer, según el Times, pernoctó en el Mayflower esa noche, pero la habitación estaba registrada a nombre de un amigo y contribuyente político del gobernador, George Fox.
Kristen, en conversaciones telefónicas con una de las administradoras del servicio en Nueva York, dijo haber recibido 4 mil 300 dólares del cliente (al parecer, parte pago y parte depósito para servicios a futuro), y que la “cita” resultó muy bien. Añadió: “no creo que él sea tan difícil”, al parecer en referencia a quejas de algunas colegas sobre este cliente.
La administradora le indicó que otras habían dicho que “él pedía que hicieran cosas que, ya sabes, uno pensaría que no eran seguras, o sea… cosas muy básicas”, y Kristen respondió: “yo tengo mi manera de manejar eso”. Todo fue grabado en intervenciones telefónicas del servicio y ahora forman parte de la documentación federal en el caso contra esta organización ilícita.
El servicio de prostitución Emperor’s Club VI ofrecía unas 50 prostitutas en Nueva York, Washington, Los Ángeles, Miami, Londres y París por tarifas que van entre mil y hasta 5 mil 500 dólares la hora, de acuerdo con los fiscales. Las trabajadoras sexuales estaban calificadas de uno a siete “diamantes”, con lo cual se establecía parte del precio para una cita, además de costos de transporte a varios puntos del país, entre otros gastos.
Irónicamente, Sptizer, cuando fue procurador, fiscalizó al menos dos casos contra organizaciones de prostitución de lujo.
Este escándalo no es sólo un golpe a nivel personal, también afecta al Partido Demócrata que con Spitzer arrebató la gubernatura a los republicanos. También opaca la trayectoria de una figura que para muchos fue casi heroica, ya que se enfrentó contra algunas de las firmas más poderosas de Wall Street, empresarios y políticos de gran influencia, y también defendió los derechos laborales de los más desprotegidos. Fue Sptizer quien encabezó la lucha contra patrones que habían explotado y defraudado a miles de trabajadores inmigrantes mexicanos, centroamericanos y chinos logrando el pago de salarios caídos y multas por abusos.
Sus enemigos apenas lograban ocultar el regocijo de que Mr. Clean, quien se presentaba con un aire superior –y que los había derrotado en muchas batallas– ahora había manchado, tal vez mortalmente, su carrera política.