■ Tuzos actuó como local en el estadio Azul
Piojo, contra el arbitraje
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César Sánchez, portero del Zaragoza, desarma a Maxi Rodríguez, en el partido en que su equipo doblegó 2-1 al Atlético de Madrid –dirigido por Javier Aguirre–, que volvió a la inconsistencia
Foto: Reuters
En inusual partido disputado en el estadio Azul por veto al Hidalgo, el Veracruz consiguió sumar un punto de visitante en su carrera por evitar el descenso, al empatar 1-1 con el Pachuca, que despertó en el segundo tiempo y dejó ir su posibilidad de agregarse tres unidades.
En las bancas, Miguel Piojo Herrera quedó tablas con Enrique Meza, quien fue su director técnico en Toros Neza.
Tiburones derrochó energía y concentración, mientras Tuzos se mostró impreciso y sin garra en la primera parte, pero despertó y fue peligroso para el complemento.
Contrario a lo que se esperaba, el espectáculo fue perdiendo intensidad y se tornó aburrido.
El cuadro del puerto tuvo varias fallas defensivas, pero el Pachuca no las aprovechó, como ocurrió al minuto 28, cuando Andrés Chitiva y Gabriel Caballero no capitalizaron una avanzada que tomó mal parada a la zaga.
El primer tiempo terminó entre abucheos de la afición, que con boletos gratuitos ocupó poco menos de la mitad del estadio Azul, incluidos unos 2 mil seguidores jarochos.
Al 47, Miguel Layún sorprendió en un tiro por derecha y el portero colombiano Miguel Calero reaccionó, pero rebotó el balón. El argentino Claudio Graf, quien se encontraba casi bajo el arco, aprovechó para abrir el marcador.
El apremiado Veracruz pasó así al frente, comenzó a marcar el ritmo y el juego ganó en emoción.
Sin embargo, los cambios de Meza dieron resultado, y al 77, en un servicio de esquina y aprovechando un instante de confusión, el tuzo Fernando Salazar consiguió el gol del empate.
El Ojitos Meza se dijo conforme con el resultado, aunque admitió que su equipo tuvo una mala actuación, “porque todo el primer tiempo lo desaprovechamos y fuimos pasivos”.
Herrera evaluó el empate como “bueno a secas”, pero cuestionó el arbitraje por su expulsión, el tiro de esquina que terminó en gol y penales no marcados.
“Hugo León, el cuarto árbitro, es mala leche hacia mi persona. En ningún momento le grité, ni le reclamé”, sostuvo, y ofreció poner un micrófono para comprobar que no insulta y sólo gesticula para dirigir. “Ya nos agarraron de puerquitos. En la máquina esa de sorteos, sólo hay dos árbitros para Veracruz”, dijo al cuestionar las constantes designaciones de Francisco Chacón.