■ Todos los partidos con excepción de una organización abertzale condenan el atentado
Matan dos supuestos etarras a ex edil del PSOE
■ Suspenden las formaciones políticas sus campañas para las elecciones del próximo domingo
Ampliar la imagen Protesta silenciosa en la ciudad de Burgos, norte de España, en repudio al asesinato del ex concejal socialista Isaías Carrasco Miguel Foto: Reuters
Madrid, 7 de marzo. Isaías Carrasco Miguel, ex concejal del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) afiliado al sindicato Unión General de Trabajadores (UGT), fue asesinado hoy frente a su domicilio, en la localidad vasca de Mondragón, por dos supuestos miembros de ETA, atentado que provocó la suspensión de los actos de campaña de todos los partidos políticos, que condenaron el quinto asesinato de ETA en los últimos cuatro años e hicieron un llamado a la ciudadanía a acudir de forma masiva a las urnas el próximo domingo.
La muerte del ex edil socialista y trabajador humilde sacudió a la sociedad española y vasca, máxime cuando sucede en la víspera de las elecciones generales del próximo domingo, lo que recuerda los trágicos días de luto y desazón de marzo de 2004.
Si en 2004 un comando islámico perpetró una masacre que provocó 191 muertos y más de mil 800 heridos, hoy, en 2008, ETA ha cumplido la amenaza que lanzó cuando rompió la tregua unilateral, en marzo pasado, de que había ordenado a “todos los comandos” actuar “en todos los frentes”.
Isaías Carrasco, de 42 años, estaba casado y tenía tres hijos, un niño de cinco años y dos chicas adolescentes. Según el Ministerio del Interior, el ex concejal socialista fue acribillado por dos miembros de ETA cuando se encontraba dentro de su vehículo.
Recibió cinco impactos de bala, uno en la cabeza, otro en el cuello, dos más en el abdomen y el último en el brazo. Su esposa e hija mayor, que estaban en su casa cuando escucharon el estruendo del arma de fuego, fueron las primeras en acudir en su auxilio.
Fue trasladado al hospital con vida, pero después de varias paros cardiorrespiratorias y de idénticos intentos de reanimación infructuosos, murió alrededor de las dos y media de la tarde.
Carrasco renunció por voluntad propia a llevar escolta, luego que tras la ruptura de la tregua de ETA su partido le ofreció tener al menos un guardaespaldas.
Después de asesinar al ex edil, los supuestos etarras, que actuaron a cara descubierta pero disfrazados, huyeron en un vehículo Seat color gris, por lo que se sospecha que al menos una persona más colaboró en el atentado.
Las policías española y vasca activaron de inmediato un férreo dispositivo de vigilancia, sobre todo en las carreteras comarcales y autopistas que comunican la localidad vizcaína de Mondragón con el sur de Francia.
Isaías Carrasco era natural de Zamora, pero vivía en Mondragón desde hace 20 años. En su juventud, cuando trabajaba como obrero de la construcción, se vinculó con el Partido Socialista de Euskadi (PSE) y la UGT.
Su militancia lo llevó a presentarse como candidato a concejal en los comicios de 2003, en los que resultó elegido y fungió como representante de su partido en la Comisión de Medio Ambiente.
En los comicios de mayo del año pasado no resultó electo –partía como número seis de la lista electoral–, por lo que se incorporó a trabajar en la empresa que tiene la concesión de la autopista A8 del País Vasco. Su función era cobrar la cuota a los conductores de vehículos que circulan por la carretera. Su mujer, de 40 años, se encuentra actualmente sin trabajo.
Carrasco es la quinta víctima mortal de ETA durante los cuatro años de gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, al sumarse a los dos migrantes ecuatorianos muertos en el atentado en el aeropuerto de Madrid-Barajas, Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, y a los dos guardias civiles asesinados en diciembre pasado en el sur de Francia, Raúl Centeno y Fernando Trapero.
Llamado a la unidad
A la espera de saber la incidencia del atentado en el resultado electoral del próximo domingo, todos los partidos políticos y candidatos hicieron un llamado a la unidad y condenaron el asesinato.
El mandatario español y candidato del PSOE a la relección, Rodríguez Zapatero, dio un mensaje a la nación y viajó a Mondragón, para estar con la familia Carrasco.
“Este criminal atentado muestra –dijo– una vez más la extrema crueldad de quienes han apostado por continuar con su execrable actividad contra el más elemental de los derechos: el derecho a la vida. Junto a la más firme condena, que compartimos todos los demócratas, el gobierno manifiesta con toda rotundidad que quienes han participado en este asesinato pronto acabarán siendo detenidos y puestos a disposición de la justicia para que cumplan rigurosamente la condena que merecen por la atrocidad que han cometido; exactamente igual que han sido detenidos, juzgados y condenados los autores de anteriores atentados”.
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, confirmó la autoría de ETA en el atentado, que calificó de “vil y cobarde”, y advirtió que “quienes lo han hecho, sólo deben tener una certeza, una sola, y es que acabarán frente a los tribunales y en la cárcel”.
El presidente del gobierno vasco, el moderado Juan José Ibarretxe, señaló por su parte que “ETA ha perdido el norte definitivamente”, y le exigió que “no utilicéis más el nombre del pueblo vasco para justificar vuestros crímenes”. Afirmó rotundo que “ETA sobra, estorba y además mata”.
El candidato del derechista Partido Popular, Mariano Rajoy, dijo que “la única opción es la derrota de ETA con la ley, con los instrumentos del estado de derecho, pues debe perder toda esperanza de conseguir sus objetivos. Vamos a ganar esta batalla, a derrotar a ETA. No hay otra posibilidad”.
Además, en el Parlamento español todos los partidos políticos representados se reunieron con carácter de urgencia para una condena conjunta al atentado, para apelar a la unidad de “los demócratas” y pedir a la ciudadanía que responda a “la sinrazón” acudiendo a votar el próximo domingo.
En el municipio de Mondragón, gobernado por Acción Nacionalista Vasca (sucesora de la ilegalizada Batasuna), se votó una moción de condena que fue respaldada por todas las organizaciones políticas, con excepción de la formación abertzale.