■ Daniel Feierstein analiza en un libro esos procesos, desde el nazismo a la experiencia argentina
Alerta investigador sobre el riesgo de genocidios en Colombia, Bolivia y México
■ Los hechos recientes muestran al primer país como “punta de lanza” para desestabilizar, dice
Para evitar posibles procesos de genocidio, en tres países de América Latina deben encenderse las alertas: Colombia, Bolivia y México, advierte el investigador argentino Daniel Feierstein, autor del ensayo El genocidio como práctica social: entre el nazismo y la experiencia argentina, en el que analiza cómo el aniquilamiento de un grupo humano ha sido utilizado para destruir y reorganizar las relaciones sociales.
Es más fácil hablar del pasado que del presente, dice en entrevista el profesor de la Universidad de Buenos Aires, donde imparte la materia de Análisis de las prácticas sociales genocidas.
“En general –explica Feierstein– uno ve un desplazamiento bastante importante de las tendencias, desde lo que ha sido América Latina en los años 60, 70 e inclusive 80, se ha comenzado a transformar en algunos países; sin embargo, diría que hay dos o tres lugares que aparecen como preocupantes, aun cuando es difícil pensar en tiempo presente.
“Una tendencia que se veía venir, pero que comienza a ser muy grave con los hechos recientes, son las políticas desarrolladas en Colombia, y que este país se transforme en una especie de punta de lanza de nuevos intentos de desestabilización en la región y de transformación de lo que ha comenzado a ser cierto cambio social en varios estados americanos.”
Primero la responsabilidad penal
Otra situación que Feierstein califica como preocupante es la que se podría dar en Bolivia, “con la capacidad de tolerancia o de aceptación de las transformaciones que pretende encarar el gobierno de Evo Morales; la posibilidad de que haya fracciones dispuestas a abortar ese proceso mediante políticas que se vincularían al hostigamiento y al ataque a lo que implica la posibilidad de que por primera vez sectores indígenas en América Latina comiencen a tener participación en el ámbito del gobierno”.
En el caso de México, “es cómo va a seguir desarrollándose la situación en el sur del país, donde no se entiende si se ha logrado una estabilidad en el conflicto, y ahí está siempre la amenaza latente de que pueda haber alguna acción más vinculada a una posibilidad de ataque a las fracciones básicamente indígenas del sur de México, del Ejército Zapatista”.
En El genocidio como práctica social..., producto de 15 años de investigación, Daniel Feierstein establece una relación entre dos procesos de aniquilación, proponiendo que el concepto de genocidio no sea definido sólo por la matanza de una etnia, como se plantea en la resolución de la Organización de las Naciones Unidas, sino también es parte de un proceso de aniquilación de grupos políticos.
Genocidio es una palabra muy fuerte, señala el investigador, que conlleva algunos riesgos: “que se transforme en tan poderosa que lleve a ser planteado desde una mirada extremadamente restrictiva del concepto y que sólo dé cuenta de una experiencia histórica, con lo cual todo concepto que se aplica una sola vez pierde su sentido. Otro riesgo sería lo contrario: que al ser un concepto tan poderoso sirva para llamar a toda injusticia bajo ese nombre y pierda su sentido en la dirección de que un concepto debe tener especificidad y dar cuenta de determinadas prácticas que tienen elementos en común”.
En materia de estudios y de discusión sobre genocidio en Argentina, subraya que es algo que se realiza abiertamente desde hace 10 años: la posibilidad de condenar a los responsables de matanzas es el resultado de esas discusiones.
Se trata de “un paso central inaugural de un nuevo momento de discusión, sólo cuando las responsabilidades criminales son castigadas puede aparecer la discusión sobre las otras responsabilidades: políticas y morales”.
Uno de los propósitos del volumen publicado por el Fondo de Cultura Económica, es “dar una voz más visible a los sobrevivientes de experiencias genocidas, porque históricamente son silenciados”.