Número 140 | Jueves 6 de marzo de 2008 Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER Directora general: CARMEN LIRA SAADE Director: Alejandro Brito Lemus |
Rumbo a la XVII Conferencia Internacional de Sida |
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“La herramienta de prevención más prometedora es un microbicida que las mujeres puedan emplear independientemente de sus maridos… Podríamos contar con un microbicida en cinco años”. El optimismo de William Clinton, el ex presidente estadunidense hoy dedicado a su propia fundación de apoyo humanitario, fue respaldado por los anuncios de importantes inversiones en la materia, durante la XVI Conferencia Internacional de Sida, realizada en Toronto, Canadá. Tanto la Fundación Clinton como la de Bill Gates, dueño de Microsoft, han invertido cientos de millones de dólares en nuevas tecnologías para prevenir el sida. Los resultados aún no son del todo visibles, pero siguen su curso. Los microbicidas son sustancias tópicas que podrían fabricarse en varias presentaciones —geles, cremas, lubricantes, esponjas, anillos vaginales. Su acción permitirá, en teoría, evitar la infección por VIH, a través de tres acciones: destruir o inmovilizar a los agentes patógenos; bloquear la infección mediante la creación de una barrera física entre el virus y las células de la vagina o el recto; o bloquear a la infección, evitando que se multiplique una vez que ha entrado al organismo. Se trata, pues, de un método que no sólo sería eficaz para mujeres, sino también para varones que tienen sexo anal con otros varones. De conseguirse resultados positivos —y varias investigaciones clínicas fase III hacen pensar que así será—, el aporte para la prevención será inconmensurable. Una investigación realizada con base en proyecciones matemáticas mostró que si tan sólo una pequeña proporción de mujeres en países pobres empleara un microbicida en la mitad de sus encuentros sexuales sin condón, podrían prevenir dos millones y medio de infecciones en tres años. Son varias las sustancias que podrían ser eficaces para detener el virus del sida. El lauril sulfato de sodio, detergente de uso extendido en la industria de la limpieza personal —jabones, champú, pasta de dientes— consigue, de acuerdo con las investigaciones, romper la capa superficial de las partículas de virus, con lo que las desactiva. También los polímeros aniónicos, macromoléculas sintéticas también utilizadas por la industria, han mostrado capacidad para bloquear la unión del virus a las células vaginales a través de una pared electroestática. Asimismo, tomando como base la experiencia de la profilaxis post exposición, la investigación de microbicidas de segunda generación se centra en versiones tópicas de antirretrovirales. Hace apenas unos días se anunció el resultado exitoso de una prueba de seguridad para un gel que contiene tenofovir. El producto, en fase II de investigación, no provoca efectos secundarios adversos en el entorno vaginal y conseguiría evitar la replicación de las partículas de virus que lograran enquistarse en células sanas. También hay varias investigaciones en curso con el antirretroviral dapivirine. Un problema adicional es la invisibilidad del sexo anal. La gran mayoría de los estudios sobre microbicidas se centran en el entorno vaginal, lo que soslaya el riesgo que corren varones gays y bisexuales, pero también muchas mujeres heterosexuales. Para mayor información sobre las investigaciones en curso puede consultarse http://www.global-campaign.org/sp.htm y www.microbicide.org. Sobre la necesidad de un microbicida rectal: <http://www.aidschicago.org/rectalmicrobicides/index.php>. |