■ Inauguran exposición del artista en el contexto de su segundo aniversario luctuoso

Juan Soriano cultivaba el retrato para huir del olvido y decir “éstos fuimos”

■ Hueso y esencia propone que pinturas y dibujos “dialoguen” con el espacio museográfico

Fernando Camacho Servín

Pocos días antes de morir, el artista Juan Soriano (1920-2006) se levantaba de la cama con dificultad y hacía lo que siempre le dio sentido a su vida: pintar.

Se dibujaba a sí mismo, los detalles de su cuarto y los pliegues de las sábanas, para dejar constancia de sus últimos momentos y luchar contra el tiempo en una batalla imposible de ganar.

Así de importante era para Soriano plasmar su rostro y el de las personas que lo amaban, como forma de huir del olvido y decir “éstos fuimos”.

Esa faceta de quehacer creativo del jalisciense será destacada mediante la exposición Hueso y esencia: retratos de Juan Soriano, que se inaugura hoy en la Universidad del Claustro de Sor Juana.

En el contexto del segundo aniversario luctuoso del notable creador, la muestra reúne 33 pinturas y bocetos realizados por Soriano, quien tomó de modelos tanto a los personajes más entrañables de su entorno familiar, como a amigos célebres, entre ellos el poeta y premio Nobel de Literatura Octavio Paz; los pintores Rufino Tamayo y Alberto Gironella, así como los escritores Elena Garro y Luis G. Basurto.

Arte sin complacencias

Detrás de cada lienzo hay toda una historia que refleja con humor o dramatismo el carácter libre de Soriano, contó en charla con los medios de comunicación su compañero y representante, Marek Keller.

Sin ser complaciente en lo absoluto, el pintor retrataba a las personas tal como él las veía, y los modelos “no siempre quedaban felices con el resultado”, lo cual alejó al artista de ese género por un tiempo.

Por ejemplo, recordó Keller, Juan Soriano hizo alguna vez el retrato del hijo de unos amigos íntimos, pero el cuadro no fue del agrado de éstos.

El chico parecía “recién salido de un campo de concentración”, se quejaron, y el creador regresó el dinero que le habían pagado.

Un año después, la abuela del niño compró la obra en secreto, se la regaló a los padres, y el cuadro fue pasando del rincón más oscuro al pasillo, y de ahí a ser un tesoro de la sala, que los dueños no prestan ni para exposiciones importantes.

También Guadalupe Marín, ex esposa de Diego Rivera, transitó del odio al amor con los cuadros de Soriano.

Cuando vio esa figura abstracta en tonos verdes y azules, con manos enormes y trenzadas, hizo una mueca de disgusto y dijo: “parezco un maricón”, pero terminó aceptándola, porque Soriano había trabajado mucho en ella.

La técnica de la cebolla

Alfonso Miranda, director del Museo Soumaya y curador de esta exposición, comentó por su parte que el título de la muestra se refiere a una entrevista que le hizo la escritora y periodista Elena Poniatowska a Juan Soriano, en la cual éste explica que al retratar pinta a las personas “de adentro hacia fuera”, partiendo del hueso y agregando una capa tras otra, como si se tratara de una cebolla.

El planteamiento museístico buscará que las pinturas y dibujos “dialoguen” con el espacio en el cual serán colocadas, donde también habrá un espejo y un muro transparente para que los asistentes hagan su autorretrato.

La muestra Hueso y esencia: retratos de Juan Soriano, se inaugura hoy a las 19:30 horas en la Celda Contemporánea de la Universidad del Claustro de Sor Juana (avenida José María Izazaga número 92, Centro Histórico), donde permanecerá hasta el 10 de mayo.