■ Los pacientes buscan también afecto, señala especialista del IPN
El auge de terapias alternativas, por deshumanización de la alopatía
■ La vida moderna genera un sentimiento de vacío que esas técnicas llenan
Los practicantes de las terapias “alternativas” prestan atención a sus pacientes por el tiempo que sea necesario. El interés y apego que muestran por la salud de los enfermos ha incidido en el auge de técnicas que, aunque carecen de evidencia científica sobre su efectividad, cada día tienen más seguidores.
Cierto grado extendido de deshumanización de la medicina alópata ha contribuido a este fenómeno, pues en las instituciones públicas de salud, los enfermos llegan a hacer largas filas y esperan varias horas; finalmente, cuando están frente al médico, éste apenas los mira y en menos de 10 minutos los ponen fuera del consultorio con una o varias recetas en la mano.
Así interpreta y expone María de Lourdes Cruz Juárez, jefa de la especialidad de Homeopatía de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía (ENMH) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el auge de las “clínicas” de terapias alternativas. Antes, explicó, las personas tenían otras necesidades, ahora requieren afecto y hallar algo que les ayude, incluso a encontrarse a sí mismos.
El vacío que llegan a sentir los individuos también abona al incremento en el número de suicidios que se registra en el país, indicó. Las terapias llenan ese hueco abierto por la vida moderna y la globalización, aunque siempre deben reconocerse los límites de esos métodos.
Para Cuauhtémoc Ramírez, director del Instituto Biocyber, las técnicas con las Flores de Bach o los magnetos es “un poco de creencias, pero cuando lo pruebas, no puedes negar que ahí hay algo que funciona”.
Él mismo reconoce que estas terapias alivian padecimientos mentales, como la depresión, ayudan a las personas a enfrentar situaciones de abandono o divorcio. También funcionan en personas tímidas, con miedos, pesadillas o estrés, e incluso, dijo, para aliviar males físicos.
Aunque los diferentes métodos tienen su fundamento en productos de origen natural, lo que significa que su uso no causa ningún daño al organismo, también es cierto que pueden confundir y hacer creer a los pacientes que pueden prescindir de la medicina alópata para sentirse bien.
Sin embargo, advierten los especialistas, todas las terapias alternativas tienen limitaciones y, con frecuencia, quien la ejerce debe reconocer que cuando su paciente no mejora debe remitirlo al hospital, a fin de que reciba otra atención médica.
Así, dicen, personas que llegan con enfermedades de varios años de evolución como la diabetes o la hipertensión arterial, y tumores avanzados, sólo pueden encontrar en las técnicas alternativas apoyo para una mejor calidad de vida.
Les ayudan a reducir el estrés, la preocupación, atenuar los efectos secundarios de los medicamentos alopáticos como los que generalmente resiente el aparato digestivo, entre otros, pero nada más.
Sin duda, admitieron los entrevistados, para estos pacientes lo mejor es que estén bajo la supervisión y vigilancia de un médico alópata y utilicen otras terapias como complemento.
Entre las técnicas más conocidas, después de la homeopatía y la acupuntura, que en México son ejercidas de manera profesional y con reconocimiento de la Secretaría de Educación Pública, están las Flores de Bach, descubiertas por el médico homeópata Edward Bach en 1930. Encontró en 38 esencias florales un sistema de curación dirigido al aspecto emocional del individuo, señala información de Biocyber.
Los remedios energéticos están destinados a aliviar el dolor, a ampliar el registro consciente y a ayudar a evolucionar a la persona, con base en la teoría de que al transformar en positivas las actitudes negativas asociadas a la enfermedad, el cuerpo puede combatir el mal y el estrés asociado.
Opciones y limitaciones
El reiki es definida como una técnica de sanación energética, cuyo objetivo principal es integrar y lograr una interacción armoniosa entre la energía del universo y la energía vital de las personas para la curación de la mente, el cuerpo y las emociones.
La homeopatía, por su parte, tiene su fundamento en la teoría heredada por Hipócrates, padre de la medicina moderna, que plantea la ley de semejantes, de tal forma que a un paciente con diarrea, por ejemplo, se le da un producto que en un ser humano sano ocasione esta misma enfermedad, explicó Cruz Juárez.
Se utilizan sustancias provenientes de los reinos vegetal, animal y mineral, a diferencia de la alopatía, donde la mayoría de sus medicamentos son resultado de procesos químicos y sintéticos.
Los homeópatas utilizan, entre otros, la planta de árnica, la calcárea carbónica (concha de la ostra) o la lachesis, que es el veneno de una serpiente. Todo lo que hay en la naturaleza sirve para curar, aseguró Crisóforo Ordóñez, jefe del posgrado de la ENMH del IPN.
Sobre acupuntura, el especialista en ambas terapias comentó que se basa en la existencia de 361 puntos que se encuentran en 12 canales que están distribuidos en todo el cuerpo. Con la ayuda de agujas metálicas, el especialista establece interacciones con cada una de las partes del organismo.
Ordóñez aseguró que diversos estudios científicos han comprobado la efectividad de esta técnica tradicional de la cultura china, pudiéndose demostrar, por ejemplo, en el potencial que tiene para estimular la producción de opiáceos endógenos, como las endorfinas.
Estas sustancias que el organismo produce de forma natural, tienen una acción semejante al de la morfina. Cuando se estimula su producción, con el apoyo de la acupuntura, se logra en el paciente un efecto analgésico (de alivio de dolor), estimulante y relajante, que lleva a la persona, incluso, a dormir en ese momento, señaló.
Nuevamente, los expertos insistieron en que todas estas técnicas tienen sus limitaciones y funcionan mientras se trata de una enfermedad leve, preferentemente de reciente aparición, frente a las cuales el organismo aún está en condiciones de revertirlas por sí mismo.