■ Los alumnos de hogares en circunstancias poco favorables van a las escuelas con más carencias
Reproduce la desigualdad el modelo educativo nacional, advierte el INEE
■ A las políticas sobre equidad “no se les da la prioridad que se les atribuye en el discurso”
Ampliar la imagen Niños de una escuela pública de Azcapotzalco Foto: Cristina Rodríguez
El modelo educativo reproduce los patrones de desigualdad, al destinar menores recursos económicos a los sectores sociales con mayores carencias, señala el informe anual 2007 del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).
Al presentar el documento Educación para las poblaciones en contextos vulnerables, el director general del INEE, Felipe Martínez Rizo, subrayó que la problemática sigue siendo uno de los retos fundamentales que debe enfrentar la política del país en materia de enseñanza.
Indica que, de acuerdo con investigaciones y evaluaciones sobre el sistema educativo mexicano, realizadas por diversas instancias, la nota distintiva es la desigualdad, la cual se presenta en oportunidades de acceso, trayectorias escolares y resultados del aprendizaje, así como en las condiciones en que se ofrece el servicio a diferentes sectores de la sociedad.
Dividido en cinco apartados, el informe analiza las desigualdades de la escuela y su entorno, mostrando que los alumnos que viven en circunstancias más desfavorables en el hogar son atendidos en planteles con mayores carencias, lo que explica la gran diferencia de los resultados escolares. “En vez de que la escuela compense las desventajas de los alumnos de medios desfavorables, más bien contribuye a agudizarlas.”
Durante la presentación del informe, que fue comentado por las especialistas Sylvia Schmelkes y Margarita Zorrilla, el director del INEE dijo que la recurrencia del tema es indicio inequívoco de la continuada presencia de la desigualdad en el panorama social mexicano.
“Esto quiere decir que, aunque parece haber una creciente conciencia de la gravedad de sus implicaciones para un mejor futuro del país, a las políticas de equidad no se les ha dado la prioridad que se les suele atribuir en el discurso”, advirtió Martínez Rizo.
Así, en el estudio se cruzan datos sobre los niveles socioeconómicos de los estudiantes y sus familias, con las condiciones que prevalecen en las aulas por estrato social, en los que se observa con números la realidad de los cursos comunitarios y de los sectores indígena, rural y urbano, público y privado, y a escala nacional. La desigualdad es la característica principal.
En sus comentarios, Sylvia Schmelkes advirtió que aunque parece trillado insistir en la desigualdad, “no lo es, pues se sabe que el país no ha avanzado ni en equidad ni en calidad educativa”. De forma “perversa” –dijo–, desde la misma enseñanza se reproduce dicho fenómeno. Destacó la elaboración del informe y señaló que, aunque ya se sabía del problema, el documento dimensiona y demuestra con claridad el grado que ha alcanzado.
Entre los índices más evidentes que presenta el documento está el relacionado con el uso de materiales y equipo para la enseñanza –como computadoras, acceso a Internet, televisión, audiovisuales, mapas y láminas–, donde la escuela privada presenta porcentajes “altísimos” comparados con los de planteles indígenas y rural, pero mucho más cuando se compara con los llamados cursos comunitarios.