■ Basura acumulada en el Gran Canal impidió el lunes operación total de planta de bombeo
Comienzan hoy trabajos de inspección y reparación del drenaje profundo del DF
■ Ocho semanas de obras serán suficientes para enfrentar con éxito la época de estiaje: Arganis
Ampliar la imagen Trabajadores del Sistema de Aguas de la Ciudad de Mexico miden el grado de toxicidad de gases durante una revisión en la lumbrera 19 del emisor central de Tepeji del Río, Hidalgo Foto: José Carlo González/ archivo
La gran cantidad de basura acumulada en el sistema de drenaje superficial del Gran Canal impidió la puesta en operación, al ciento por ciento, de la planta de bombeo 11+600 para iniciar el lunes, como se tenía programado, los trabajos de inspección y reparación del emisor central, que costarán 200 millones de pesos, informó el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard.
En breve entrevista durante una gira de trabajo por la delegación Gustavo A. Madero, dijo que todo está listo para arrancar la obra este miércoles, una vez que se asignaron a las empresas contratadas las lumbreras y los tramos que les corresponderán a lo largo de los 50 kilómetros del túnel, lo cual representa una de las principales acciones de su administración para este año.
“Bajamos a 45 y hasta 215 metros de profundidad para arreglar el drenaje profundo de la ciudad de México, lo tenemos que reparar porque si falla ¿a quién afecta? A todos los de aquí; por eso tenemos que trabajar. Eso va a costar 200 millones de pesos”, comentó.
El secretario de Obras y Servicios, Jorge Arganis Díaz Leal, señaló, por su parte, que se extremaron las medidas de seguridad, para evitar intoxicaciones o decesos; y “acabar con posiciones alarmistas de que la ciudad corre el riesgo de una gran inundación”, al incrementarse en más de una tercera parte su nivel de desalojo de aguas negras.
Las ocho semanas de trabajos serán suficientes para la inspección, la reparación urgente de agrietamientos y fisuras, y colocar las instalaciones fijas para descender a las 21 lumbreras y estar en condiciones de entrar en la próxima época de estiaje, de noviembre de 2008 a abril de 2009.
El personal de las seis constructoras y dos supervisoras participantes, junto con el de Obras, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México y del Instituto de Ingeniería de la UNAM, trabajará en seis frentes, por lo cual se extremaron las medidas de seguridad, dada la emisión de gases tóxicos, cuya inhalación se controlará con polvos químicos, equipos especiales y revisión médica continua.
En la zona de trabajo se tendrán instalaciones médicas fijas, doctores, ambulancias y hasta helicópteros para atender cualquier situación y evitar la muerte de trabajadores, como sucedió hace un año; además se contará con tres sistemas de comunicación, uno de iluminación y otro de ventilación, y apoyo de especialistas de la Universidad.
Se plantearon jornadas de trabajo de ocho horas y, en caso de requerirse, reparaciones por la noche, pero “todo dependerá de las condiciones de seguridad con que cuente la gente porque la instrucción del jefe de Gobierno es que nadie corra riesgos. Toda la gente será revisada al entrar y salir de las lumbreras, para conocer su estado de salud, aún cuando portarán trajes especiales para evitar su que se intoxiquen”, puntualizó.