Infertilidad masculina y población
Las tasas de fecundidad humana se han reducido en la mayoría de los países. En algunas naciones industrializadas se encuentran muy por debajo del nivel de remplazo demográfico, estimado en 2.1 hijos por mujer. Gran parte de las razones de esta reducción se asocia con factores socioeconómicos y con el incremento en el empleo de métodos anticonceptivos. No obstante, han aparecido recientemente otras explicaciones, entre las que destaca la infertilidad masculina.
En este sentido resulta muy ilustrativo el caso de Dinamarca, no porque piense que lo que pasa en una nación europea con muy altos niveles de vida y con gran apertura al empleo de diversos métodos de anticoncepción, incluido el aborto, pueda ser comparable con lo que ocurre en otras latitudes, especialmente en el mundo en desarrollo, sino porque científicos daneses han desarrollado estudios muy minuciosos y creíbles que evidencian la aparición de la infertilidad en los varones como un nuevo factor para explicar los cambios demográficos. Hay al menos tres elementos que deben ser considerados para entender este fenómeno.
En 2002, Tina Kold Jensen y sus colegas publicaron un estudio en el que afirman que, si bien la mayor parte de los demógrafos y científicos sociales atribuyen la reducción de las tasas de fecundidad a los cambios en las estructuras sociales en el mundo occidental, existen dudas de que esas modificaciones puedan desempeñar el papel más importante. La frecuencia de abortos en Dinamarca, por ejemplo, se encuentra a la baja entre las jóvenes, y el empleo de métodos anticonceptivos, incluyendo la “píldora del día siguiente”, así como las campañas educativas para el uso de estos procedimientos, se han mantenido sin cambios en los pasados 10 años, lo que hace difícil relacionarlos con el descenso de la fecundidad en el mismo periodo (Hum. Reprod. 17(6): 1437-40).
En 2006 Anders Nyboe y Karin Erb, de la clínica de fertilidad del Hospital Universitario de Copenhague, analizaron el incremento de nacimientos mediante procedimientos artificiales en Europa. En los países nórdicos se presentan los índices más elevados (entre 2.2 y 3.9 por ciento). En Dinamarca, única nación que ha establecido un sistema nacional de reportes de tratamientos por medio de tecnologías de reproducción asistida –lo que confiere a estos datos una categoría altamente confiable–, 6.3 por ciento de todos los nacimientos en 2002 ocurrieron mediante el empleo de estas tecnologías (Int. Jour. Androl. 29(1): 11-6).
Niels Jørgensen y sus colaboradores señalan en el mismo número de la publicación citada que aproximadamente 20 por ciento de los jóvenes de Noruega y Dinamarca tienen concentraciones de espermatozoides por debajo de los niveles de referencia que ha establecido la Organización Mundial de la Salud; 10 por ciento de los jóvenes daneses se sitúan en el nivel de infertilidad, y 30 por ciento en el de subfertilidad.
De lo anterior se desprende que las bajas tasas de fertilidad en Dinamarca no obedecen directamente a los cambios en las estructuras sociales que se acompañan de mayores niveles educativos o accesibilidad a métodos anticonceptivos. El incremento del empleo de tecnologías de reproducción asistida indica que el número de nacimientos por medios naturales va a la baja y que entre las explicaciones de estos cambios se encuentra la baja calidad del semen entre los hombres, especialmente en la población más joven.
Las causas de la infertilidad masculina no han sido explicadas de manera satisfactoria. Se postulan algunos factores genéticos, como defectos en el cromosoma Y o en los receptores de las células a hormonas masculinas. Se ha planteado, asimismo, un desequilibrio entre hormonas femeninas (estrógenos) y masculinas (andrógenos) que afectan el desarrollo de las gónadas en la vida fetal. También se ha encontrado que algunos factores medio ambientales, entre ellos los ftalatos, utilizados en la industria de los plásticos, pueden ser causa de infertilidad o de defectos en el desarrollo del testículo en la etapa embrionaria; de igual modo se han asociado algunos pesticidas, como el DDE (derivado del DDT), entre otros.
Sea como sea, el impacto de la infertilidad masculina en las tasas de fertilidad en Dinamarca debe ser una señal de alerta en el mundo entero.