■ Cada segundo recibe mil 200 litros de aguas negras; las plantas tratadoras no funcionan
Playa Olvidada, Acapulco, está convertida en foco de infección
■ Ninguna de las unidades instaladas durante la pasada administración ayuda a sanear la bahía
■ Detectan concentraciones de coliformes 5 veces superiores al máximo permitido por la norma
Ampliar la imagen Aves marinas buscan comida en Playa Olvidada, frente a la planta tratadora de aguas residuales. Según ambientalistas, estas aguas son un riesgo para los visitantes Foto: Gonzalo Pérez
Acapulco, Gro., 3 de marzo. Playa Olvidada, a 500 metros de La Quebrada, no figura entre las bellezas naturales que promueven las autoridades turísticas de Acapulco porque es un foco de infección donde dos colectores, habilitados ante la inoperancia de las plantas tratadoras, descargan cada segundo mil 200 litros de aguas negras.
La Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Acapulco (Capama) destina 70 centavos para el tratamiento de cada metro cúbico de aguas negras, es decir, dos millones 177 mil 280 pesos mensuales, o 26 millones 137 mil 360 pesos al año. Sin embargo, las plantas tratadoras no funcionan.
Las aguas negras de Playa Olvidada son arrastradas por las corrientes marinas que circulan entre Caleta y la isla Roqueta, entran a la bahía de Santa Lucía (“la más hermosa del mundo”, según el eslogan publicitario) y se les suman las más de 10 descargas de drenajes que se encuentran frente a las playas Papagayo, Condesa, Icacos, las más famosas del puerto, y frente al hotel Elcano, entre otros balnearios.
Los bañistas están expuestos a altas concentraciones de coliformes fecales, advirtió el presidente de la organización no gubernamental Protección Ecológica Subacuática, Ramiro Gómez Pardillo, técnico y conocedor de la contaminación del agua en Acapulco.
Consideró que el mayor contaminador en el puerto es la propia Capama, que ante la inutilidad de la planta tratadora de Aguas Blancas, situada en la céntrica colonia Carabalí, vierte al mar agua con 5 mil coliformes por cada 100 mililitros, cinco veces más que el máximo aceptable.
Colonos que se han organizado para denunciar el mal funcionamiento de la planta de tratamiento de aguas residuales de Aguas Blancas señalan que el problema existe desde hace tres años.
Mauricia Sánchez Castañón, representante de la asociación, recordó que en octubre se anunció el reinicio del funcionamiento de la planta, creada durante el sexenio de José López Portillo. Horas antes, técnicos de la Capama arrojaron a los depósitos de aguas residuales “litros y litros” de sulfato de aluminio, polímero e hipoclorito de sodio para separar lodos. La combinación de los gases que generan esos químicos afectó a vecinos de la colonia Carabalí, aledaña a la tratadora.
“Los más perjudicados fueron los niños: 20 enfermaron. Decenas de adultos se quejaron de fuertes dolores de cabeza. Por la madrugada, algunos vecinos presentaron vómito, diarrea y fiebre. El paliativo contra este foco de contaminación permanente que tenemos los vecinos resultó peor que la enfermedad”, dijo Sánchez Castañón.
La principal planta de tratamiento de aguas residuales en Acapulco dejó de funcionar hace tres años, lo que no sólo afecta a habitantes de colonias céntricas del puerto, sino a todos los porteños y turistas que usan las playas, pues se siguen descargando aguas sin tratar en Playa Olvidada.
Ésta no es la única planta de tratamiento en la zona urbana de Acapulco, pero sí la más grande.
El director de la Capama, Miguel Ángel Castro Salas, reconoció que con la infraestructura actual sólo se trata 50 por ciento de las aguas; el resto se descarga en la bahía, en la laguna Tres Palos y en la Laguna Negra de Puerto Marqués.
Sobre las plantas tratadoras instaladas durante el gobierno del alcalde perredista Alberto López Rosas (2002-2005), el activista Ramiro Gómez dijo: “Ninguna ayuda al saneamiento de la bahía, porque fueron realizadas fuera del anfiteatro acapulqueño” (la zona donde se encuentra la bahía de Santa Lucía).
Añadió que tampoco funcionan las plantas de Pie de la Cuesta, La Mira y Miramar, mientras que la del kilómetro 30 carece de colectores.