Usted está aquí: viernes 29 de febrero de 2008 Opinión Derrida y el sicoanálisis

José Cueli

Derrida y el sicoanálisis

En el libro Jacques Derrida y las humanidades, coordinado por Tom Cohen, René Major escribe un interesante capítulo: “Derrida y el psicoanálisis: Psicoanálisis desistencial”.

Según Major, a comienzos de los años 90, Derrida se preguntaba si olvidaríamos el sicoanálisis.

Al respecto, dijo entonces: “Una preocupación por lo que yo llamaría, vagamente, a la deriva (pero la cosa en sí es vaga, vive a la deriva, sin un contorno fijo), el clima de opinión, el clima filosófico de opinión, aquel en el que vivimos y que puede dar un reporte meteorológico de los filósofos. ¿Y que nos dicen los reportes de esta doxa filosófica? Que, entre muchos filósofos y una cierta “opinión pública (otra instancia vaga y a la deriva), el psicoanálisis ya no está de moda, habiendo estado excesivamente de moda en los años 60 y 70, cuando empujó a la filosofía muy lejos del centro, obligando al discurso filosófico a tomar en serio una lógica de lo inconsciente, a riesgo de permitir que sus certezas más básicas fuesen desalojadas, a riesgo de sufrir la expropiación de su terreno, sus axiomas, sus normas y su lenguaje; en suma, de todo lo que los filósofos solían considerar razón filosófica, la decisión filosófica en sí, a riesgo, por ende, de sufrir una expropiación de lo que –esta razón asociada muy a menudo con la conciencia del sujeto o el ego, con la libertad, la autonomía– de lo que también parecía garantizar el ejercicio de una responsabilidad filosófica auténtica”.

A estas alturas, tal como dice Major, el descentramiento de la conciencia por Freud y la necesidad de que la historia de la razón sean reinterpretadas son ya un hecho imparable y para entonces Lacan y sus enseñanzas trascienden al mundo literario y filosófico. En este momento los campos se dividieron. Algunos prefirieron prescindir olímpicamente de lo enunciado por Freud, mientras que otros, entre ellos Derrida, se inclinaron a pensar con el sicoanálisis.

Como textualmente señala Major: “Desde la temprana deconstrucción del logofonocentrismo y el temprano análisis de la represión de la escritura como un modo de constitución del conocimiento desde Platón, Derrida encuentra un poderoso aliado en Freud”.

Es a partir de Freud que los conceptos de tiempo, espacio, sujeto y objeto ya no pueden ser pensados de la misma manera.

El concepto freudiano de Nachträ glichkeit, acción diferida o posterioridad (afterwardness), que cuestiona el concepto de “presente para el yo”, resulta de un valor esencial para Derrida en el pensamiento de la huella, de lo diferido, de la différance.

Esto resulta evidente en “Freud y la escena de la escritura”, el texto más esclarecedor y brillante acerca del pensamiento freudiano con énfasis en textos cruciales de Freud como la Carta 52 y el Block maravilloso.

Lo central de la différance derridiana es que, tal como enfatiza Major, es originaria en el sentido de que borra el mito de un origen presente.

A partir de Freud la memoria se representa mediante diferencias o brechas.

La escritura síquica es un texto inconsciente de huellas mnémicas en constante movimiento en la que significado y fuerza están unidos, “archivos que son ya para siempre transcripciones”.

 
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