Ratifica su proyecto de reformas dentro del sistema socialista, incluida una revaluación del peso
Asume Raúl Castro la jefatura de Estado y de gobierno cubano
Se compromete a satisfacer necesidades básicas de la población y a eliminar “exceso de prohibiciones”
Bajo un estatuto especial consultará con Fidel Castro asuntos estratégicos
Ampliar la imagen Votación en la Asamblea Nacional del Poder Popular en la cual Raúl Castro resultó electo presidente del Consejo de Estado y en consecuencia nuevo presidente de Cuba, en una sesión en la que también fueron designados los otros 30 integrantes de ese órgano de autoridad Foto: Reuters
La Habana, 24 de febrero. Al asumir hoy la jefatura de Estado y de gobierno, Raúl Castro pidió a los cubanos perder el temor a la discrepancia, dijo que su prioridad es satisfacer las necesidades básicas de la población, ratificó su proyecto de reformas dentro del sistema socialista, eliminando “cualquier traba al desarrollo de las fuerzas productivas” y anunció que, bajo un estatuto especial, consultará con Fidel Castro asuntos estratégicos.
Raúl, de 76 años, vinculado políticamente a Fidel desde hace más de medio siglo, remplazó hoy a su hermano mayor como presidente del Consejo de Estado, al ser elegido por la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP, parlamento), que también designó a los otros 30 integrantes de ese órgano de autoridad.
De traje civil azul oscuro, Raúl Castro subrayó en varias formas que, a pesar de cualquier presión externa, no habrá cambios en Cuba fuera del sistema socialista, pero citó ejemplos de por dónde quisiera impulsar las reformas para elevar el nivel de vida de la gente y ganar en eficiencia.
El tono de su discurso dejó traslucir una política de cambio moderado, gradual, caminando con cautela sobre seguro, pero sin cesar, siempre dentro del sistema y sin perder de vista la hostilidad de Estados Unidos.
Una línea similar se observa en la composición del Consejo de Estado, en la que, si bien coexisten las dos generaciones principales de dirigentes tras la revolución cubana, el relevo es paulatino, casuístico, con la vieja guardia permaneciendo en posiciones clave.
En conjunto, esas tendencias muestran la búsqueda de un consenso entre generaciones, entre puntos de vista y entre opciones concretas, en un liderazgo compartido y encuadrado en el Partido Comunista, sin dejar que la concertación paralice las políticas públicas y, además, exigiendo una mayor eficiencia, tanto en la economía como en la gestión de gobierno.
Un elemento clave de ese delicado equilibrio es la petición que hizo Raúl para que la ANPP lo autorizara expresamente a consultar con Fidel la defensa, la política exterior y el desarrollo socioeconómico del país.
“El comandante en jefe de la revolución cubana es uno solo”, dijo Raúl. “Fidel es Fidel, todos lo sabemos bien. Fidel es insustituible y el pueblo continuará su obra cuando ya no esté físicamente. Sólo el Partido Comunista, garantía segura de la unidad de la nación cubana, puede ser digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en su líder”.
El partido, la fuerza dirigente
El partido “es la fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado”, recordó Raúl, citando una disposición constitucional que también es un pilar de la herencia doctrinaria socialista. “Esa convicción tendrá particular importancia cuando por ley natural de la vida, haya desaparecido la generación fundadora y forjadora de la revolución”.
Pero Raúl reclamó también que si hay unidad nacional en torno a un partido único, “éste tiene que ser más democrático que ningún otro, y con él la sociedad en su conjunto”.
“No hay por qué temer a las discrepancias en una sociedad como la nuestra, en que por su esencia no existen contradicciones antagónicas”, insistió el presidente cubano. “Del intercambio profundo de opiniones divergentes salen las mejores soluciones, si es encauzado por propósitos sanos y el criterio se ejerce con responsabilidad”.
Aún no queda claro el alcance de estos enunciados, pero se conectan con el ambiente de discusión surgido el año pasado, tras el llamado de Raúl a exponer los problemas de la vida diaria y su anuncio de reformas.
El nuevo mandatario aludió a esos debates, entre los cuales dijo que hubo algunas opiniones desinformadas, en cuyos casos había que reaccionar con una explicación paciente, pero en cambio enfrentar el “protagonismo… la ambición, la demagogia, el oportunismo, la simulación”.
Raúl Castro reiteró que “el país tendrá como prioridad satisfacer las necesidades básicas de la población, tanto materiales como espirituales, partiendo del fortalecimiento sostenido de la economía nacional y de su base productiva, sin lo cual, repito una vez más, sería imposible el desarrollo”.
Entre sus líneas de trabajo en la situación interna, Raúl dijo que se estudia una “progresiva, gradual y prudente” revaluación del peso cubano, base de los salarios y equivalente a 25 unidades por un peso convertible, en el que se vende un amplio abanico de bienes y servicios; que se revisan subsidios “irracionales e insostenibles” y que es un “objetivo estratégico” lograr que “el salario recupere su papel y el nivel de vida de cada cual esté en relación directa con los ingresos que recibe legalmente”.
Insistió en que la solución a los problemas materiales dependerá de los recursos disponibles, sin improvisaciones, con mayor exigencia y disciplina, aunque sin “extremismos”. La hostilidad de Estados Unidos no debe ser “excusa ante los errores”.
Raúl anunció que la ANPP discutirá este año la estructura del gobierno, para hacerla “más compacta y funcional”, con menos dependencias y regulaciones y la concentración de “actividades económicas decisivas hoy dispersas”. Fuentes extraoficiales estimaron que esta es una alusión al sector agroalimentario, que ahora comprende cuatro ministerios.
En las “próximas semanas” empezarán a eliminarse “las más sencillas” de lo que llamó “exceso de prohibiciones”, entre las cuales pudieran contarse el impedimento de que los cubanos se hospeden libremente en hoteles de primera.
El texto íntegro del discurso del presidente Raúl Castro puede consultarse en:
www.jornada.unam.mx/ultimas/2008/02/24/discurso-de-raul-castro-texto-integro