Usted está aquí: miércoles 20 de febrero de 2008 Mundo Castro no aclara su situación como líder del Partido Comunista Cubano

Desde 1997 no se celebra un congreso partidario, que debería ser cada 5 años

Castro no aclara su situación como líder del Partido Comunista Cubano

Las funciones como dirigente también las delegó en su hermano Raúl el 31 de julio de 2006

Gerardo Arreola (Corresponsal)

La Habana, 19 de febrero. La renuncia anticipada de Fidel Castro a una ratificación en sus cargos de jefe de Estado y comandante en jefe de las fuerzas armadas, despeja sólo una parte de las incógnitas que planean sobre la integración de la dirigencia y que comprende también a uno de los pilares del sistema político en la isla: el Partido Comunista de Cuba (PCC).

El mensaje de este martes sólo indica que Castro no aceptará una postulación para el cargo de presidente del Consejo de Estado, que debe ser elegido el próximo domingo, al instalarse la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP, parlamento).

El mandatario saliente fue relecto diputado a la ANPP, por lo que mantiene su derecho a un asiento y también es elegible como uno de los 31 parlamentarios que integrarán el Consejo de Estado.

Según la Constitución, el presidente del Consejo de Estado es jefe de Estado y jefe de gobierno, convoca y dirige las sesiones tanto de ese organismo como del Consejo de Ministros y entre sus atribuciones está la de desempeñar “la jefatura suprema de todas las instituciones armadas”.

Al mismo tiempo, la Ley de Defensa Nacional establece que el grado militar de mayor jerarquía en el país es el de comandante en jefe.

Es posible que Castro se haya acogido a una interpretación rigurosa de ambas disposiciones, para extender consecuentemente su retiro de la jefatura de Estado al del mando castrense, a pesar de que su designación de comandante en jefe tiene una raíz histórica y una connotación simbólica.

Pero el líder cubano se abstuvo de mencionar su situación de primer secretario del PCC, cuyas funciones, igual que todas las citadas, había delegado en Raúl Castro el 31 de julio de 2006, apenas declarada la crisis de salud que lo ha obligado a iniciar su retiro político.

En la doctrina, la ley y la práctica de los países del socialismo real, el peso político del partido único o dominante fue sobradamente mayor que el del resto de las instituciones del Estado y del gobierno. Cuba heredó y mantiene ese rasgo del sistema.

Desde la fundación del PCC en 1965, Fidel Castro es el primer secretario, como antes fue el líder principal de las agrupaciones precedentes, el Movimiento 26 de Julio, las Organizaciones Revolucionarias Integradas y el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba.

Según los Estatutos partidarios, el primer secretario es elegido por el Comité Central, un órgano dirigente que ahora tiene unos 112 integrantes, y puede reunirse cuando lo convoque el Buró Político, la instancia ejecutiva de 21 miembros.

El tono del mensaje de Castro de este martes apunta a un retiro de la actividad política convencional, y no sólo de sus cargos en el Estado y el gobierno, condicionado por su estado de salud. Él mismo subrayó ese tránsito en la forma en la que anunció su futuro inmediato como redactor de comentarios para la prensa: “Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso”.

Parece sugerir que no se propone interferir en la gestión oficial, pero no queda clara su ubicación como líder del PCC, que en la cultura política cubana es una posición más influyente y jerarquizada que la del aparato institucional y administrativo.

Tal vez se esté cerrando otro ciclo político en el país: el de la ausencia de un congreso del Partido, el máximo foro deliberativo de la organización y escenario de las grandes decisiones nacionales, que no se celebra desde 1997, cuando se reunió por quinta ocasión.

También de acuerdo con los Estatutos, el congreso del PCC se realiza cada cinco años, por lo que tuvo que convocarse al menos en 2002 y en 2007, sin que hasta ahora se conozca una explicación pública de esa ausencia.

Tal vez, también, el nuevo periodo abierto por el mensaje de Fidel Castro abra el camino para la convocatoria del congreso del PCC, donde desemboque la discusión en curso sobre potenciales reformas al sistema y culmine con una nueva dirigencia que las lleve adelante.

 
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