Muestran piezas participantes en el primer concurso nacional de cometas
Medio centenar de papalotes toma el Museo de Arte Popular
Expertos alertan sobre el peligro en el que se encuentra esta tradición
Ampliar la imagen Dragones de papel surcan las alturas del museo Foto: María Meléndrez Parada
El espacio aéreo del patio central del Museo de Arte Popular se ha adornado con mariposas, búhos, guacamayas, águilas, dragones, calendarios aztecas, escudos nacionales, seres fantásticos, rostros humanos y vírgenes de Guadalupe, todos sobre las más diversas figuras geométricas.
Son 56 piezas resultado del primer Concurso de Papalotes y se integraron en una exposición que permanecerá abierta al público hasta el 27 de abril.
De hecho, este sábado se dieron a conocer los nombres de los artesanos ganadores. Gabriela Yail Gutiérrez y Gabriel Torales obtuvieron el primer premio de 15 mil pesos por el papalote Nequi (Luchar, en náhuatl), cuya estructura está hecha de cubos, varas ligeras y papel de china teñido con colores naturales.
Rodolfo Quetzalcóatl Rojas obtuvo el segundo lugar y 10 mil pesos por Sabiduría prófuga, mientras Julián Martínez ganó el tercero y 5 mil pesos por Estrella polar. Hubo además 10 menciones honoríficas, con mil pesos cada una, y seis menciones a la creatividad, con 500 pesos por participante.
Como otras tradiciones, la de los papalotes también se encuentra en riesgo de desaparecer, por lo que es necesario rescatarla y promoverla, advirtió el artesano y promotor cultural Leoncio Verde Mata, presidente del jurado de este concurso.
En entrevista, agregó que muchos mexicanos ya no saben siquiera qué es un papalote, el cual, además de ser un juego y una experiencia interesante poderlo volar, recrea en mucho la creatividad de quienes lo construyen, que pueden ser artesanos o cualquier persona.
Originario de Guanajuato, Verde Mata dijo que hay otras tradiciones artesanales que se están perdiendo, como la de la cartonería, o masificando sus modos de producción, como la del papel picado, que casi ya no se hace a mano, con cincel, sino con máquinas.
El promotor llamó a la ciudadanía a participar más en el rescate de las tradiciones mexicanas, pues ellas nos dan identidad cultural.
Dijo que hay juguetes que tienden a desaparecer por su poco uso, como el trompo y el yoyo de madera o las canicas de barro, y que ahora predominan los juegos mecanizados, eléctricos o electrónicos.
Entre el juego y la guerra
Según información del Museo de Arte Popular, ubicado en Independencia y Revillagigedo, en el Centro Histórico, el origen de los papalotes o cometas se ha rastreado hasta la Grecia o la China antiguas.
Se dice que el papalote pudo haber sido inventado por el griego Arquitas de Tarento, en el siglo IV antes de Cristo. También, que fue el general chino Han Sin, con fines militares.
Según esto, mediante los movimientos y colores de los cometas se deben mensajes para transmitir información sobre la distancia entre los destacamentos de guerreros.
En China, Japón, Corea y otros países orientales es considerado uno de los juegos más antiguos y populares. Y entre los chinos incluso se convirtió en un ejercicio de meditación.
El papalote se extendió por países del sudoeste asiático, por la India, la península arábiga y el norte de Africa. A Europa llegó antes del siglo XVI, pero en el XVII se hizo muy popular como juego y para espectáculos pirotécnicos.
Isaac Newton y Benjamín Franklin mostraron que podía dársele un uso científico para investigar las tormentas eléctricas.
En países de habla hispana se le conoce con los nombres de cometa, barrilete, cometón, saeta, papagayo, pandorga, volantín y papalote.
En México el cometa llegó durante la Colonia y se le rebautizó como papalote, por la voz náhuatl papalotl, que quiere decir mariposa. Este nombre también se le da en Cuba y Puerto Rico.