Alfonso Suárez impugna la estrategia oficial; sugiere sustentarla en estudios científicos
Diputado tacha de represiva la cruzada de PGR contra drogas y sus usuarios
El mundo tiende hacia enfoques para reducir daños y liberalizar ciertas sustancias, afirma
La convocatoria del procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, a emprender una cruzada para generar rechazo social al uso y a los consumidores de droga, fue objeto de repudio del diputado perredista Alfonso Suárez del Real, al calificar esa afirmación de “prejuiciosa”, pues no aporta nada a los principios de la prevención contra el empleo de estupefacientes, y sí conlleva una descalificación brutal a los adictos.
“Está ubicando a quienes tienen una visión en una situación totalmente discriminatoria, y eso resulta muy preocupante porque perfila una represión en lugar de atención a las adicciones. En nuestro país está absolutamente acreditada la tendencia adictiva de los mexicanos a diversas sustancias, tanto prohibidas como legales, como señalan distintas encuestas de adicciones. Este problema tiene vías de solución y el Estado debe diseñar políticas públicas para atenderlo, con base en estudios científicos y en estricto respeto a los derechos humanos”.
Mediante una misiva enviada por el legislador al secretario de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, se hace saber a Medina Mora que sus aseveraciones provocan alarma, porque esa convocatoria “pretende prefigurar una época de persecución y represión cuando la tendencia en el mundo entero es hacia la adopción de enfoques más provechosos para la reducción del daño y liberalización de ciertas sustancias para usos médicos, industriales e incluso recreativos”.
Suárez del Real recuerda en su exposición que en 1993, cuando se publicó un manifiesto antiprohibicionista, promovido por el escritor Gabriel García Márquez y respaldado por Fernando Savater, Rosa Montero, Manuel Vázquez Montalbán y Roger Bartra, así como el cantautor Joan Manuel Serrat, entre otros, se expuso el rechazo a la polémica referente a las drogas, la cual no debería seguir atascada entre guerra y libertad, sino centrarse en los diversos modos posibles de administrar la legalización.
Y en el mismo sentido cita a Milton Friedman, premio Nobel de Economía, quien desde la década de 1970 se convirtió en un pertinaz enemigo de la política prohibicionista, e incluso en 1990 envió una misiva al entonces zar antidrogas de Estados Unidos, William Bennett. “Su error, señalaba entonces Friedman, está en no reconocer que precisamente las medidas que favorece son la principal causa de los pecados que deplora. Por supuesto que la demanda es el problema, pero no sólo la demanda, sino la demanda que opera a través de la represión y de canales ilegales. La ilegalidad da lugar a obscenas utilidades que financian tácticas homicidas de los jefes de la droga: la ilegalidad conduce a la corrupción de funcionarios encargados de aplicar la ley. Las drogas son una tragedia para los adictos. Pero criminalizar su uso o consumo convierte esa estrategia en un desastre para la sociedad”.
De tal forma el diputado perredista se suma al discurso del Nobel de Economía y deplora los señalamientos de Medina Mora: “Sus palabras, señor procurador, lastiman el esfuerzo de miles de familias por consolidar en el ámbito de la salud el bienestar de sus seres queridos y representan una afrenta al esfuerzo de organismos dedicados a la defensa de los derechos humanos, y para nosotros, los legisladores que estamos apostando a la prevención por sobre la represión”.