Usted está aquí: sábado 16 de febrero de 2008 Cultura Joven videasta entabla un diálogo estético con creaciones de Goeritz

Emilio Valdés presenta La vida real # 2 en el Museo Experimental El Eco

Joven videasta entabla un diálogo estético con creaciones de Goeritz

Propone al público reflexionar sobre su propia cotidianidad

“Es una lástima que sean tan esporádicas las oportunidades para exhibir este tipo de arte en la urbe”

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen La videoinstalación de Emilio Valdés, que se presenta en el recinto de la colonia San Rafael, incluye seis fragmentos (en la imagen una secuencia con el artista y la actriz Paula Arriola) La videoinstalación de Emilio Valdés, que se presenta en el recinto de la colonia San Rafael, incluye seis fragmentos (en la imagen una secuencia con el artista y la actriz Paula Arriola)

Mostrar el caos de sus recuerdos es el pretexto del joven videasta Emilio Valdés para entablar un diálogo estético con la obra de Mathias Goeritz.

El resultado final es una pieza “honesta, transparente, desnuda, no sólo literal sino conceptualmente”, en la cual “el video adquiere la forma de una escultura monumental”, explica Emilio Valdés (DF, 1982).

El artista presenta en el Museo Experimental El Eco su videoinstalación La vida real # 2, la cual tuvo gran aceptación cuando fue dada a conocer en Miami, Florida, en la Fundación Cisneros Fontanals, en septiembre de 2007.

Ahora el reto ha sido distinto para Valdés, pues el espacio donde presenta su propuesta no es una galería “convencional”. Debió, dice, “trabajar en armonía con el museo diseñado por Goeritz, algo bien difícil, porque mi trabajo es bastante austero, nada barroco. Las personas que conozcan El Eco sabrán que tiene una forma muy particular, por eso me daba un poco de miedo”.

Visceralidad y realismo

La vida real # 2 es una videoinstalación que remite al espectador “a un puñado de experiencias mundanas y sensaciones personales que intentan desmitificar algunas de nuestras conductas. De manera visceral y realista, esta obra plasma un desencuentro con la madurez tradicional y, simultáneamente, es un trabajo casi autobiográfico que muestra desde pasividad hasta la autodestrucción física y emocional que el individuo inflige sobre su vida y sus relaciones”.

Los seis fragmentos o secuencias narran el último día de una pareja “condenada a la extinción y a vivir como imágenes aisladas en la memoria”, las cuales se proyectan tanto en pantallas de alta resolución como en los muros de El Eco.

Son los recuerdos “de dos jóvenes turistas enamorados que gastan sus últimas horas en la habitación de un hotel en La Habana, donde practican los gastados juegos del amor y el odio. Siempre me he interesado en la estética en torno a los jóvenes que no tienen del todo definida su vida, con un porvenir prometedor, sueños que cumplir y al mismo tiempo son como adultos absolutamente irresponsables y ociosos, hermosos y destructivos”.

En esencia, añade el artista, se trata de una obra “honesta, transparente, desnuda, no sólo literal sino conceptualmente. Me interesa hacer trabajos con una narrativa no convencional, por eso no veo estos videos ni como un cortometraje ni como una película.

“Más que como una videoinstalación, imagino la pieza como un sensorama donde el espectador enfrenta una serie de secuencias sin un orden específico, que sugieren un pasado y un futuro, pero que son el presente. Es el caos de mi memoria que el público puede construir o reconstruir a su gusto para que al final reflexione acerca de su propia cotidianidad o de sus propios recuerdos.”

Valdés considera que cuando un artista trabaja en colaboración con una galería “empieza a influir en uno la tendencia del mercado, lo cual quita libertad. Por el momento, el tipo de trabajos que hago lo adopta mucho más una institución que un coleccionista privado, y eso tiene sus ventajas.

“No imaginé poder mostrar esta pieza en México, porque nunca pensé que existiría un foro para ella. Pequé un poco al creer que aquí nadie se interesa por este tipo de arte, pero sólo era cuestión de buscarlo.

“Me gusta cómo está funcionando la instalación con el espacio, como está volviéndose sólida. Es una lástima que sean tan esporádicas las oportunidades para presentar en la ciudad este tipo de arte, puede suceder que, eventualmente, quienes nos dediquemos al videoarte nos volvamos apáticos o viejos, esperando el apoyo.”

La videoinstalación La vida real # 2, de Emilio Valdés, contó con la dirección fotográfica de Kenji Katori y la “improvisación” actoral de Paula Arriola y el propio autor. Se presenta en el Museo Experimental El Eco (avenida Sullivan 13, colonia San Rafael) hasta este domingo.

 
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