A 12 años de la firma, el obispo advierte que la resistencia indígena ha sido útil
Sabíamos que los acuerdos de San Andrés difícilmente se cumplirían: Samuel Ruiz
San Cristóbal de las Casas, Chis., 15 de febrero. Cuando el gobierno federal y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) suscribieron los acuerdos de San Andrés Larráinzar, “éramos conscientes de que difícilmente se cumplirían, porque iban a topar con dificultades, aunque la esperanza era que había fuerzas sociales que los iban a impulsar”, recuerda el obispo emérito de San Cristóbal, Samuel Ruiz García, quien entonces era el mediador entre las partes.
A 12 años de la histórica firma, que se cumplen este sábado en medio de una ofensiva contra comunidades indígenas zapatistas, éstas se mantienen en resistencia en protesta por el incumplimiento gubernamental de los acuerdos, lo que implica rechazar programas y recursos oficiales.
Según Ruiz García, quien hace 12 años era presidente de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai), la resistencia en dichas comunidades “no ha sido inútil, pues han logrado con su actividad y su aguante físico una mejoría en varios aspectos”.
Paralelamente a la resistencia, las comunidades zapatistas están inmersas en sus procesos de autonomía –que, alegan, forman parte del cumplimiento de los acuerdos–, mediante los municipios autónomos y las juntas de buen gobierno ubicadas en los caracoles de Oventic, Morelia, La Garrucha, La Realidad y Roberto Barrios.
Pero el ejercicio de la autonomía no ha estado exento de ataques, según han denunciado las juntas de buen gobierno, las cuales han referido como su principal agresora a la priísta Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (OPDDIC), que sirve de instrumento a las autoridades para atacarlas.
Uno de los flancos de las agresiones radica en la parte agraria, concretamente por las tierras “recuperadas” en 1994 por el EZLN en la llamada zona de conflicto.
De acuerdo con las autoridades zapatistas, la OPDDIC pretende “despojarlas” de sus tierras mediante documentos “legales” de las instancias agrarias oficiales, como parte de programas de “contrainsurgencia”, que han causado tensión en la zona. Probablemente si los acuerdos se hubieran cumplido esas disputas no existirían.
Samuel Ruiz opinó que, pese a que lo pactado en San Andrés no se ha respetado, “de todas maneras podemos decir que los esfuerzos que se han hecho en distintas partes han logrado que se introduzcan en algunos estados modificaciones sustanciales para la situación de los indígenas”.
Al preguntársele si los indígenas están condenados a que no se cumplan los tratados, el obispo respondió: “La situación de los indígenas está ligada a la acción de un cambio fuerte de la estructura social, de manera que si no se lleva a cabo esto estaremos asistiendo a mejorías pero no a una situación radical. Tiene que haber un cambio de sociedad”.
El prelado agregó que “es un hecho irreversible que hayan indicado ellos que son sujetos de su propia historia. Esto ya no tiene vuelta en la historia en forma regresiva sino que va hacia delante”.