Astillero
¿Y si el volado de Pemex cae águila?
Lucha cívica con reloj checador
Flema paisana ante lo inminente
La gira: pedir ayuda para crisis
Si la política se moviera a partir de relojes checadores o ventanillas de recepción de documentos, Cuauhtémoc Cárdenas haría bien en tratar de contener los ánimos de lucha de segmentos sociales progresistas como los que antaño lo apoyaron (creyendo en su causa, sin exigir, para fundamentar su empuje, reportes notariados o constancias gubernamentales de los abusos o fraudes combatidos) y que hoy se alistan para librar una difícil y desigual batalla en defensa del petróleo mexicano y sus significados en materia de soberanía e independencia nacionales. Burocráticamente es cierto lo que dice el personaje michoacano (CC, no FC), pues aún (a esta hora, en estos minutos) no existe registro oficial de proyecto alguno relacionado con privatizaciones en el ramo energético (argumento de cronometría aprovechado de inmediato por comentaristas afelipados y legisladores asociados). Pero política y socialmente el ingeniero recién caído (en Morelia tuvo un lamentable tropiezo este lunes) está prestando un servicio extraordinario a las fuerzas empresariales y calderonistas que sabidamente, sin sombra de duda, habiéndolo declarado una y otra vez, están en proceso de presentar un proyecto de reformas legislativas que, según lo visto en otros procesos similares, serán aprobadas con suma rapidez por la alianza explícita fundada en intercambios de mutuos favores, entre PAN y PRI, más la corriente colaboracionista del PRD.
Pretender sordera frente a los tambores de guerra entreguista, y proponer flema inglesa (pachorra, modorra o asentimiento, dirían algunos) ante los anunciados propósitos de modificaciones legislativas arregladas, resulta sumamente controvertido si se toma en cuenta que de manera sostenida los Cárdenas (Cuauhtémoc y su hijo Lázaro) han mantenido un acercamiento político con su paisano controvertido, Felipe Calderón, al grado de que en esta etapa de estrategias derechistas petrolizadas se menciona con insistencia la posibilidad de que quien vive sus últimas horas como gobernador de Michoacán, o el propio padre nuevamente en circulación declarativa, pudiera encargarse de la dirección general de Pemex, o de otro cargo relacionado con el tema, para “avalar” los proyectos privatizadores impulsados sobre todo por el mencionado FC y el vicepresidente gallego JC Mouriño. Resulta, a la vista de lo que va sucediendo en el tema, que la mejor manera de allegarse coronas y campeonatos en esta guerra sucia es, justamente, haciendo boxeo desde las sombras.
Astillas
Un opinante, de identificación reservada, considera, respecto de precariedades viajeras, que “Calderón, Carstens y Ortiz (y Martharita) no fueron a los Yunaites a abogar por nuestros paisanos migrantes, sino a contratar consultores-voceros (David Rockefeller, Ki-ssinger) que venden caro su amor para ‘blindar’ las finanzas mexicanas del ‘catarrito’ gringo que ahora estiman en seis meses. Ni siquiera los recibió Bernanke, el director de la Reserva Federal de Estados Unidos, sino el segundo de a bordo y los buitres (nuevos buitres, porque corrieron a los del año pasado) de Citicorp y Goldman Sachs. Ya ni siquiera fueron a poner su puesto de marías neoyorquinas en la banqueta ofreciendo Pemex y la electricidad, porque allá ya ni siquiera les importa eso. Cuando mucho, como garantías para sostener con créditos la crisis que se nos viene. Y que no se lleven de regreso los dólares, como en las anteriores. Fueron a pedir que esos gigantes quebrados ‘acuerpen’ en caso necesario (previo pago de comisiones) los créditos que van a permitir respirar a su ‘gobierno’ cuando el destino nos alcance, porque han visto temblar y ya se hincaron. Qué raro que, si la gira era para apoyar migrantes, les dedicaran apenas 20 minutos y en cambio dos días a los banqueros y lobbistas. ¿No le parece extraño? Están conviniendo el nuevo Fobaproa que viene, antes de que estalle. Nada más”… Una habitante de Cancún (de la cual se guardará su nombre) expresa su “enojo por las cochinadas que están pasando con las elecciones de acá; aunque no comulgo con ninguno de los partidos, sí te hablo de corrupción con el conteo de los votos (…) mucha gente se ha dejado llevar por lo que dice el partido que ocupa el poder en estos momentos. Todos daban por hecho, mucho antes de los comicios, que el PRI sería el ganador, con el candidato Viveros. Lo decían directivos de empresas, gente colocada desde años acá, con una desfachatez indignante. ¿Por qué lo decían? Porque saben las porquerías que se pueden hacer en un estado agachón, sometido y robado, donde la pobreza está a flor de piel y la corrupción hiede en el aire”… Hasta donde recuerda el autor de estas líneas, sólo ha faltado a un compromiso de participar en una conferencia o plática formalmente acordada (sucedió unos tres años atrás, cuando estudiantes y maestros de la Universidad Autónoma de Querétaro lo invitaron a hablar en una de sus escuelas y el torpe tecleador perdió su vuelo). De allí en fuera, el columnero ha estado en donde ha quedado, sin melindres ni reticencias: en plazas, calles y todo lugar (por ejemplo, en uno de los jardines del Politécnico, porque el uso del auditorio previsto no había sido autorizado). Ayer, sin embargo, fue anunciada su presencia en el Zócalo de la ciudad de México para dar una “conferencia magistral” que nunca había sido acordada. Por allí de la primera quincena de diciembre pasado, el tecleador recibió una llamada del dirigente perredista Agustín Guerrero para invitarlo a hablar, en febrero o marzo, en el contexto del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo. Guerrero propuso una fecha y él y su invitado quedaron en precisar más delante si se mantenía o convenían en otra. Esa fue la primera y única llamada hasta que ayer, cinco horas antes de la conferencia ya anunciada, algunos organizadores de la plática telefonearon a la asti-oficina para tomar las primeras providencias del caso. Por desgracia, el firmante de este texto está fuera del Distrito Federal y no pudo tratar de reparar, a última hora, enredos burocráticos o desatenciones de las que no tiene culpa. Mil disculpas sinceras a quienes fueron ayer al Zócalo… ¡Hasta mañana!