El Presidente volvió a pisar la Universidad Harvard
“Un error, cerrar fronteras”
Cambridge, 11 de febrero. Frente a sus ex maestros y a alumnos de la Universidad Harvard, el presidente Felipe Calderón declaró que es un error cerrar fronteras siendo que México y Estados Unidos son “amigos”, y estableció que no compite con el venezolano Hugo Chavez por ganar terreno en América Latina ni tiene “planes de comprar a nadie” dándole algunos barriles de petróleo al día.
Desde aquí dio algunas definiciones de temas domésticos y llamó a negociar una reforma educativa, con la imprescindible participación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y partiendo de la necesidad de “vincular ingreso (de maestros) con calidad” de la enseñanza. Aseguró así que en relación con el millón 400 mil mentores de educación básica falta una “rendición de cuentas”.
Tras casi siete años de haber obtenido una maestría en administración en la Escuela de Negocios John F. Kennedy de esta prestigiada universidad, el Presidente retornó ahora a dar clases de “negociación” política, tema en el que puso el acento, como la principal enseñanza que obtuvo aquí.
Fue un encuentro con amigos y con viejos conocidos. En el auditorio se encontraban algunos académicos, el ex presidente del Instituto Federal Electoral Luis Carlos Ugalde que, “contento y relajado”, acudió ahora en su calidad de profesor y apenas deslizó una opinión positiva sobre la nueva composición del organismo. A ritmo del Cielito lindo, que interpretó el Mariachi Veritas, integrado por alumnos de distintas nacionalidades, Calderón entró al foro que estaba repleto en sus cuatro pisos.
Fue recibido con una elogiosa presentación de David T. Elwood, decano de la Escuela de Gobierno, quien resaltó que en estas aulas se habían formado otros líderes mundiales, como el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon. Ya no hizo mención que de esta universidad es el ex presidente mexicano Carlos Salinas.
En primera fila, el embajador de México en Estados Unidos, Arturo Sarukhán, y el secretario particular de Calderón, César Nava, saludaban a sus conocidos. En medio de los integrantes del gabinete y de los gobernadores de Colima, Silverio Cavazos, y de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, Margarita Zavala ocupó un asiento central frente a su esposo, al lado de la canciller Patricia Espinosa.
Tras hacer un resumen –en inglés– de las acciones que ha emprendido en su primer año de gobierno y de plantear que si se ha levantado polvo es porque ha limpiado la casa, vinieron las preguntas, formuladas en su mayoría por alumnos.
Sosteniéndose del atril que tenía abajo el nombre de John F. Kennedy, respondió con una media sonrisa que hay “problemas por ahora” con respecto al panorama de recesión que se vislumbra en Estados Unidos, y por “respeto” no quiso opinar sobre los candidatos a presidir este país, pero ofreció establecer una buena relación con quien resulte ganador.
De su aliada, Elba Esther Gordillo no habló directamente, pero sí del SNTE, cuando una joven de nombre Paula Villaseñor le preguntó sobre el sistema de educación pública en México. “El problema de México con el sistema educativo es que tenemos una muy mala calidad”, reconoció, al igual que su “relación muy controversial” con el sindicato. Su apuesta, dijo, es promover una reforma en el sistema educativo sin los maestros. Por consiguiente, necesitamos incluir a los padres, a los gobernadores locales.
Admitió que los mentores tienen reclamos serios en cuanto a sus salarios y declaró estar de acuerdo, “porque si ellos quieren ganar más, me parece bien. Sin embargo, para mejorar la calidad de la educación yo voy a vincular su ingreso con la calidad en el salón de clases”.
Pedro Guevara, alumno de la maestría de Negocios, le preguntó sobre cómo el gobierno de Venezuela busca exportar su revolución a otros países. Su respuesta fue que respeta a Venezuela y quiere forjar una relación fuerte con todas las naciones latinoamericanas, incluyendo al que encabeza Chávez y Cuba.
“No se trata de ver cuánto dinero podemos invertir en la relación, porque América Latina no está en venta”, y dijo que él también promueve la colaboración en la región mediante el Plan Puebla-Panamá, la iniciativa de su antecesor Vicente Fox, y del Pacto de San José. Asentó que no disfruta la migración y que es “imposible” detener ese fenómeno, porque las economías de Estados Unidos y México son “complementarias”, y dijo que, en todo caso, su apuesta es por atraer capital hacia México.