Jóvenes prefieren a los pajaritos de la suerte para descubrir a su “media naranja”
Tras dos siglos, persiste labor romántica de escribanos e impresores de Santo Domingo
Personas maduras acuden a ellos para que les elaboren cartas y tarjetas que lleguen al corazón
Ampliar la imagen Los pajaritos de la suerte atraen a muchos jóvenes para saber lo que les depara el futuro. La imagen, en el jardín Hidalgo, en Coyoacán Foto: María Luisa Severiano
Decenas de escribanos e impresores artesanales continúan elaborando las cartas de amor que este 14 de febrero entregarán los hombres a las mujeres que han robado su corazón, proponiéndoles matrimonio o iniciar una relación de noviazgo.
Pese al avance de la tecnología con el correo electrónico, chats, mensajes por celulares y espacios cibernéticos, así como la facilidad de adquirir tarjetas de felicitación en las tiendas de autoservicio, todavía muchos hombres y mujeres, principalmente de edad madura, siguen requiriendo sus oficios en los portales de Santo Domingo para elaborar una carta de amor “que llegue a lo profundo del corazón”.
Son 71 personas que continúan con una labor que data del siglo XIX, cuando se sentaban ante una mesa provista con plumas, tintas, navajas y distintos tipos de papel; hoy, dos siglos después, los escribanos siguen redactando las cartas y los impresores haciendo las tarjetas, que serán los regalos en este Día del Amor y la Amistad, como un detalle a quien se desea demostrar su cariño.
Canarito, canarito...
A unos kilómetros de distancia, los jóvenes han optado por pedir a los pajaritos que les lean su suerte en lugares como la Basílica de Guadalupe o el Jardín Hidalgo de Coyoacán, y saber si el chico o la chica que los acompaña es su “media naranja” o es mejor buscar otras alternativas.
La rapidez con que los canarios eligen un papelito al azar y lo singular del mensaje hacen que decenas de parejas se diviertan y encuentren en ello una “luz” para seguir adelante, con un costo mucho más bajo que la lectura de cartas o del café, dicen.
Ambas actividades, consideradas trabajo no asalariado por la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo, se niegan a morir.