Ciudad Perdida
Ni varo ni paro
Autobuses por microbuses, ahora sí
Un panista tras la amenaza de los transportistas
El reto es, aún ahora, hallar la solución a uno de los problemas más graves de la ciudad: el transporte público concesionado, el cual, a base de corrupción, olvido y manejos políticos, se fue convirtiendo en un vicio que encadenó a la ciudadanía a la dependencia de un servicio, cuando más, pésimo.
La constante de peligro que corre por las calles del DF se ha vestido de impunidad durante años. En ese lapso se fueron acumulando ilegalidades que fraguaron un cuadro de poder en el que los transportistas se hicieron dueños de algunas vías públicas, de las leyes que rigen el trabajo, y hasta de la vida de quienes viajaban en sus unidades.
Se apoderaron de las calles: donde un microbús hace paradero –hay 46 en la ciudad–, ningún otro vehículo pasa. Pero no solo eso. Los transeúntes deben soportar las actitudes de quienes manejan las unidades, o de los grupos que se forman alrededor. El que lava la unidad, el que acompaña al chofer, el que anda en busca de una oportunidad para darse “aunque sea una vuelta para sacar lo del chivo” –tener licencia o no, es lo de menos–, o los que se juntan en la esquina para echar una cascarita: choferes contra colonos.
Además, transitan por tres carriles, rebasan por la derecha, hacen “parada” en cualquier parte, y todo ello sin que exista autoridad que los frene. Total, la única intervención que le han dejado al gobierno es fijar las tarifas, cosa que les tenía molestos, y decidieron amenazar la semana que pasó con un paro que desquiciara la ciudad para mañana mismo bajo el lema: “un varo o paro”.
Pero ayer mismo, los inconformes liderados por Chon Juárez, que encabeza el grupo Nuevo Milenio, rebasados los demás liderazgos que desde el inicio del conflicto aceptaron las condiciones que impone el gobierno para permitir el aumento, que en ningún caso será generalizado, decidieron no seguir con la amenaza y desistir de la intención de ir a la huelga.
Así, al final del conflicto, ni varo ni paro, simplemente un juego de presión que, según cuentan algunos, estuvo apoyado por el panista Jacobo Bonilla, empeñado en poner zancadilla al gobierno de la ciudad. Chón fracasó: de los 22 mil micros que circulan por el DF, solo siete mil irían al paro, es decir, una minoría que fue aceptando las condiciones del gobierno, y cada vez se achicaba más, y el liderazgo de Chón corría riesgo.
Total, sin conseguir nada, porque los aumentos estarán supeditados a que en cada línea se dé la modernización de los vehículos, que entre otras cosas disminuirá la contaminación ambiental, y conforme con ello vaya sucediendo, el problema de los microbuseros se disipó, y esta misma semana el secretario de Transporte, Armando Quintero, iniciará la firma de convenios con las rutas que no estuvieron involucradas en la amenaza.
Uno de los puntos sobresalientes de esos convenios será el cambio de micros por autobuses, es decir esta vez se dio, por fin, la puntilla al problema de los colectivos que inició con los taxis peseros, allá durante el gobierno de Miguel de la Madrid. No más microbúses en el DF. En su lugar habrá autobuses dotados con las exigencias tecnológicas que demanda el servicio, y con ello habrá boletos electrónicos, y los choferes estarán perfectamente identificados y capacitados para la conducción de esos vehículos.
De Pasadita
Por cierto, hoy se habrá de firmar con Nafinsa el acuerdo para dotar de 35 mil pesos a los taxistas que decidieron chatarrizar sus vochos, y adquirir una nueva unidad con los prestamos que financiará, precisamente, Nafinsa. Hasta donde se sabe, son 15 mil los que entrarán al programa, y si eso resulta, y lo de los micros va, el panorama del transporte en el DF cambiará definitivamente en muy poco tiempo… aunque usted no lo crea.