Alejandro Estivill habla de su nuevo libro, En la mirada del avestruz
Necesario, generar publicaciones que propicien el rencuentro lector-escritor
El también diplomático considera que el cuento vive un buen momento
Tuvimos un tiempo en que la historia dio temas para escribir, ahora regresamos al lenguaje, afirma
Ampliar la imagen El escritor y diplomático Alejandro Estivill durante su plática con La Jornada Foto: Víctor Camacho
El cuento resurge siempre, una y otra vez, en la medida de las búsquedas renovadoras de sus cultivadores, como sucede con el diplomático y escritor Alejandro Estivill y su reciente libro, En la mirada del avestruz y otros cuentos, editado por Ficticia.
Estivill, por un lado, ciñe su exploración a los recursos estrictamente literarios, sacrificando para bien el facilismo de, por ejemplo, “las imágenes cinematográficas”, tan de moda, y por el otro, amplifica su visión en pos de emular la mirada totalizadora del avestruz, cuyo ojo, más grande que su cerebro, abarca los 360 grados del paisaje.
Esos son algunos de los hilos conductores de esta compilación de 15 cuentos, muchos de ellos cortos, por lo demás revestidos de manera tan diversa entre sí por asuntos como la paternidad de un taxista de la urbe, los indígenas, Chiapas o la creación futurista de seres superinteligentes.
Todos ellos engarzados también por las hebras de la sorpresa y las vueltas de tuerca, tan agradecibles contra el tedio lector.
Cercano a la Generación del Crack, incluso colocado por algunos como un séptimo miembro de la misma, sin llegar a tener en realidad una relación fuerte con sus integrantes, Estivill es además director general para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Alejarse del cine
En torno a los hilos conductores de los textos de En la mirada del avestruz y otros cuentos, menciona su intención de crear una serie de historias a la manera de las síntesis de argumentos para cine, que se platican de la mejor manera con el fin de persuadir a los productores para su filmación.
Sin embargo, apunta, “lo que le está quedando a la literatura muy fuerte para seguir hablando es toda esa otra manera de llegarle a la gente vía la creación literaria, y que no necesariamente son las imágenes del mundo del cine”.
–Es interesante eso que plantea, pues la tendencia general o la moda parecen buscarle virtudes cinematográficas a la nueva narrativa.
–Hay mucha gente que se dedica a escribir, que dice: “mi gran éxito es que esto sea llevado al cine”. Una cadena muy estadunidense de ver las cosas. En mi caso es un poco jugar a lo contrario: qué es lo que te queda después, el discurso netamente narrativo. Eso me llevó a la idea de la mirada del avestruz, un animal que lo ve todo, pero que luego se espanta y esconde la cabeza ante la sorpresa.
“Y siguiendo ese juego con el símil, la idea es mirar, platicar eso, y al mismo tiempo reprimir un poco la parte filosófica o ideológica, no ponerle mucho pensamiento o reflexión, para provocar que el lector encuentre ahí todo un mundo.”
Al mismo tiempo, agrega, se pretende provocar en el lector la sensación de que a eso sólo se puede llegar por la vía de la lectura. “No haríamos una película de eso, más bien se trataría de detonar la imaginación”.
El minicuento a debate
Ante el predominio de la novela en cuanto a promoción y distribución, pese a suponerse que el cuento podría adaptarse mejor a la vida urbana y rápida del presente, Alejandro Estivill comenta que el género corto se mantiene “en ese otro espacio, tal vez un poco clandestino”.
Por eso habla de la necesidad de crear una base de la pirámide más amplia, donde se generen publicaciones que si bien no tengan que leer tantas personas, sí propicien el rencuentro lector-escritor, “por el gusto mismo de la literatura y sin todo un aparato publicitario de por medio”.
Estivill observa un buen momento para el cuento en México, con buenos escritores del género. “Y está surgiendo algo que será un debate muy complejo en nuestro país: el minicuento, que es el extremo de este libro.
De hecho, En la mirada del avestruz incluye tres o cuatro minicuentos. “Esto es ya llevar las cosas a: ‘te doy una semilla, un estímulo muy breve, para provocarte mucho como lector’. En eso sí México es genial, porque el nivel actual de nuestra literatura está rencontrando una relación efectiva con el lenguaje.
“Tuvimos un momento en el cual volvimos a contar relatos basados en la historia, en nuestros héroes, pero ahora hemos vuelto a tratar de tomar el lenguaje, porque somos una nación con un lenguaje muy vivo.”
Reconoce que vive en dos mundos: el de la diplomacia y el de la creación literaria, que uno alimenta al otro de historias pero que le angustia no tener tiempo para sentarse a escribirlas. Y esa preocupación quizá potencie otra fundamental:
“Creo que todo escritor debe tratar de aportar algo al lenguaje. Sé que es una tarea muy compleja y amplia. Soy seguidor de algunos autores que me fascinan, como Fernando del Paso, que hizo ese esfuerzo por crear un lenguaje muy fuerte con su obra.”
Autor de la novela El hombre bajo la piel, Estivill prepara otra narración de largo aliento, muy relacionada con el mundo diplomático.
“Es como si la diplomacia fuera un juego de ajedrez. Busco utilizar todo ese anecdotario de lo diplomático por medio de una novela que hable de una partida de ajedrez larga, en la que cada movimiento sea un capítulo del libro. Es una tarea muy compleja, pero ahí vamos.”
Estivill no adelanta más y sólo dice que lleva casi dos años de trabajo y que quizá requiera un tiempo similar para poder concluirla.