Reproducen en formato de libro la estética de Melanie Smith acerca del DF
Artista británica crea a partir “de la exuberancia del exceso en México”
En agosto de 2006 la artista británica Melanie Smith expuso en el Museo Universitario de Ciencias y Artes (MUCA) una retrospectiva de su multifacética obra titulada Ciudad espiral y otros placeres artificiales.
Ahora, parte de esa muestra de fotografía, video, instalación y pintura se ha reproducido en forma de libro con el mismo título y editado por Turner mediante su sello para arte contemporáneo A&R.
Entre la reproducción fotográfica figuran piezas individuales como Jam Side Up Jam Side Down o de series como Orange Lush, obra que va de 1993 a 2006.
El libro incluye textos de los curadores y especialistas en arte contemporáneo Cuauhtémoc Medina y Dawn Ades. También incluye uno del artista y curador Eduardo Abaroa y una conversación casi informal mediante correos electrónicos entre Smith y el curador y artista David Batchelor, en la que se filtran algunas reflexiones interesantes sobre el trabajo de ambos y acerca del arte contemporáneo.
Para Medina, “a Smith le tocará percibir la emergencia de la visualidad estridente de la economía global y entender su obra como una meditación acerca de la fenomenología diaria del capitalismo. O, en otras palabras, como una síntesis de la estética de una contemporaneidad hecha preponderamente de objetos y sensaciones artificiales, eminentemente multiplicables e intercambiables, que al amparo del libre comercio y el desmantelamiento del Estado benefactor irrumpían sin control visual o social”.
Melanie Smith (1965), quien también ha expuesto en Los Ángeles, Boston, San Diego, Madrid y Londres, y con 18 años de radicar en México, intercalados con estancias temporales en otros países, comenta en charla con La Jornada:
“Las obras de la exposición son como resonancias de la ciudad que vienen de ciertos momentos. Sobre todo en el contexto de la muestra, son como islas que van relacionándose, acumulándose en una especie de saturación total que irá logrando el espectador. Y el libro refleja un poco eso. Por ejemplo, hay como 20 páginas de un video de una clase de aerobics.”
Recuerda que la exposición se centró en el video Ciudad espiral, filmado en blanco y negro desde un helicóptero rentado, en Iztapalapa. La toma comienza de la menor altura a la mayor mediante un movimiento circular.
“Por ello el trazo de las calles se observa siempre en movimiento y al final se desvanece a blancos. Es una visión un poco entrópica de la ciudad en general, del fracaso del modernismo.”
Y va, agrega, desde una visión “como muy de adentro”, en la que se ubican las obras más tempranas, hechas a partir de objetos de plástico adquiridos en locales y banquetas de las calles del centro de la ciudad, hasta una panorámica desde arriba. “Hay una visión micro y macroscópica”.
Desde adentro y desde arriba
Desde que Smith llegó a la ciudad de México en 1989, vivió en diversos domicilios del Centro Histórico, en la calle de Argentina, cerca de Tepito, y luego en Licenciado Primo de Verdad, cerca del X Teresa.
“Esa fue mi primera experiencia de todo el mundo sintético del centro. Casi a diario hacía recorridos. Me interesaba mucho la presentación de los objetos: una calle para hule espuma, otra para herramientas, una más para cubetas.”
Por ejemplo, respecto de la instalación Jam Side Up Jam Side Down, en la que aparecen diversos objetos de vinil de uso cotidiano, dice que se trata de “una relación orgánica pero a la vez artificial con el cuerpo”. Es, agrega, como “experimentar la ciudad desde adentro”.
Pero, ¿qué le llamó la atención de la ciudad de México y del país a una creadora venida de Europa, con urbes más organizadas y menos presas del caos, con países de democracias formales más estables?
Precisamente su rechazo a esa “visión ordenada” y de presunto progreso fue lo que la interesó por el caos y los detonadores de sorpresas del Centro de la ciudad de México, menos comunes allá según la perspectiva de la creadora.
“Lo que me atrajo mucho de México es como esa abundancia y exuberancia del exceso. Mi formación en la escuela, y creo que se observa en la obras, es más bien muy minimalista. Y cuando llegué a México, ese impacto de lo barroco es algo que fui absorbiendo en la obra. Creo que en términos creativos me fue muy útil.
“Hasta la fecha, no sé por qué me ayuda en términos creativos esa sensación de que las cosas nunca están fijas aquí en México. Eso me ha permitido ir tomando pedacitos o ir absorbiendo todos esos elementos que no son lógicos, ni fijos, ni tienen sentido. E ir tratando de darles un sentido diferente. Es un poco como querer lo que uno no tiene, y viceversa.”
Smith no se asume sólo como pintora o fotógrafa o videoasta o instalacionista o perteneciente a un solo soporte, sino, más bien, como ubicada entre todos esos medios. Y aunque dice que la pintura es la base de su trabajo, aclara que lo que le interesa de ésta son, en especial, los procesos que la rodean, como lo es el momento mismo en que ella está pintando. “Es como una visión entre sociológica y antropológica”, aclara.