Publican en español libro de la autora irlandesa dedicado al poeta y mecenas inglés
Margaret Hooks desmenuza el cruce de la vida y el arte de Edward James
Las Pozas, “paraíso terrestre” perdido en la Huasteca potosina, fue donde el excéntrico personaje se realizó como artista
Entregaba dinero a los creadores y colaboraba con ellos
Ampliar la imagen Tilly Losch, fotografiada por E.O. Hoppé, imagen incluida en el libro Edward James y Las Pozas: un sueño surrealista en la selva mexicana, publicado por Editorial Turner
El interés de la periodista y autora irlandesa Margaret Hooks consiste en escribir acerca de las mujeres, sin embargo su libro Edward James y Las Pozas: un sueño surrealista en la selva mexicana, ahora publicado en español por Editorial Turner, nació de una visita en 1987 a ese “paraíso terrestre”, perdido en la Huasteca potosina.
Entrevistada, Hooks reconoce que “de ninguna manera estaba preparada para Las Pozas”, algo que le pasa a cualquiera, dado que es un lugar “único y singular”.
Al respecto, explica: “Cuando llegué allí me sentí abrumada en muchos niveles”. Y como se considera una periodista “típica” –entonces era corresponsal en México de The Irish Times–, Hooks mandó una carta a una casa editorial, donde les proponía un libro sobre el poeta y mecenas inglés Edward James (1907-1987), pero no les interesó.
Hooks, no obstante, ya se había interesado en el tema. Con varios libros en su haber, como Tina Modotti: fotógrafa radical y Frida Kahlo: la gran ocultadora, algo que siempre le había atraído era escribir sobre artistas cuya vida se cruza y se junta con su arte. Es decir, “no me llama la atención escribir sólo acerca de la obra artística, ni tampoco biografías. Más bien, me encanta ver dónde se interponen el arte y la vida, y en qué medida uno influye en el otro”.
Un mundo mágico
No obstante que hay otros libros sobre este excéntrico personaje, Hooks pensó que al escribir sobre James, el artista, podría también escribir sobre Las Pozas. Y, si el volumen se centra en ese “mundo mágico imaginado desde niño” en Xilitla, San Luis Potosí, es porque Hooks lo considera su “obra maestra” y su legado.
Cabe mencionar que a finales del pasado noviembre se dio a conocer el Fondo Xilitla, conformado por la Fundación Pedro y Elena Hernández, Cementos Mexicanos y el gobierno potosino, creado para rehabilitar el conjunto arquitectónico de Las Pozas. Para ese propósito se invertirán 21 millones de pesos. Hooks ha sido invitada para formar parte del consejo consultivo.
James, desde sus días en la Universidad de Oxford, ya había creado “ambientes” de espíritu surrealista: “Alrededor de la habitación (de la casa donde vivía) había bustos neoclásicos de emperadores romanos, con bocinas atadas a la boca con alambre, que cantaban lo más nuevo de la música francesa y del jazz estadunidense”.
La autora subraya el hecho de que James no era un mecenas que se limitaba a entregar dinero a los artistas, sino que gustaba de colaborar con ellos. Llegó a decir que no era un coleccionista de obra de arte, sino de artistas. “René Magritte –ejemplifica– pintó algunas de sus obras más famosas en la casa londinense de James. Un cuadro muy famoso del artista francés, donde la parte posterior de una cabeza masculina se refleja en un espejo, es la de James. Hoy día la autoría del Teléfono langosta se atribuye tanto a Salvador Dalí como a James”.
Heredero de una gran fortuna, James gustaba mucho de viajar. En cierto momento se fue a vivir a Los Ángeles, viajó a Taos, Nuevo México, también a Italia, sin embargo, “no parecía encontrar un sitio donde realmente trabajar”. En ese momento estaba dedicado más que nada a la escritura, porque se consideraba un poeta.
A Hooks le queda claro, no obstante, que James sólo pudo haber creado Las Pozas, “una obra surrealista tridimensional”, en México: “Trató de hacer algo parecido en los jardines de West Dean, su casa natal, pero los jardineros nunca entendieron. Pensaron, por qué debemos hacer eso, es una locura.
“En un inicio se fue a Xilitla porque amaba la naturaleza. Allí empezó a cultivar orquídeas. Cuentan que éstas se congelaron y murieron, entonces James dijo que nunca más crearía algo que iba a ser destruido, sino algo tangible. Así que empezó a crear las estructuras de Las Pozas. Fundamental fue haber encontrado un carpintero que se entusiasmó tanto con el proyecto que lo hizo suyo. Los habitantes de las comunidades cercanas que trabajaron en Las Pozas también entendieron el amor a la naturaleza y el reflejo de ésta en las estructuras. De repente, había toda una red de apoyo.”
Fue en México donde Edward James por fin pudo realizarse como el artista que siempre quiso ser.