Quedan sólo tres precandidatos con posibilidades reales de llegar a la Casa Blanca
Mitt Romney deja libre el camino a McCain “por el partido y por el país”
Líderes republicanos buscan consolidar a sus bases en torno al senador por Arizona
Estrategas demócratas, preocupados por este retiro pues su contienda interna está muy dividida
Ampliar la imagen Mitt Romney y su esposa, Ann, abandonan el salón de un hotel en Washington donde el ahora ex precandidato sorprendió al ala conservadora de los republicanos al anunciar su retiro de la contienda por la nominación, en aras de la unión del partido Foto: Reuters
Nueva York, 7 de febrero. Y sólo quedan tres (bueno, y otros cuatro que no tienen posibilidades sin un milagro o una tragedia).
Mitt Romney se retiró de la contienda hoy –dijo que fue por motivos patrióticos y para evitar la rendición del país en “tiempos de guerra”– y con ello aseguró efectivamente que John McCain será el candidato presidencial del Partido Republicano.
Romney, quien después de calcular que tenía pocas posibilidades de alcanzar a McCain, declaró ante una agrupación de conservadores en Washington que “por nuestro partido y para nuestro país”, decidió hacerse a un lado. Mantenerse en la contienda, añadió, demoraría la unión que su partido necesita para una campaña nacional, lo que facilitaría un triunfo de Hillary Clinton o Barack Obama en la elección presidencial. “Y en estos tiempos de guerra, simplemente no puedo permitir que mi campaña de alguna manera asista a una rendición al terror”, implicando que eso es lo que desean los demócratas.
Tal vez podría ser la primera vez en la historia que un precandidato usa el pretexto del patriotismo para justificar su derrota.
McCain, con 707 delegados de los mil 191 que necesita para obtener la nominación formal de su partido como su candidato presidencial, ya gozaba de una ventaja sustancial sobre Romney, quien logró 294 delegados. Mike Huckabee –el único otro candidato con apoyo del ala ultraconservadora– tiene 195 y Ron Paul 14.
Romney inició su campaña hace un año e invirtió más de 40 millones de dólares de su fortuna personal en la contienda. Pero después de fracasos en los primeros estados, y con triunfos en sólo siete de los 21 estados el pasado supermartes (McCain conquistó los gigantes de Nueva York y California), el candidato más rico, ex gobernador de Massachusetts, y el primer mormón en lanzarse por la presidencia, decidió salirse de la competencia. “Odio perder”, afirmó.
Nuevo abucheo por el tema migratorio
McCain, quien horas después habló ante el mismo público donde Romney sorprendió a los conservadores con su decisión, continuó con su intento de conquistar, o por lo menos coquetear, con este sector clave del partido, y que siempre ha sospechado de la pureza conservadora del senador de Arizona, particularmente por su promoción de una reforma migratoria integral. De hecho, al tocar el tema hoy fue abucheado una vez más.
Sin embargo, líderes del partido –incluyendo a Romney quien a pesar de su animosidad personal con McCain decidió abrirle el paso– están buscando consolidar las bases en torno a McCain. Y hoy el senador insistió en que es uno de ellos, subrayando que a pesar de algunas diferencias, siempre ha sido conservador. Ganó ovaciones al insistir en que “yo quiero ganar esta guerra”, elogiando a los militares (es veterano de guerra; fue prisionero del Vietcong durante cinco años), y amenazando a Irán.
McCain se comprometió a “defender las virtudes de un pueblo libre contra aquellos que odian todo lo que tenemos”, se definió “pro vida” (clave para anti-aborto), habló de defender “la libertad” otorgada por “el creador de la naturaleza” (clave para dar a entender su creencia en un Dios supremo), entre otros mensajes diseñados justo para este público.
El retiro de Romney, si resulta en algún tipo de unidad entre los republicanos, preocupa a los estrategas demócratas que tienen un largo camino dividido entre Clinton y Obama.
Ambos precandidatos demócratas están en una intensa competencia por fondos –el combustible esencial para sus campañas– y hoy anunciaron, cada quien por su lado, que en las 48 horas después del supermartes, Obama había recaudado unos 7.2 millones, y Clinton logró captar 6.4 millones.
Y es que el dinero es crítico para ambos en las próximas semanas para financiar una batalla donde están empatados. Los dos han demostrado gran talento para recaudar fondos; obtuvieron más de 100 millones cada uno durante 2007 (comparado con el total de poco menos de 130 millones recaudado por todos los precandidatos demócratas durante 2003, el periodo comparable a este). Y Obama causó sorpresa al lograr recaudar 32 millones sólo en enero, contra poco más de 13 millones de Clinton.
Ese dinero será destinado a intensas batallas en las próximas semanas. Hoy Obama estaba en Luisiana recordando las secuelas de Katrina y todas las injusticias que esa tormenta dejó al descubierto. Ese estado celebra primarias el sábado. Ahí, como en las primarias de Virginia, Maryland y Washington D.C. el próximo martes, Obama tiene ventaja.
Clinton, a su vez, se centra en las primarias de Ohio y Texas –con grandes números de delegados en juego en ambos– el 4 de marzo, donde ella mantiene ventaja. No habrá descanso.
Pero con la decisión de Romney quedan tres precandidatos con posibilidades reales de llegar a la Casa Blanca, un republicano y dos demócratas: McCain, Clinton y Obama.