Editorial
EU: elecciones primarias, candidatos y matices
Los resultados de las elecciones primarias que se llevaron a cabo ayer en más de 20 estados del vecino país del norte, en una jornada en la que supuestamente se definirían los candidatos a contender por la Casa Blanca en noviembre próximo, confirman lo que se venía prefigurando en semanas recientes: que las preferencias del electorado demócrata se encuentran divididas entre el senador por Illinois Barak Obama –ganador en Georgia, Delaware y su estado natal–, y la senadora por Nueva York Hillary Rodham Clinton –triunfadora de las primarias en Nueva York, Arkansas, Tennessee y Oklahoma–, y que el Partido Republicano tiene en el senador por Arizona John McCain –virtual vencedor del supermartes en Nueva Jersey, Connecticut, Delaware e Illinois–, a su precandidato más consolidado y viable.
La contienda interna por la candidatura presidencial del Partido Demócrata se ha visto marcada por un ascenso sostenido de Barak Obama en las preferencias electorales y, en consecuencia, por una reducción prácticamente total de la amplia ventaja que hasta hace pocos meses colocaba a la senadora por Nueva York a la cabeza de todos los aspirantes de su partido. Al día de hoy, Obama se encuentra en empate técnico con Clinton en prácticamente todas las encuestas, además de que ha recibido el apoyo de importantes figuras del Partido Demócrata, como el ex aspirante presidencial John Kerry y la familia Kennedy. Pudiera ser que la encrucijada Clinton-Obama tenga que ser resuelta, paradójicamente, por los ex postulantes John Edwards y Bill Richardson, quienes han abandonado la contienda y cuya declinación a favor de uno u otro candidato podría ser determinante. Por lo pronto, todo parece indicar que, aun después del supermartes, la nominación presidencial del Partido Demócrata se mantendrá en el terreno de la incertidumbre y habrá de ser definida en las próximas jornadas de elecciones primarias, si no es que en la misma convención nacional de ese instituto político, en agosto próximo.
Por lo que toca al bando republicano, John McCain, del ala moderada del partido y también vencedor en las primarias de Carolina del Sur y Florida, ambos estados cruciales, se consolida como un precandidato sólido, por encima de figuras como el ultraderechista Mitt Romney y el pastor protestante Mike Huckabee, además del ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, hasta hace unos meses favorito para obtener la candidatura demócrata, quien acabó por abandonar la contienda tras los fracasos en las primarias y declinó a favor del senador por Arizona.
El proceso de sucesión en la presidencia de la nación vecina cobra especial relevancia para nuestro país y para el resto del mundo, sobre todo si se toma en cuenta que, pese a lo que se tiende a pensar, no da lo mismo quién gane. Sin duda, todos los candidatos a ocupar la Casa Blanca están comprometidos con la lógica imperial que rige la política estadunidense, pero los matices existentes entre los actuales aspirantes podrían marcar grandes diferencias en el rumbo de gobierno en los años próximos.
Cabe recordar, a este respecto, lo que representó para la nación vecina y para el mundo el fin de la era Clinton y el ascenso al poder de George W. Bush: durante la gestión del actual presidente, Estados Unidos ha sufrido una debacle en los terrenos económico, político, social, diplomático y militar, y la población mundial ha padecido siete años de guerras ilegales y cruentas, un incremento aterrador de las violaciones a los derechos humanos y colectivos y un saqueo sin mediaciones por parte de las corporaciones vinculadas a la Casa Blanca. El fundamentalismo ultraderechista del que es representante Bush multiplica los efectos catastróficos e inhumanos del imperialismo estadunidense.
Acaso el indicador más contundente de la inconformidad que deja sembrada la administración Bush en la población estadunidense sea el hecho de que el electorado republicano dio su voto ayer a una figura ajena al círculo presidencial, como es John McCain, derrotado en un supermartes hace ocho años por el actual presidente de Estados Unidos.