El escenario era que ganaría abrumadoramente
Explica historiador choque entre AMLO y neozapatistas
Aguirre Rojas presentó el libro Mandar obedeciendo
Signos preocupantes, como el silencio del presidente Felipe Calderón en torno al conflicto en Chiapas, la campaña mediática para diluir la responsabilidad gubernamental en la matanza de indígenas en Acteal, la reubicación de las fuerzas militares en ese estado y la intensificación de la guerra sucia en el mismo, hacen pensar en un posible endurecimiento oficial sin precedente hacia el movimiento zapatista.
Habla en entrevista el investigador Carlos Antonio Aguirre Rojas, quien presentó su libro Mandar obedeciendo. Las lecciones políticas del neozapatismo mexicano, publicado por la Editorial Contrahistorias y el Centro Immanuel Wallerstein.
El historiador y economista, autor de otros libros como Chiapas, planeta Tierra o América Latina en la encrucijada, también se refiere al porqué del cuestionamiento y distanciamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional respecto de la izquierda institucional mexicana, en particular hacia el Partido de la Revolución Democrática y el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador:
“El PRD está proponiendo un proyecto que, sin duda, puede tener ciertos grados progresistas, que no es nefasto ni catastrófico para el país, como lo es el proyecto actual de la ultraderecha. Pero desafortunadamente, y creo que este es el núcleo de la discrepancia, se trata de un proyecto que no resuelve de raíz los problemas fundamentales que enfrentamos.”
Se pregunta: “¿Dónde se encuentra la matriz del deterioro progresivo del salario real de los trabajadores, de la migración galopante en la que medio millón de mexicanos se va a Estados Unidos cada año, de la discriminación que siguen padeciendo los indígenas, las mujeres, los viejos, de la violencia, de la descomposición del tejido social?
Y responde: “la matriz de todo ello está, para los zapatistas, en el sistema capitalista. López Obrador dijo muy claramente que él no quería destruir el capitalismo mexicano, eliminarlo de raíz. El dijo: voy a mantener los equilibrios macroeconómicos. Y eso quería decir que iba a seguir con las políticas neoliberales. Pero son éstas las que deterioran el salario, las que matan la pequeña y mediana industria, las que empobrecen a los campesinos, las que destruyen el tejido social”.
La pregunta que los zapatistas se hacen, continúa el investigador, es cómo enfrentar de manera efectiva y real todos esos problemas. Y la respuesta que dan es: no hay otro camino que tratar de destruir la estructura capitalista, las políticas neoliberales. Y tratar de instaurar un tipo de sociedad alternativa: libertaria, democrática, tolerante y justa.
Es decir: “eliminar todo tipo de gobierno que ‘mande mandando’ e instaurar otro que ‘mande obedeciendo’. Es necesario modificar la idea misma del mando y de la obediencia, e instaurar lo que el concepto de democracia quería decir originalmente: un verdadero gobierno del pueblo, lo cual sería autogobernarse. Entonces, la idea de mandar obedeciendo es la del autogobierno popular, algo que no ha existido en la historia más que efímeramente, como en la Comuna de París, los inicios de la Revolución Rusa (con el poder soviético), los consejos obreros italianos, o el periodo áureo de la Revolución Cultural china”.
Salvarse la humanidad
Los neozapatistas, abunda, pretenden una sociedad que no se base en el “individualismo egoísta posesivo”, sino una “en la que el nosotros predomine sobre el yo”, lo cual se refleja en su consigna: “Para nosotros nada, para todos, todo”. Eso quiere decir, “que no podemos pensar las cosas desde nuestro interés egoísta, sino pensar que si México se salva se tiene que salvar como nación entera”.
Acerca de la economía, señala que se trataría de una sociedad que no funcionara “por el simple criterio de lucro y acumulación de capital”, sino con base en relaciones económicas igualitarias. “Entonces, esta sociedad que ya se está creando en las montañas del sureste mexicano, en los caracoles neozapatistas, es un proyecto anticapitalista. Y ese no era el proyecto de López Obrador”.
Aguirre Rojas considera que las críticas neozapatistas al ex candidato presidencial y al perredismo partían de la premisa de que ganarían los comicios presidenciales de manera arrasadora. Entonces, dice, el neozapatismo se preparaba para lidiar con la izquierda institucional en el poder, a fin de que no le pasara como a otros movimientos sociales de América Latina, pero se dio un “fraude electoral monumental”. En torno a este punto, recuerda, existe autocrítica de los neozapatistas, pero también han reivindicado la validez de los cuestionamientos a la izquierda institucional.
El historiador abunda sobre el tema de los movimientos latinoamericanos que apoyaron a candidatos socialdemócratas, quienes al llegar al poder no les cumplieron acuerdos ni promesas de campaña. Por ejemplo, agrega, en Brasil el presidente Luiz Inacio Lula da Silva no realizó la reforma agraria como se había comprometido con el Movimiento de los Sin Tierra. Y en Bolivia, el presidente Evo Morales no realizó la “nacionalización sin indemnización” que había pactado con movimientos indígenas y otros sectores sociales.
En el fondo, agrega, los gobiernos de izquierda de América Latina no han eliminado las políticas neoliberales, ni reconstruido el tejido social, ni impulsado una democratización real de la vida ciudadana, “ni han cambiado las jerarquías culturales, seculares y milenarias que seguimos padeciendo”.
Lo único que han hecho, indica, es “atemperar o aminorar los peores efectos del neoliberalismo y hacer más soportable el capitalismo, pero sin atacar de raíz el problema. Y por eso la esencia del proyecto neozapatista se reivindica fundamentalmente como anticapitalista. De ahí la diferencia y el deslinde de la izquierda institucional, y en especial del PRD”.
En su libro, y en la larga entrevista, Aguirre Rojas dice que otra de las “lecciones” neozapatistas se refiere a la crisis del movimiento altermundista, que debe pasar de la denuncia y la apertura indiscriminada, a integrar un frente que apueste por una nueva sociedad a escala planetaria.