La pasión se siente en el aire, definió
Brailovsky espera que no haya violencia el domingo
Ante UNAM debemos ganar como sea: Rojas
“No sé cuándo se inició la rivalidad América-Pumas”, expresó ayer Daniel Brailovsky, uno de los protagonistas del duelo en el que surgió el encono entre ambos equipos.
En el estadio Corregidora de Querétaro, en el famoso tercer partido, la final de la temporada 84-85 se definió por el polémico arbitraje de Joaquín Urrea, en partido en el que el Ruso tuvo destacada actuación.
–¿Qué recuerdo tienes de esa final? Se dijo que corrías como loco, como endemoniado, que te habías metido algo –se le preguntó ayer al técnico de las Águilas.
Luego de una carcajada, respondió: “Eso no lo había escuchado nunca. Yo viví acá y no lo había leído en ningún lado. ¿Después de 25 años me decís eso?... Fue una final importante, contra un equipo que jugaba mejor que nosotros.
“No pudimos ganar en el Azteca y nos salvamos con un gran gol de Carlitos Hermosillo, y después empatamos de casualidad en su cancha. Sabíamos que teníamos que ganar ese tercer (cotejo) a como diera lugar, y afortunadamente salimos bastante inspirados los 11 que estuvimos en la cancha.”
Se le insistió que fue en ese duelo cuando nació la rivalidad, pero concluyó: “No sé, yo me fui”.
En efecto, salió huyendo del país luego del temblor de 1985.
Se fue, pero sabe que es “un partido especial, de gran pasión, que se siente en el aire”, y confía en que no surja violencia en el que se jugará este domingo.
“Espero que no llegue a mayores consecuencias, que sea un duelo en el que la gente pueda disfrutarlo y no haya desorden ni desmanes”, señaló.
El argentino espera que su escuadra consiga el triunfo, su primero del torneo, pero rechazó que se busque vencer “como sea, porque a mí sí me gustan las formas”.
En cambio, sus pupilos Diego Cervantes y Oscar Rojas señalaron que sólo interesa la victoria. “Debemos ganar sí o sí. Aquí no sólo son tres puntos; se juega el orgullo. Es un clásico y tiene sabor diferente”, dijo Cervantes, mientras el Kevin consideró que “es un juego que no se debe perder; se debe triunfar como sea”.
Rojas se mostró sorprendido por su llamado al Tri y espera marcar a Landon Donovan –durante el amistoso contra Estados Unidos– para “ganarle y dejarle un recuerdito, y que no vuelva a hablar mal de la selección ni de México”.
Ayer visitó Coapa el argentino Nicolás Higuaín, hermano de Federico, quien juega en el Besiktas turco y será el refuerzo de las Águilas para el próximo torneo.
Nicolás no quiso hablar con la prensa, mientras el Ruso aseguró que no hay nada concreto y que ese visitante era “un viejo conocido que jugó conmigo al futbol en Argentina”.