Las medidas para prevenirlo costarían sólo uno por ciento, señala Fernando Tudela
Provocaría cambio climático pérdidas por 20% del PIB global: Semarnat
“No podemos dejar las decisiones a los políticos, la situación no se resolverá por decreto”
Mérida, Yuc., 28 de enero. El cambio climático amenaza la seguridad alimentaria en el mundo y los más afectados serán los países en vías de desarrollo, como México, porque se reducirá la producción de cereales, advirtieron integrantes de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en el seminario internacional Cambio climático, campo y justicia agraria, en el contexto de la quinta reunión nacional de magistrados de los tribunales agrarios.
Los focos rojos por el cambio climático están encendidos; es un asunto que por sus consecuencias requiere de nuevas políticas públicas y de una legislación ad hoc para definir deberes, derechos y una acción colectiva, dijo Myriam Urzúa, representante de la Cepal. Norman Bellino, de la FAO, acotó: “ya no se puede esperar para tomar acciones decisivas, los sistemas agrícolas y forestales tienen que adaptarse ante los nuevos problemas”.
Este fenómeno, causado por el incremento en la emisión de los gases de efecto invernadero, agudizará los problemas sociales y provocará un alud migratorio, por lo que México necesita repensar el desarrollo rural a mediano y largo plazo. “No es un tema de este o del próximo sexenio, hay que planear en términos de décadas pensando en la conservación”, apuntó el subsecretario de planeación y política ambiental de la Semarnat, Fernando Tudela.
Advirtió que debido al calentamiento de la tierra grandes extensiones de tierra agrícola dejarán de ser productivas y en una década el nivel de los mares subirá 40 centímetros, por lo que no descartó inundaciones en zonas cercanas a las costas.
Y aunque se están promoviendo económicamente los sumideros naturales de carbono –bosques y selvas absorben 30 por ciento de las emisiones de CO2 y los océanos 25 por ciento–, éstos han reducido su capacidad en 10 por ciento en 50 años. Dejar de actuar provocará que se pierda 20 por ciento del PIB global, es decir, las consecuencias económicas serán similares a las producidas por las dos guerras mundiales del siglo pasado o la gran depresión, en tanto que el costo de estabilización es de apenas uno por ciento de dicho PIB.
De no revertirse la situación, insistió, “en 10 o 15 años la supervivencia de la humanidad estará en juego”. En México, mencionó, está en riesgo su capital natural y por ello hizo un llamado a la sociedad para actuar desde sus respectivos ámbitos para mitigar la producción de gases de efecto invernadero, en tanto, al gobierno le corresponde diseñar esquemas institucionales de gestión de riesgo ya que el país no está preparado para los efectos del cambio climático.
Carlos Gay, director del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, también habló de las amenazas para el país por el cambio climático y con tono irónico asentó: “vamos a estar más calientitos y con menos agua”.
Y al igual que subsecretario de la Semarnat, expuso que la agricultura de temporal será la más afectada. “No sabemos cuáles serán los efectos potenciales en el país, tenemos sólo una visión a ojo de pájaro; lo que procede es jerarquizar prioridades por zonas y no dejar las decisiones a los políticos, sino a los técnicos, porque la situación no se resolverá por decreto”.
Antes, el presidente del Tribunal Superior Agrario, Ricardo García Villalobos, comentó que el cambio climático trasciende lo ambiental y amenaza los procesos económicos, y es ya un problema de seguridad estratégica nacional y mundial por sus repercusiones sociales y culturales. En el país impactará las superficies rurales y los derechos de propiedad y de uso de los núcleos agrarios, lo que demandará acciones de mitigación y nuevas tecnologías.
Los problemas ambientales, abundó, se resolverán sólo con consensos sociopolíticos y jurídicos que permitan al país sacar partido de tecnologías y modelos de intercambio que le permitan avanzar en las acciones de mitigación y solución del cambio climático.