Rellenos sanitarios deben desaparecer: investigadores
Ante el inminente cierre del tiradero de Bordo Poniente, expertos de la UNAM recomendaron desaparecer los rellenos sanitarios en México, no sólo por sus altos costos de construcción –al menos 400 millones de pesos– y mantenimiento, sino porque causan una permanente e irreversible pérdida de suelos.
Neftalí Rojas, investigadora del Instituto de Ingeniería; Irma Rosas, directora del Programa Universitario del Medio Ambiente (PUMA); Sergio Palacios, del Instituto de Geología, y otros investigadores de la Facultad de Ingeniería, todos de la UNAM, destacaron que los rellenos sanitarios se han declarado obsoletos en los países desarrollados, pese a lo cual en México hay 95, sólo 13 de los cuales cumplen parcialmente la norma ambiental.
Esos depósitos requieren además del uso de tecnologías y de ubicarse en sitios adecuados, porque de lo contrario causan grave contaminación de aguas subterráneas.
Debido al deterioro que provocan al ambiente y a sus repercusiones en la salud, los especialistas sugieren un manejo integral de los residuos, crear conciencia ciudadana para que reduzcan sus desechos y transformar la basura.
Sobre el mismo tema, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) informó que de las 12 mil toneladas diarias de residuos sólidos urbanos que se generan en el Distrito Federal, sólo se recicla 6 por ciento (750 toneladas), cantidad equivalente a los desechos que produce una sola delegación.
Luis Raúl Tovar, especialista del Centro Interdisciplinario de Investigaciones sobre Medio Ambiente y Desarrollo del IPN, afirmó que la baja tasa de reciclado provoca que los desechos vayan directamente al Bordo Poniente, al cual quedan sólo dos años de vida útil.
En mil 500 kilómetros cuadrados de superficie que tiene la capital hay 13 estaciones de transferencia, tres plantas de selección y un relleno sanitario, pero lo grave es que México no tiene confinamientos de residuos peligrosos, pese a que en el Distrito Federal cada persona genera 1.4 kilogramos de desechos al día, mientras en 1950 la cifra era de 0.37 kilogramos.