El serbio, de 20 de años, suma el trofeo a las dos Masters Series ganadas en su carrera
Djokovic logra su primer título de Grand Slam al derrotar a Tsonga en Australia
Señalado como favorito, perdió el primer set, pero doblegó al francés en las siguientes mangas, en más de tres horas de partido
Aún no me doy cuenta de lo que he hecho, expresó
Ampliar la imagen Novak Djokovic siempre se mostró seguro de llegar a los primeros planos, pese a que en Serbia se carece de infraestructura deportiva Foto: Ap
Ampliar la imagen Jo-Wilfried Tsonga sorprendió a Djokovic en el primer set, pero el francés, que fue la sensación del torneo, no pudo mantener el ritmo Foto: Ap
Melbourne, 27 de enero. La victoria del serbio Novak Djokovic en el Abierto de Australia, su pri- mer título de Grand Slam, marca el nacimiento de un grande del tenis que nunca ha ocultado su ambición de convertirse en número uno mundial.
El joven de 20 años de edad, el primer jugador de Serbia que gana un torneo de gran importancia, derrotó a la sensación del Abierto de Australia, el francés Jo-Wilfried Tsonga, en cuatro sets, por 4-6, 6-4, 6-3, 7-6 (7/2), y más de tres horas de juego.
“Es una sensación indescriptible. Todos los jugadores sueñan con esto. Un Grand Slam es especial, dura dos semanas, los mejores jugadores están aquí y al final sólo queda uno. Todavía no me doy cuenta de lo que he hecho”, dijo el ganador.
Aunque más experimentado, Djokovic entró en la Rod Laver Arena más tenso que su adversario, quizás por miedo a no confirmar su hazaña ante el número uno mundial, Roger Federer, defensor del título.
En semifinales, el serbio se vengó del suizo en tres mangas, pues lo había vencido en su primera final de Grand Slam, el pasado septiembre en el Abierto de Estados Unidos.
“Era una sensación extraña, ser favorito en una final de Grand Slam. Siempre es peligroso jugar contra alguien que no tiene nada que perder. Fue muy agresivo al principio. Yo tuve que calmarme y concentrarme. El hecho de tener experiencia en una final me ayudó”, explicó Djokovic.
Contra Tsonga, sitio 38 de la Asociación de Tenistas Profesionales, el número tres mundial tardó set y medio en ajustar sus golpes desde el fondo de la pista, imponer el ritmo en los peloteos y recuperar la movilidad que le hace ser tan difícil de desbordar en defensa.
Fue al final del partido cuando Djokovic enseñó que tiene madera de campeón. Con problemas en un muslo a mitad de la cuarta manga, alejó el fantasma del abandono –desventura vivida dos veces en Grand Slam, en Roland Garros, en 2006, y en Wimbledon, al año siguiente–, pasando a la ofensiva para evitar jugar un quinto set. El serbio neutralizó la única bola de rompimiento de Tsonga gracias a una magnífica volea.
Djokovic jugó al más alto nivel el año pasado, para instalarse en el trío de líderes mundiales. Apenas llegado al circuito, proclamaba su intención de alcanzar la cima. Una afirmación que podría pasar por pretenciosa si los resultados no lo acompañaran.
Pero a sus 20 años, el serbio ha ganado ya ocho títulos, entre ellos éste de Grand Slam y dos Masters Series, y ha alcanzado al menos las semifinales en todos los “grandes”, gracias a un juego muy completo, tan eficaz con la derecha como con el revés y al servicio, en todas las superficies.
“A menudo veía a las leyendas del tenis levantar los trofeos. Siempre creí en mí. Para algunos, era realista, para otros, no; sobre todo por la ausencia de infraestructura en mi país”, dijo.
El Abierto de Australia de 2008 podría marcar un giro en la historia del tenis. Es la primera vez desde hace tres años que ni Nadal ni Federer estaban en la final, con el suizo disputando las 10 recientes. El número uno mundial, que ha ganado 12 títulos de Grand Slam, se vio frenado en la carrera por batir el récord de Pete Sampras (14).