Usted está aquí: domingo 27 de enero de 2008 Cultura Mujeres artistas en el siglo XXI, fruto de una afortunada casualidad: Masri

La fragmentación entre el ser humano y la naturaleza, obsesión en común

Mujeres artistas en el siglo XXI, fruto de una afortunada casualidad: Masri

El centro Estación Indianilla expone la muestra y la colectiva México-NY-París

Ángel Vargas

Ampliar la imagen Obra de la artista Nunik Sauret, quien participa en el proyecto que se exhibe en el Centro Cultural Estación Indianilla Obra de la artista Nunik Sauret, quien participa en el proyecto que se exhibe en el Centro Cultural Estación Indianilla Foto: cortesía de la artista

No obstante que la temática quedó abierta al criterio de cada una de las participantes, en las cuatro exposiciones que integran el proyecto Mujeres artistas en el siglo XXI prevalecen inquietudes y una materia de trabajo común: la denuncia de la fragmentación entre el ser humano y la naturaleza.

Poética y crítica se amalgaman así en este crisol de cuatro artistas mexicanas y extranjeras que, con su mirada sublime y el temple comprometido de su trabajo, buscan confrontarse e interrogarse sobre sí mismas y su relación con el entorno global, determinado por una realidad mercantil del arte y la depredación humana, natural y social.

Cartografía corporal, de Nunik Sauret; De árboles y cuerpos, de Sandra Pani; Bosque de sombras, de Naomi Siegman, y Into the void (Adentro del vacío), de Jeannette Betancourt, son los títulos respectivos que conforman dicho proyecto.

En éste se incluye la colectiva México-Nueva York-París, integrada por propuestas en video y cine experimental de 35 creadoras provenientes de esas ciudades.

Con sede en el Centro Cultural Estación Indianilla (Claudio Bernard 111, esquina Niños Héroes), donde permanecerán por lo menos durante los dos próximos meses, las muestras fueron inauguradas este sábado por la secretaria de Cultura del DF, Elena Cepeda, y el director de la instancia, Isaac Masri.

En su discurso, la funcionaria destacó la manera tan importante y cuantiosa en como la presencia de las mujeres se ha extendido en la sociedad moderna por medio de las artes, desde directoras de orquesta hasta cineastas, escultoras y poetas.

“El arte nunca ha sido exclusivo de los hombres, sostuvo. Hoy experimentamos una mayor proliferación de mujeres artistas que en cualquier otra época. Sylvia Plath alguna vez nos enseñó en alguno de sus controvertidos poemas: ‘si quieres que te publiquen tienes que ser mil veces mejor que cualquier poeta hombre’”.

De acuerdo con Cepeda, entre los aportes de esta perspectiva de género en el arte, se encuentra “la intimidad en la propuesta estética en la pintura, el detalle en la cinematografía”, pero sobre todo “la poética de espacio es la mayor aportación propia de nuestro género”.

Al término de la breve ceremonia, a la que asistió la célebre pintora Leonora Carrington, Isaac Masri confesó en entrevista que el proyecto Mujeres artistas en el siglo XXI, es producto de una afortunada casualidad más que de una iniciativa planeada sesudamente.

“Estas exposiciones ofrecen el trabajo de un grupo de artistas muy sensibles que tienen una conciencia ecólogica y un compromiso con el medio ambiente a toda prueba”, agregó

“Finalmente, el hilo conductor es que las participantes son mujeres, que todas están muy preocupadas por los reinos vegetal, animal y por la especie humana, y su manera tan particular que cada una tiene de expresar ese hecho y denunciar la destrucción que prevalece hoy día”.

Ejemplo de esa gran diversidad de orígenes, planteamientos y discursos que se albergan es el proyecto presentado en la Estación Indianilla.

La muestra de Sandra Pani, De árboles y cuerpos, debe su origen a un sueño de la pintora, en el cual tuvo el mandato de buscar el cuadro El descendimiento de la cruz, de Van der Weyden.

A partir de allí creó una serie de dibujos en gran formato (tres metros) que se nutren con la lectura de la artista en torno de la obra La pasión según san Mateo, de Bach, y las reflexiones del pintor Francis Bacon sobre la naturaleza universal y arquetípica de la crucifixión y el sufrimiento humano.

“Tanto el proceso como el tamaño de las piezas tienen gran significado. Trabajo simultáneamente con la imagen de un tótem o deidad protectora, y la imagen de un cuerpo-árbol”, escribe Pani en el texto introductorio a su exposición.

“En mi trabajo artístico un mandato interno me impulsa a establecer un proceso ceremonial y ritual. Literalmente uso mi propio cuerpo, trabajo con el papel en el piso, camino alrededor y me acuesto sobre él para dejar una huella. Entrar en contacto con el papel se convierte en toda una reflexión acerca de la experiencia de habitar un cuerpo.”

 
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