Desde Otras Ciudades
Madrid y su obra faraónica
Ampliar la imagen La M-30 a las 14:30 horas de un viernes cualquiera Foto: tomada de www.madridteacher.com
Madrid. Madrid, dicen algunos vecinos, no tiene al frente a un alcalde sino “a un faraón” dispuesto a todo para entrar con honores en los anales de la historia de la ciudad. El “faraón” es el conservador Alberto Ruiz-Gallardón, un tecnócrata liberal que propugna por el superávit fiscal y, al mismo tiempo, es capaz de heredar al Ayuntamiento –y a sus tres millones de habitantes– una deuda histórica por una sola obra: más de 3 mil 500 millones de euros por la reforma del periférico de Madrid –la M-30–, un anillo vial con algo más de 33 kilómetros.
La M-30 es la avenida más importante de Madrid, por encima del emblemático Paseo de la Castellana. Por esta calle transitan a diario algo más de 600 mil vehículos y sirve para comunicar al centro con los numerosos barrios periféricos. Después de 20 años de funcionamiento, el alcalde anunció una gran reforma: remodelar los carriles de la avenida, así como sus alrededores, con la creación de parques y centros de ocio, además del soterramiento de ocho kilómetros de calle. La reforma, que duró cuatro años, se inauguró –sin terminar– en abril de 2007 con un espectáculo de fuegos artificiales y conciertos.
Pero los detractores de esta obra “faraónica” resaltan más bien sus consecuencias: 3 mil 500 millones de euros de costo que pagarán los madrileños en los próximos 30 años, es decir, mil 200 euros por habitante. A lo que hay que sumar los costos humanos: más de mil 100 accidentes laborales, nueve mortales, 18 graves y más de mil leves.