Usted está aquí: domingo 27 de enero de 2008 Capital San Pablo Tepetlapa, de entorno amenazador a sitio pintoresco

Vecinos cambiaron sus paredes grafiteadas por muros uniformados color rojo hacienda

San Pablo Tepetlapa, de entorno amenazador a sitio pintoresco

La colonia participó en el Programa de Mejoramiento Barrial del gobierno capitalino

Ángel Bolaños Sánchez

Ampliar la imagen Los vecinos de San Pablo Tepetlapa reconocen los beneficios obtenidos del programa del GDF, aunque aclaran: "ya estamos bonitos por fuera, pero adentro ¿cuándo?", refiriéndose a la situación de extrema pobreza en la que viven muchas de las familias del barrio coyoacanense Los vecinos de San Pablo Tepetlapa reconocen los beneficios obtenidos del programa del GDF, aunque aclaran: “ya estamos bonitos por fuera, pero adentro ¿cuándo?”, refiriéndose a la situación de extrema pobreza en la que viven muchas de las familias del barrio coyoacanense Foto: Carlos Cisneros

Con una mínima inversión, 2 millones 500 mil pesos, los más de 6 mil 500 habitantes del barrio de San Pablo Tepetlapa, en la delegación Coyoacán, comenzaron a ver transformado su entorno, de un paisaje de muros grafiteados y herrumbrosos, que le daban un aspecto amenazador hace tres meses, a un sitio pintoresco, más parecido a un pueblo de provincia con sus calles estrechas sin banquetas y sus colores uniformes: rojo hacienda y champagne, casa tras casa, que hoy inspira confianza y seguridad a propios y extraños.

“No se había visto un cambio tan grande desde hace muchos años y sin que nos vengan a pedir un centavo. Así hasta da gusto ser de aquí”, dicen Fernando Morales, Antonio Alcántara y Raúl Álvarez, vecinos del lugar y quienes integran el comité de administración que se creó para participar en el Programa de Mejoramiento Barrial del Gobierno del Distrito Federal (GDF), en el que la gente no tuvo más que organizarse y asistir a reuniones para discutir y votar el proyecto.

Y es que este barrio, asegura Alcántara, tiene el orgullo de ser de los más antiguos de aquel lugar de coyotes, como lo acredita el vocablo que le da nombre, Tepetlapa: pueblo de piedra encimada, porque se asienta sobre la dura roca del volcán Xitle, y que alberga además dos museos, el Anahuacalli, también conocido como Diego Rivera, porque exhibe una importante colección de arte prehispánico que perteneció al muralista, y el Museo del Automóvil.

¿A qué se debe el deterioro del barrio? Todos coinciden en que las crisis económicas han generado lunares de marginación dentro del barrio, en el que se asientan 112 vecindades y por lo menos en 40 de ellas la pobreza es extrema.

Ese ha sido uno de los debates, refiere Alcántara, porque la gente le dice: “Ya estamos bonitos afuera, pero adentro ¿cuándo?” Para muestra un muro, pues nadie pudiera imaginarse que detrás del portón nuevo y los relucientes muros recién repellados y pintados del número 66 en la calle Hidalgo, se escondan casas herrumbrosas de adobe y techos de láminas con montones de escombro en las esquinas que representan un foco de infección.

Por ello, haber logrado el monto más alto en financiamiento para uno de los 50 proyectos financiados por el GDF con este programa, 2 millones 500 mil pesos –de una bolsa global de 80 millones–, representa para ellos la esperanza de haber dado el primer paso para, en una segunda etapa, poder apoyar de otra manera a estas familias.

En tanto, la gente se muestra orgullosa del cambio, aunque el avance en los trabajos, consistentes en el aplanado de muros exteriores, pintura y colocación de 55 portales y puertas –todas de un mismo estilo– en donde antes había láminas o madera o sustituyendo a otras deterioradas, es de 60 por ciento.

Apolinar Becerril, de 67 años, vividos en su totalidad en San Pablo Tepetlapa, asegura que al principio había desconfianza porque en administraciones anteriores sólo venían a pintar unas tres calles, pero ahora es la misma comunidad la que administra y vigila el uso del dinero –se formó también un comité de supervisión– y el trabajo se ha hecho rápido.

“El ambiente es mucho más agradable, se ve más seguro, hay más luz por la misma pintura y hasta hay más convivencia”, refieren Sara Camacho, Beatriz Flores y Blanca Andrea Flores, vecinas del lugar.

Lo más importante, dice Ricardo Alvarez, es haber logrado organizarse, lo que en un sitio de usos y costumbres es más común para las fiestas tradicionales del barrio, como la del 15 de septiembre o la del santo patrono, San Pablo –celebración que se llevará a cabo este domingo–, y que fue determinante para lograr el consenso, aunque hubo que vocear, pegar avisos en los postes y recorrer varias calles casa por casa, “pero ha valido la pena”.

 
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