En el Chopo
E K T P ES PUNK
Antiguamente, el municipio de Ecatepec era conocido simplemente como San Cristóbal, y era famoso porque allí fusilaron a José María Morelos y Pavón. Pero ahora es, junto con minezota (mi Neza grandota), uno de los ayuntamientos donde los colectivos punketos han proliferado, en lugar de desaparecer. La cercanía de Ecatepec con el Distrito Federal –los separan 18 kilómetros, aproximadamente– facilita que cada sábado le caigan chavos de esos lares al Tianguis, espacio que cada fin de semana recibe a centenares de punks de todos los rumbos de la gran capital.
El sábado anterior empezaron a rolar carteles por los pasillos del Chopo anunciando una tocada punk en ektpunk. En el referido anuncio se lee, entre otras cosas: “Mohicanos, picos y pelones, sin divisiones absurdas, celebrando 30 años de punk en el mundo. ¡El punk no está muerto! Salud y anarkía, fraternidad y autogestión”. Como grupos estelares aparecen Rebel’d, Amaya, Ley Rota, Yaps, Alkólika y Erexión, y como madrina, Tigra. Completan el cartel una docena de bandas más. La tocada será el próximo domingo 3 de febrero, allá por avenida Central, a la altura de la estación Tecnológico, del Metro (atrás del bar Tijuana). La preventa es con el Bam Bam en el Tianguis del Chopo.
Ante este inesperado auge del punk en nuestro país, los corredores del Tianguis se ven invadidos por jóvenes con claras tendencias punketas. Sin embargo, en sus opiniones unos son escépticos, mientras otros dicen: “El movimiento ha crecido y se ha enriquecido con la colaboración de punks activistas de otros países. Aquí, el movimiento ya está cobrando cierta madurez, se está alejando del viejo rollo autodestructivo. Yo he vivido dentro del movimiento desde su auge en La San Fepe y en la Zona Militar”, comenta Morris, de Los Desviados, quienes cumplen “ 20 años de resistencia, con un disco nuevo”. Una variación sobre el mismo tema la manifiesta Jazmín, La Wekli: “Uno empieza chavito, por puro desmadre; después lo tomas como estilo de vida. Al movimiento actual, la neta, lo veo del nabo; nadie hace nada, nomás es moda para algunos, pose para otros. No hay punks verdaderos, no hay unidad. Yo no tengo colectivo, soy independiente: carameleo en Insurgentes, perforo en Iztapalapa, todo de manera independiente”. Otra opinión la dio Pablo Hernández –El Podrido, pa’ la banda–, punk de abolengo, vecino de Neza y autor del libro La historia del graffiti en México, y de otro, de próxima aparición: “Es un movimiento que va para arriba; las nuevas generaciones están tocando –fusilando– a grupos viejos como Sex Pistols, Ramones. Hay derivaciones: ahora son happy punks y hasta a los niños emo les gusta el punk rock. Hay gente veterana que sigue en la lucha, pero también se abre la puerta para las nuevas generaciones que están tomando los ideales con mucha fuerza, que como sabemos, es un rock contra los ricos. Para finalizar, Pablo agrega: “Sigo siendo punk porque nada ha cambiado desde que era chavo: la política sigue desgastando a nuestro país; estoy contra la pobreza y procuro mantenerme al lado de los jodidos, sean o no punks”.