Usted está aquí: sábado 26 de enero de 2008 Mundo Resistencia a tiraderos en Nápoles

Resistencia a tiraderos en Nápoles

El basurero en que se convirtió la ciudad, fruto de la mala gestión oficial, señalan activistas

Matteo Dean

Ampliar la imagen Una mujer y su hija caminan entre un montón de basura en Nápoles. Los residuos amontonados en las calles de la ciudad reflejan la crisis que las autoridades aún no pueden resolver Una mujer y su hija caminan entre un montón de basura en Nápoles. Los residuos amontonados en las calles de la ciudad reflejan la crisis que las autoridades aún no pueden resolver Foto: Ap

La situación en la región de Campania y en Nápoles, su capital, “no es ninguna novedad; es la emergencia en la emergencia y ya se veía llegar desde hace meses”, afirma Vittorio Forte, miembro de la Red Salud y Ambiente de la Campania, que en estos días está organizando los bloqueos, las marchas y la resistencia frente a la enésima decisión gubernamental de tratar el procesamiento de la basura vía tiraderos e incineradores.

Entrevistado en la ciudad de México, donde estuvo de paso unos días, el activista italiano, originario de Nápoles, define la actual situación de “momento de alta conflictualidad social en la región, y no sólo”. La protesta, explica, es muy amplia y determinada y se sustenta en una fuerte red de solidaridad que se ha creado en todo el territorio entre ciudadanos que no quieren más tiraderos. El basurero en que se han convertido las calles de Nápoles, continúa, es el fruto sin duda de una mala gestión tanto a nivel gubernamental nacional como local, “porque la elección política sigue manteniendo la lógica de incinerar”. “A esta situación hay que añadirle la infiltración mafiosa, cuyas organizaciones controlan el mercado de los desechos y las colusiones del mundo industrial”, analiza Vittorio Forte. Advierte finalmente que a pesar de las tentativas de desligitimar las resistencias de la población, “lo cierto es que formas e intensidad de la protesta toman origen también de una realidad local extremadamente precaria económica y socialmente”.

La Red Salud y Ambiente trabaja activamente en la Campania desde hace años empeñada en encontrar soluciones alternativas al actual sistema y oponiéndose a las formas que éste impone.

“La crisis actual se genera en un contexto que ya vivía la emergencia desde hace 14 años”, explica, “cuando el gobierno central decidió asumir el control directo del problema de los desechos en toda la región enviando a un comisario gubernamental”. Han pasado seis gobiernos, continúa, y reina el descontrol del sistema y la insistencia en modelos francamente rebasados, aunque presentados como los de última generación.

–La coyuntura actual se genera a partir del tiradero de Giuliano...

–Nos habían prometido cerrar ese viejo tiradero que hoy contiene 5 millones de los llamados ecobultos, de 800 kilos cada uno, el 21 de diciembre pasado. Lo hicieron, pero cinco días después lo volvieron a abrir. La resistencia que se generó al cabo de unos días de violentos enfrentamientos con la policía logró vencer y Giuliano se tuvo que cerrar. Es aquí cuando deciden, a principio de año, volver a abrir Pianura.

En el encuentro entre la Red Salud y Ambiente y el comisario realizado el pasado octubre, había sido explicado el plan gubernamental.

–A pesar de insistir en la lógica de incinerar la basura, el plan preveía dirigir el procesamiento de los desechos en su cauce natural: salir de la emergencia eliminando la figura del comisario a partir del 1º de enero y transitar paulatinamente a un sistema de separación y reciclado. Pero esto no sucede: primero la represión en Giuliano y después la confirmación del estado de emergencia.

–¿Qué sucedió?

–No sólo el gobierno confirmó al comisario para los siguientes 11 meses, sino que, frente a la protesta de estos días, asignó también un supercomisario con amplios poderes.

Añade: “poderes de orden público. Gianni de Gennaro, el supercomisario, a quien conocimos por su responsabilidad en los crímenes cometidos durante la represión en Génova, hoy tiene poderes especiales sobre la policía. Además, el gobierno asignó la protección de los tiraderos al ejército italiano, pero el mismo De Gennaro controla a los soldados presentes en Campania”.

A propósito de la función del ejército en la operación planeada por el gobierno, hubo aclaraciones del primer ministro que descartan el uso de las fuerzas armadas para cuestiones de orden público. Ahí está el problema, dice Vittorio Forte, porque Prodi confirmó también que “si los basureros fueran declarados zonas militares, el ejército deberá defenderlos frente a cualquier hipótesis de bloqueo. La situación se pondría complicada si la gente siguiera protestando como lo hace”.

–¿Cuál ha sido la reacción a la llegada de dos comisarios extraordinarios?

–El miércoles pasado, la marcha convocada inmediatamente en Pianura dio su bienvenida a De Gennaro: fue bloqueada la puerta del palacio en el cual se reunía con las autoridades locales y el edificio fue atacado con huevos podridos.

Reflexiona el activista italiano: “hoy el gobierno pide la solidaridad nacional, persuadiendo a los gobiernos regionales para que reciban parte de los desechos de la Campania. Pero aún no hay fecha para comenzar a aplicar verdaderas soluciones: separación de la basura, reciclaje y la reducción de los embalajes de los productos”. Y pregunta: “¿por qué no crear una ley que obligue a las empresas a reducirlos?”

–Pianura tiene historia. ¿Por qué volver a abrir el tiradero?

–Pianura ha sido el tiradero de Nápoles durante 60 años. Se ubica en la periferia de la ciudad. Cerrado hace 10 años por haber terminado su “vida útil”, hoy el gobierno quiere reutilizarla, porque no tiene otras soluciones. Hoy la zona limítrofe es un área protegida por el WWF.

El regreso de la basura a Pianura, explica, “significa hablar de basura en el perímetro urbano, otra vez”. Desde hace casi un año las calles de Nápoles están llenas de basura. Pero, explica, “la basura aún no llegaba a las zonas bien de la ciudad. Hoy lo que era la sala de la ciudad ya no es tal. Es un basurero como cualquier otro. Nunca en mi vida, en los pasados 14 años, había yo visto tanta basura en las calles de Nápoles”.

Por eso la decisión gubernamental desencadenó la protesta en el centro de la ciudad. “El tiradero de basura que es hoy Nápoles”, continúa, “es también la reacción de quienes viven en la ciudad, son formas de solidaridad y protesta”.

Frente a la actividad mafiosa que gestiona el negocio de los desechos, en particular los tóxicos procedentes de la industria del norte, confirma el alto grado de infiltración que la Camorra (como se le llama a la mafia de la región) tiene en las instituciones, inclusive en el entorno del comisario. La Camorra, explica Forte, “es dueña de la mayoría de las empresas subcontratadas por los gobiernos locales para el transporte de la basura y también es propietaria de mucho del territorio que se ha utilizado como tiradero”. Cita las fuentes judiciales para aportar la información que se ha conseguido a lo largo de estos años, para confirmar lo que muchos saben: “Lo mismo se puede decir de los concejos municipales, cuyo miembros son en parte influidos por los grupos mafiosos”. Con tales fuentes y con la experiencia de 30 años en los movimientos sociales italianos, Vittorio Forte no duda en afirmar que es “la Camorra quien finalmente gestiona la cuestión desechos. Lo hace junto al sistema industrial y la anuencia de los partidos”. Y añade: “en este aspecto el silencio por parte de los sindicatos y de las asociaciones industriales locales es una señal clara de los intereses que cada quien tiene en el negocio”.

–Se comentó que la Camorra también controla la protesta de estos días. ¿Qué hay de cierto?

–Nada. La protesta es llevada por una red de comités, un espacio que se ha creado en estos días. La solidaridad que se está generando entre los ciudadanos es increíble.

–La protesta ha asumido formas e intensidades que han sido criticadas.

–Puede que hayan formas “políticamente no correctas”. Hay que entender, sin embargo, que hoy día, el desconocimiento hacia las autoridades es evidente. La incumplida promesa de cerrar Giuliano, por ejemplo, erosionó la poca credibilidad de las instituciones. De la misma manera se ha roto también el mecanismo de representación en los partidos. Nadie en el sistema político tradici‡onal ha tomado la defensa de la población local. Todos alineados a las posiciones del gobierno. Es por eso que algunos han definido que la banlieu de Nápoles, efectivamente existe. Las protestas de estos días son también la expresión de un malestar generalizado que se vive en la ciudad. Todos son precarios en Nápoles, también los que tienen un trabajo “estable”.

 
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