Emprender lucha por la soberanía, pacto en Foro Social
Busca EU controlar a sus socios comerciales con la Aspan
El Ejército Zapatista anunció en 1994 que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte sería el “certificado de muerte” para la cultura de la vida que gira en torno al maíz; 14 años después este señalamiento ha quedado corto ante las medidas que emprende Estados Unidos con la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (Aspan), que no es sino un TLCAN plus porque va por el control absoluto de sus países miembros.
En la penúltima jornada del Foro Social Mundial 2008, redes de la sociedad civil de México, Canadá, Estados Unidos y la provincia de Québec, informaron que para contrarrestar el interés empresarial de los estadunidenses por controlar las riquezas energéticas de las naciones que integran el TLCAN, preparan la conformación de una coordinación social trinacional de lucha por la soberanía.
Destacaron que aunque en sentido estricto el Aspan no es un tratado, es un instrumento “antidemocrático”, porque no está sujeto a revisión alguna por parte de congresos o parlamentos, y sus regulaciones son similares a decretos, que se dictan por orden presidencial y sin participación de la sociedad civil.
Rick Arnold, de la Common Frontiers de Canadá, denunció que por medio del gobierno estadunidense las grandes empresas de ese país están tomando el próximo paso para obligar a México y Canadá a que realicen cambios en sus leyes, normas y prácticas con el fin de asegurar los intereses económicos, de prosperidad y seguridad del coloso del norte.
El Aspan, dijo, implica mayor control sobre los recursos de nuestros países, homologación de leyes y normas en materia de seguridad que incluyen mayor control sobre el flujo de personas y mercancías, combate a las amenazas contra el terrorismo y delincuencia organizada, coordinación de los órganos de inteligencia y una creciente militarización de todos los países.
Alertó que el pretendido combate de Estados Unidos contra el terrorismo, luego del 11 de septiembre de 2001 en sí “es un paso corto en la criminalización de las protestas sociales”, y la apropiación de los recursos naturales del Medio Oriente, lo cual no le ha funcionado y es por eso que en el continente americano vuelve a mirar allende sus fronteras norte y sur.
Dijo que quienes están detrás del Aspan buscan principalmente el control de los energéticos, como petróleo y gas natural y los recursos estratégicos como la biodiversidad y las reservas de agua dulce, esta posición fue compartida y abundada por Pierre Yves, del Resseau Quebecois sur I’Integration Continental, de Québec.
Es sólo el primer paso de un proyecto más amplio que Estados Unidos, independientemente del partido político que esté en el poder, estará impulsando en las próximas décadas para la integración del continente. “Lo que empiezan a vivir nuestras naciones lo podrían padecer el resto de América”, que hacia el sur camina a la izquierda y en el norte hacia la derecha, apuntaron.
En la Plaza de la Constitución, los panelistas en todo momento cuestionaban a los asistentes si algo de lo que iban denunciando les era familiar en las medidas que se aplican en las terminales aéreas y las fronteras con Estados Unidos, las profundas reformas al Estado que se debaten, la militarización del país por la lucha contra “el terrorismo” y la delincuencia organizada y la criminalización de los movimientos sociales, entre otras medidas. Al unísono, la respuesta fue afirmativa.
Por la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (Rmalc), Alejandro Villamar, dijo que entre los claroscuros que se conocen del Aspan destaca el firmado el 23 de febrero de 2005 en el rancho de George Bush, en Texas, el entonces primer ministro de Canadá y Vicente Fox.
Se trata, agregó, de un documento que sólo firman los presidentes y que en términos formales tiene dos grandes partes: un ala de prosperidad, subdividido en 11 grupos de trabajo, y otro de seguridad con 10 líneas de acción.
Los grupos de prosperidad son el de energía, agricultura y alimentación, salud, servicios financieros, comunicaciones, competitividad industrial, carreteras y facilitación de transporte, entre otros, “pero esto ya está establecido en el TLCAN, porque son parte de sus capítulos”. Sin embargo, aclaró que a partir de aquí surge el Aspan, de los pretendidos frutos de la “lucha contra el terrorismo” en los tres países.
Tienen que ver con la integración de México bajo el comando Norte de Estados Unidos, el control militar de fronteras hasta Guatemala, el desarrollo de infraestructura para detectar señales de la telefonía móvil y fija, la entrega de las listas de pasajeros que viajen por línea aérea, entre otros, destacó.