El Meteorológico, dependiente de Conagua, un elefante blanco, lamenta la UNAM
Los vientos, por el cambio climático: expertos de la ONU; difieren investigadores mexicanos
Es un fenómeno normal en febrero, pero se adelantó: Instituto de Tecnología del Agua
Ampliar la imagen La mañana de ayer salió a la luz la magnitud de los daños causados por los fuertes vientos que se registraron la noche del miércoles. Arriba, algunas personas pasan encima de anuncios espectaculares derribados en avenida Constituyentes. Al centro, brigadas del gobierno capitalino seccionan el tronco de un árbol caido para su posterior retiro, en la colonia Nochebuena. Abajo, un policía dirige el tránsito ante la inactividad en los semaforos por la falta de energía eléctrica, en la esquina de José María Vértiz y Eje 3 Sur Foto: Alfredo Domínguez y Víctor Camacho
Investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aseguraron ayer que el fenómeno que el miércoles pasado azotó a la ciudad de México no fue producto del cambio climático ni de la furia de la naturaleza, sino de una condición meteorológica extrema.
En ese sentido, criticaron la labor del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) al señalar que no cuenta con personal ni equipo calificado para alertar a la población ante este tipo de eventos.
“El valle de México cuenta con un radar meteorológico que prácticamente es un elefante blanco, porque es muy caro y está sin utilizar. Las autoridades de la Comisión Nacional del Agua (de quien depende el SMN) deberían prestar mucha más atención; es una pena que no contemos con pronósticos de mucha mayor resolución espacial para, precisamente, evitar los desastres; da pena que siempre nos apresuremos después del desastre a dar una explicación del por qué ocurrió y no contemos con un SMN que anticipe con buenos pronósticos los peligros que puede provocar un desastre”, afirmó Víctor Magaña, del CCA.
Por su parte, el SMN informó que los fuertes vientos, acompañados por una tormenta eléctrica, se debieron a la conjugación de una fuerte corriente de vientos en la altura –factor primordial para generar los remolinos, vientos y relámpagos frecuentes–, aire húmedo e inestable del Pacífico y una temperatura que alcanzó los 27 grados centígrados.
Alberto Hernández Unzón, subgerente de Pronóstico del SMN, señaló que la situación se originó por la formación de una celda de tormentas con nubes de gran desarrollo vertical, llamadas cumulus nimbus, que cruzaron entre las 18:24 horas y las 19:45 horas.
Con base en la escala de Beaufort se estimaron vientos entre 50 y 70 kilómetros por hora, con ráfagas que alcanzaron los 80 kilómetros por hora; en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México los vientos máximos fueron de 70 kilómetros por hora.
Temen ráfagas más intensas
Los vientos que se presentaron el miércoles son normales, aunque poco usuales, ya que generalmente se presentan en febrero y ahora se adelantaron; se trata de un fenómeno conocido como “celdas convectivas”, que se generan en zonas que durante el día son calurosas, explicó Rafael Aparicio, del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua.
Dijo que este meteoro ocurrió antes de lo habitual y fue intenso, “más de lo que estamos acostumbrados; no es un fenómeno extraordinario, aunque podemos decir que es inusual; en otras ocasiones se han presentado este tipo de vientos, pero no con tal intensidad”.
Por su parte, Enrique Azpra, del Departamento de Climatología del CCA, agregó que estos fenómenos son recurrentes, pero en largos periodos. Uno similar se presentó hace unos cinco años, “pero se olvida”, además de que la población citadina no usa el pronóstico del tiempo como una herramienta de su vida cotidiana.
En cambio, para el director regional del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Ricardo Sánchez Sosa, y Ana Rosa Moreno, experta en cambio climático y salud de la UNAM, lo ocurrido es lo que “podemos esperar con el cambio climático”, y advirtieron que cada vez serán más frecuentes e intensos los fenómenos meteorológicos que afecten a la población.
“Lo que podemos esperar es que producto del cambio climático la intensidad y la frecuencia de estos fenómenos aumente y, por lo tanto, los daños pueden ser mayores por este incremento en su intensidad y frecuencia”, añadió Sánchez Sosa.