Se fijarán posiciones para llegar al supermartes
Carolina del Sur y Florida, claves para demócratas y republicanos
Nueva York, 24 de enero. Las elecciones primarias en Carolina del Sur, para los demócratas el próximo sábado, y el martes en Florida, para los republicanos, serán claves para determinar la viabilidad de los precandidatos que quedan en estas contiendas y como trampolín hacia el supermartes, cuando se celebra algo más parecido a una primaria nacional, ya que están en juego más de 20 estados ese 5 de febrero.
En Florida sólo compiten los republicanos (el Partido Demócrata nacional castigó a su partido estatal por adelantar las primarias sin autorización y por el momento no reconocerá a los delegados electos ahí), y tal vez la apuesta más riesgosa entre todos los precandidatos fue la de Rudolph Giuliani, quien no contendió en las primeras cuatro elecciones primarias para dedicarse exclusivamente en Florida y después al supermartes. Una derrota en Florida podría no sólo reprobar su estrategia, sino ser un golpe mortal a su campaña, y los indicadores preliminares alarman a su equipo.
El otoño pasado Giuliani no sólo gozaba de una gran ventaja en ese estado, sino que ocupaba el primer lugar entre los favoritos de su partido a nivel nacional. En muy pocos meses, todo ha cambiado. Las encuestas más recientes lo tienen en segundo y hasta tercer lugar, y cada día registra un desplome mayor; tanto en Florida como a nivel nacional el que se postulaba como la superestrella entre los aspirantes –el “alcalde de Estados Unidos” y “héroe” del 11-S– ha sido derrotado, hasta ahora, por el senador John McCain.
En tanto, con la decisión del ultraconservador Fred Thompson de abandonar la contienda esta semana, algunos analistas evalúan el impacto que esto tendrá para la fortunas de Mike Huckabee, ya que se posiciona como el único abanderado del voto cristiano conservador entre los precandidatos que quedan.
Por otro lado, para Mitt Romney, a pesar de tener más dinero que todos, y de obtener los triunfos más recientes (Michigan y Nevada), todo indica que será una contienda muy cerrada, y crítica.
Para los demócratas, el sábado en Carolina del Sur será la primera elección sureña y con ello se agudizarán los temas de raza y género, así como el de la pobreza. Hasta 50 por ciento del electorado demócrata en el estado es afroestadunidense, y aunque Hillary Clinton, y en particular su esposo Bill, tiene una base fiel entre esta comunidad, la presencia del afroestadunidense Barack Obama está dividiendo este voto, y las encuestas muestran –incluso algunos dentro de la campaña de Clinton suponen– que este estado otorgará el triunfo a Obama.
A la vez, es el estado natal de John Edwards, y su mensaje populista anti-empresarial puede resonar, y aunque pocos apuestan que sorprenderá con un triunfo, podría recibir suficiente apoyo como para nutrir su esfuerzo y continuar su campaña.
Pero, sin importar quién gane o pierda estos comicios, analistas y expertos calculan que no se romperá el virtual empate entre los favoritos de ambos partidos; o sea, que no se logrará determinar una tendencia clara en favor de uno u otro.
Eso ha provocado que cada campaña de los favoritos empiece a considerar nuevas tácticas donde el objetivo ya no es lograr triunfos por estado, sino empezar a competir en torno a número de delegados.
En el complejo sistema electoral, las internas dentro de cada estado (sean primarias o caucus) resultan en la elección de delegados comprometidos con un precandidato particular, el número depende de la votación en favor de ese precandidato. Cada estado tiene un número de delegados en total, determinados por cada partido, con base en un cálculo de representación proporcional de la población en cada entidad.
Esta contienda por delegados importa, ya que el candidato presidencial de cada partido es electo por estos delegados estatales en la convención nacional de cada partido, y quien tiene la mayoría gana. Sin embargo, en tiempos recientes el candidato se había determinado en las primeras rondas de primarias, donde se registraba una tendencia clara sobre el favorito, y los otros cedían el paso. Pero ahora, por primera vez en por lo menos dos décadas, y hasta más para los republicanos, se está perfilando la posibilidad de que no se pueda determinar el candidato hasta celebrarse las convenciones a finales del verano.
El 5 de febrero, el llamado supermartes, podría cambiar todo, cuando unos 22 estados celebran sus elecciones internas para ambos partidos, incluyendo algunos de los más grandes (y con mayor número de delegados) como California, Nueva York e Illinois; de hecho, la mitad del total de delegados demócratas y 41 por ciento de los republicanos están en juego ese día.
Pero si continúa la tendencia actual donde un candidato no supera por un margen notable a sus contrincantes, esta pugna intrapartido podría ser prolongada y complicada por varios factores, incluyendo un debate intenso y real dentro de las convenciones entre las diferentes facciones.
Mientras, la junta editorial del periódico más influyente del país, The New York Times, se inclinó hoy en favor de la precandidatura de Hillary Clinton por el lado demócrata, y de John McCain del lado republicano.