Invadidas, 50% de barrancas en la Álvaro Obregón
De las barrancas que se localizan a lo largo y ancho de la delegación Álvaro Obregón, 50 por ciento están invadidas no sólo por gente de escasos recursos, sino también por grupos de alto poder económico, quienes han construido ahí fraccionamientos de elevada plusvalía, que en algunos casos cuentan hasta con campo de golf.
Así lo aseguró el secretario de la Comisión de Preservación del Medio Ambiente y Protección Ecológica de la Asamblea Legislativa, el panista Alfredo Vinalay, quien consideró que ese tipo de apropiaciones ilegales se da por la corrupción que hay entre grandes inmobiliarias y las autoridades delegacionales o del sector central del gobierno capitalino.
Entrevistado en la sede de la Asamblea, el diputado por un distrito de Álvaro Obregón dijo que una de las barrancas más afectadas por esas construcciones millonarias es la de Tarango, en donde ha quedado claro que ha pesado más el poder del dinero que el marco legal imperante en esta ciudad.
Manifestó que la expansión de la mancha urbana en esas reservas ambientales implica un serio riesgo para las familias y edificaciones que ahí se asientan, tanto en sus laderas como en lo que por años fue su cauce, porque pueden ocurrir deslaves o bien ser arrastrados por las fuertes corrientes de agua en épocas de lluvia.
“Hay muchas posibilidades de que eso ocurra, por eso le hemos pedido al gobierno de la ciudad impulse el programa de recuperación de barrancas, pero, por el contrario, lo que estamos viendo es que esas áreas protegidas se siguen afectando, se siguen invadiendo, no nada más por el lado de organizaciones populares o invasiones no ordenadas, sino también con fraccionamientos de alta plusvalía, que se les está permitiendo, se les está entregando permisos para que construyan campos de golf, edificios de oficinas, edificios de departamentos que son muy caros”, añadió.
–¿Dónde se tienen campos de golf?
–En concreto te hablo de la barranca de Tarango, en donde en el puente de Los Poetas se ve, por un lado, un campo de golf o edificios carísimos, y por otro las invasiones, que tienen muchos años, de los panchosvilla o de grupos afiunes al PRD, asentándose de manera irregular.