¿La fiesta en paz?
Fiesta paralela
Existe en todo el mundo taurino, con mayor o menor fortuna, una fiesta que corre paralela a la oferta de espectáculo en las plazas. Una fiesta que resuena y en ocasiones supera, en intensidad y calidad, lo presenciado en los ruedos; es la fuerza multiplicadora de un rito milenario que se niega a morir a manos de un taurinismo estrecho, una globalización torpe y un humanismo falso.
Escritores, artistas, historiadores, peñas, promotores y organizaciones variopintas, con un entusiasmo para dar y prestar, se encargan de nutrir y mantener esa otra fiesta que a su vez mantiene vivo un espíritu taurino cada día más agostado por la falta de políticas adecuadas de “riego” en materia de difusión y enaltecimiento del toreo.
Así, este lunes 21 a las 19 horas, en el suntuoso salón de los reyes del Casino Español de México, ubicado en Isabel la Católica 29, en el Centro Histórico, se presnetará el libro La catedral y los toros, del escritor jalisciense Ramón Macías Mora, de reconocida trayectoria.
Coordinada por ese incansable promotor de la fiesta paralela que es Juan Manuel González Camarena, presidente honorario de la Peña Taurina Universitaria, así como por los templados miembros de la Peña Taurina Mal de Montera, de Guadalajara, la presentación proyectará además un audiovisual sobre el rico historial de la fiesta en la metrópoli tapatía y contará con diversos comentarios autorizados.
El día 22, a las siete de la noche, en las reveladoras y divertidas tertulias Café, chisme y vino, que hace mil años organiza Jaime Rojas Palacios en el restorán Tío Luis, de Cuautla y Montes de Oca, en la Condesa, el invitado de honor será el torero de Jalisco Guillermo Martínez, con un paso ascendente en sus recientes actuaciones.
Y el día 24 de enero, también a las 19 horas pero ahora en el Centro Cultural de la Tauromaquia, en Maximino Ávila Camacho 113, a un costado de la Plaza México, José Francisco Coello Ugalde, doctor en Historia, dictará la conferencia “Bernardo Gaviño y Rueda: desconocida figura del toreo mexicano en el siglo XIX”.
De Coello Ugalde lo menos que puedo decir es que se trata de un alucinado magnífico de la tauromaquia, en el sentido de un espíritu sorprendido, asombrado y cautivado por el misterioso fenómeno de la relación hombre-toro, y cuya congruente pasión se ve traducida en una vastísima obra investigadora historiográfica, discográfica y filmográfica (ya hablaremos de su más reciente dvd de la Filmoteca Taurina de la UNAM).
De Bernardo Gaviño, gaditano de nacimiento, aventurero por naturaleza y mexicano de corazón, puede decirse que ejerció en nuestro país un oportuno liderazgo taurino que reforzó el interés popular por el espectáculo durante gran parte del siglo XIX, protagonizando una influencia recíproca entre sus conocimientos y el tono tauromáquico de los mexicanos.