Se deterioró 44% el salario en el primer año de Calderón, dice análisis económico
Canasta básica, inaccesible para 91.3% de campesinos: estudio de la UNAM
Empresas como Elektra lucran con el crecimiento exponencial de las remesas, expone
De los más de 30 millones de personas que conforman el medio rural en México, solamente 8.5 millones tienen trabajo en actividades agrícolas y ganaderas; en tanto que otros 10 millones 262 mil no tienen ingreso alguno y 8.8 millones perciben apenas un salario mínimo. Además, los que reciben remesas de sus familiares enfrentan tarifas depredatorias que les quitan parte importante de los envíos, como las que aplica la empresa Elektra.
El informe Situación del campo en México; pobreza, marginación, explotación y exclusión, elaborado por la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala lo anterior y asienta que el medio rural del país ha sufrido un despojo económico y social, enfrenta una caída de sus ingresos y ha incrementado su migración en 40 por ciento en los seis años recientes.
El número de hogares que reciben remesas se incrementó de 600 mil a 4.1 millones en el periodo entre 1995 y 2005; de igual forma, se incrementó 500 por ciento el volumen de dólares por remesas, siendo las de mayor crecimiento las transferencias electrónicas y las money orders.
La información –elaborada por Luis Lozono Tovar, Miguel Ángel Xochiteotzin, Javier Lozano y Luis Lozano Arredondo, especialistas y catedráticos del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM– indica que los campesinos, además de que han enfrentado un proceso de despojo de la tierra, en el que empresas privadas han avanzado contundentemente en la posesión de predios, han sufrido el descenso de sus ingresos, al grado de que 27.4 millones de mexicanos que viven en el sector rural no pueden comprar una canasta básica alimentaria.
Veintiocho por ciento de estos mexicanos sobrevive con un ingreso de uno a dos salarios mínimos, y “con el incremento de los productos de la canasta básica durante el primer año de Felipe Calderón, las familias que viven en el campo acumulan del 1º de diciembre de 2000 al mismo día de 2007, una pérdida de 44 por ciento en su ya deteriorado nivel de vida.
Alimentos, renta y salud
Uno de los principales apoyos que ayudan a sobrevivir económicamente a los campesinos son las remesas, las cuales han ido creciendo de manera exponencial, al grado de que para agosto de 2007, 10.8 millones de mexicanos que vivían en Estados Unidos enviaron más de 23 mil millones de dólares, “buscando compensar así el desempleo y el bajo ingreso de sus familias”, señala el análisis, y detalla que, 78 por ciento de estos recursos se utilizaron en el gasto en alimentos, renta y salud.
Sin embargo, parte importante de estas remesas quedan en empresas privadas como Elektra (propiedad de la familia Salinas Pliego), la cual incrementó “¡cómo de rayo!” sus ganancias, pues impone tarifas sumamente elevadas, ya que, por ejemplo, Western Unión cobra 5.76 por ciento de comisión, mientras Citibank cobra 1.04 por ciento sobre el monto original del envío.
“Esto significa un constante robo a las familias campesinas”, sobre todo porque por una operación de 300 dólares enviados a México, se quedan con 17.28 dólares, por el elevado porcentaje que aplican, pero además porque hacen un cálculo mañoso sobre el diferencial del tipo de cambio. Por ejemplo, cuando el tipo de cambio en México estaba en 10.72 pesos por dólar, en la modalidad de Western Union en minutos, aplicaba un tipo de 10.64 pesos a las transacciones, más la comisión, indica el informe número 75 del CAM.
Según un ejemplo del estudio, sobre un monto de envío de 300 dólares, Western Union en minutos de Elektra se queda con 17.28 y realmente entrega 282.72 dólares, pero al tipo de cambio que quiere; en la modalidad de día siguiente cobra 14.29 dólares de comisión por envío. Mientras que otras empresas, como Money Gram, cobran 10.60 dólares; Order Express, 9.45; Citibank Global Transfere (cuenta a cuenta), 3.13 dólares.
Así, los trabajadores agrícolas y de la construcción que laboran en el extranjero, al mismo tiempo que tienen bajos salarios, son presas “de la rapiña por parte de las firmas que se dedican a las remesas, las cuales lucran con el dinero enviado y tienen como verdadero interés no facilitar el envío de dinero y otorgar un servicio a la depauperizada clase trabajadora, sino lucrar con el esfuerzo ajeno”, apunta el análisis.