Ya no bajará el nivel del río Grijalva al que tenía antes del derrumbe: CFE
El agua se acumula ya en 960 mil hectáreas antes habitadas a lo largo de 48 kilómetros
Se ha removido de la zona apenas 3 por ciento de piedras y rocas para recuperar el cauce
Analizan destino de 5 mil damnificados; la mayoría aún confía en regresar a sus hogares
Ampliar la imagen Damnificados de Ostuacán y Tecpatán acuden cada mañana a los embarcaderos en espera de que baje el nivel del río, sin saber que muchas de sus viviendas están totalmente perdidas Foto: Notimex
San Juan de Grijalva, Chis., 19 de enero. El río Grijalva invadió ya 960 mil hectáreas anteriormente habitadas a lo largo de los 48 kilómetros que hay entre la presa Malpaso y el tapón que se formó en este poblado desde el 4 de noviembre. No volverá a recuperar el cauce que tenía el día del derrumbe, pues éste formó un gran dique y será “una zona de inundación permanente”, dijo Eugenio Laris Alanís, director de Proyectos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Luis Manuel García Moreno, subsecretario de Protección Civil del gobierno del estado, encargado de la atención a los damnificados, dice que no ha sido notificado formalmente del pronóstico, y solicitará el dictamen a la empresa paraestatal y a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) –órganos reguladores de la presas– para hacer una planeación sobre el destino de los 5 mil damnificados.
Éstos guardan la esperanza de regresar a sus hogares y cada mañana acuden a los embarcaderos en espera del día en que el nivel del río comience a bajar, sin saber que muchas de sus viviendas están totalmente perdidas.
A partir del 4 de noviembre, cuando por la temporada de lluvias el cerro ubicado a un costado del poblado Juan de Grijalva cayó sobre el cauce del río, entre las presas Malpaso y Peñitas, el agua empezó a represarse.
Se trabajó durante más de 30 días en abrir un canal por don- de empezó a desfogarse parcialmente el líquido acumulado, pero nunca suficiente para compensar el que fluye de la presa Malpaso. Así ha seguido a pesar de que cada día al menos una centena de máquinas trabaja en quitar los 15 millones de metros cúbicos del material del derrumbe para ampliar el canal.
El informe más reciente de la CFE y la Conagua indica que ha removido de la zona del derrumbe 421 mil metros cúbicos de material, apenas 3 por ciento del total de piedras y rocas que, se estima, debería quitarse para recuperar el cauce del Grijalva.
De los 250 metros de ancho que tenía el río en ese tramo, este sábado había logrado abrirse sólo 50 metros en la boca del canal y 25 en su parte media.
Río arriba, las tres presas de la cuenca hidrológica del Grijalva (Angostura, Chicoasén y Malpaso) continúan por encima del nivel de aguas máximas ordinarias.
“Arriba (del canal) tenemos mucha agua almacenada en las presas; la urgencia que tenemos es que esa agua tiene que seguir escurriendo porque tenemos que hacerle lugar para las crecientes de la temporada de lluvias”, explicó Laris Alanís.
En la hidroeléctrica La An-gostura hay 20 mil millones de metros cúbicos de agua almacenada, en Malpaso 10 mil millones y en Chicoasén 100 millones. Laris Alanís dijo que a esta cantidad se une el agua que caerá por “las lluvias torrenciales de mayo”.
Detalló que se sigue ampliando el canal para que puedan pasar por él hasta 3 mil 500 metros cúbicos por segundo –actualmente está a poco menos de 400– lo que significa seguir excavando para sacar un millón 200 mil metros cúbicos de material.
“Desde luego se formó una represa río arriba; estamos buscando que no pase de 102 metros sobre el nivel del mar. Esa agua difícilmente va a volver a bajar de nivel. Ya se formó una presa y lo mejor que podemos hacer es controlar sus niveles para que no causen daño abajo, pero es difícil lograr que el río baje de nuevo a su nivel antiguo”.
“Digamos que aquí se formó una retenida de muchos metros, habrá una inundación permanente que va a fluctuar. En época de seca el río podría llegar a 90 metros sobre el nivel del mar y en la de lluvias a 102”, detalló.
Esto significa que poblados y caminos inundados, algunos hasta 14 metros bajo el agua, “tendrán que reubicarse de forma permanente”, porque el afluente tapó unos 9 mil 600 millones de metros cuadrados de tierra donde antes había calles, carreteras, casas y pastizales, concluyó.