El voto latino, decisivo en esos estados de EU
Carolina del Sur y Nevada, en la mira de demócratas y republicanos
Ampliar la imagen Barack Obama es felicitado en Reno, Nevada, por su esposa Michelle. Foto: Reuters
Ampliar la imagen Hillary Clinton recibe el apoyo del general retirado Wesley Clark, ayer en Elko, Nevada Foto: Ap
Nueva York, 18 de enero. Raza, género, migración, la bandera sureña y un poco de español están presentes en la intensa batalla electoral en los dos partidos principales, con elecciones internas este sábado para los republicanos en Carolina del Sur (los demócratas realizan sus primarias el 26 de enero en ese estado) y comicios para ambos en Nevada.
Una mujer, un afroestadunidense y un grupo de blancos tratan de manejar las siempre sensibles y profundas divisiones que aún definen la vida política y social de este país, particularmente en el sur y el oeste.
El asunto de raza en Carolina del Sur, donde hay desde un precandidato que defiende el derecho de izar la bandera de la Confederación –el lado sureño de la guerra civil que casi destruyó esta unión y que representa para muchos la defensa de la esclavitud y la supremacía blanca, aunque otros dicen que sólo es símbolo de orgullo sureño– hasta el hecho de la presencia de un afroestadunidense en la contienda, se mezcla ahora con el cada vez más volátil asunto de la migración ya que ese estado tiene una de las poblaciones latinas de mayor crecimiento en el país, por el influjo de mexicanos y centroamericanos.
Carolina del Sur siempre ha sido clave para los republicanos: el precandidato que ha logrado la candidatura presidencial de ese partido ha ganado ahí. Además, para los republicanos el estado ha determinado en gran medida quién goza del apoyo de una base conservadora religiosa crucial (se calcula que representa hasta 40 por ciento del electorado republicano), como también del voto militar. Por tanto, aunque es pequeño en términos relativos, el concurso aquí se ha vuelto clave para los aspirantes republicanos, particularmente este año, cuando hasta ahora no está determinado el favorito.
John McCain y Mike Huckabee son por ahora los favoritos en Carolina del Sur, ambos necesitan un triunfo para proyectarse en la recta final, mientras que Mitt Romney aparentemente ha decidido ceder aquí por ahora al no avizorar un triunfo; hasta ahora, los tres cuentan con una victoria estatal para cada uno. La campaña de Fred Thompson, sureño que no ha figurado hasta ahora, está apostando todo a un triunfo, y ha dicho a medios locales que necesita ganar en Carolina del Sur para mantenerse en la contienda. Rudolph Giuliani está casi ausente en ese estado, y concentra toda su estrategia para ganar en Florida a fines de este mes.
Dios, el derecho de portar armas, la oposición al aborto, la economía y apoyo a la guerra son temas tocados por todos los republicanos (Huckabee es el gran defensor de la bandera sureña). Pero es el tema de migración el que jugará un papel central en esta pugna; McCain defiende una propuesta no limitada sólo a un muro fronterizo y la expulsión de los “ilegales”, e insiste en que además de seguridad se requiere de una reforma para buscar un mecanismo hacia la legalización de los indocumentados.
Para los demócratas, que realizarán sus elecciones primarias en ese estado en una semana más, el sábado 26 de enero, el tema de raza también tiene implicaciones en Carolina del Sur, pero diferentes a las de los republicanos. Casi 50 por ciento del electorado demócrata en el estado es afroestadunidense, y la presencia de un precandidato negro como Barack Obama, junto con la esposa de Bill Clinton, quien como presidente gozó de excelentes relaciones con la comunidad y el liderazgo de la comunidad negra en el sur (de hecho, algunos le dieron el apodo del “primer presidente negro”), está dividiendo las lealtades de este sector.
Hillary Clinton y Obama están en una competencia muy cerrada allí, pero John Edwards también intenta superarlos en el estado en que nació, con un mensaje enfocado en la economía y en las injusticias de la desigualdad.
La caza de sufragios no es un juego
Ambos partidos están realizando sus elecciones internas en Nevada, el primer estado importante del oeste en el concurso, donde se celebran en forma de caucuses.
Mitt Romney decidió enfocarse ahí y buscar otro triunfo después de ganar en Michigan. Al parecer su fe –el mormonismo– continúa trabando sus relaciones con la base cristiana evangélica de su partido, una de las más importantes en Carolina del Sur, pero en Nevada esto podría ayudarlo, el estado que fue fundado por mormones (junto con su epicentro mundial, Utah). Los seguidores de esa fe siempre han ocupado poderosos puestos en el estado.
El líder de la Cámara alta, Harry Reid, senador por Nevada, es mormón. Además, busca terreno que los otros precandidatos de su partido casi han abandonado para enfocarse en Carolina del Sur y Florida.
Para los demócratas, el estado es el primero donde los latinos juegan un papel importante –20 por ciento de la población– y representan un sector cada vez más determinante en las elecciones en el suroeste.
De pronto, el discurso político demócrata está salpicado con español. Aunque no hay palabra en español para “caucus” –las asambleas de electores que discuten y después expresan su opción entre los candidatos–, las campañas de los demócratas ahora se expresan por anuncios en español en los medios, y con algunas palabras en ese idioma en sus discursos. Todos han tomado prestada la famosa consigna de César Chávez y su gremio de jornaleros UFW de los años 60: “Sí se puede” (de manera conveniente, esa es la consigna oficial en inglés de la campaña de Obama, “Yes we can”).
Con Clinton que pierde parte del apoyo afroestadunidense frente a Obama, el sector latino se vuelve muy importante. Presentada en varios actos por Dolores Huerta, cofundadora con Chávez del UFW, junto con otras figuras reconocidas del mundo latino, Clinton está intensificando sus actividades con la comunidad latina y trata de tomar ventaja del distanciamiento entre los latinos y el liderazgo afroestadunidense, que continúa definiendo la dinámica política en varias regiones del país.
Pero en Nevada los sindicatos –la base más fiel del Partido Demócrata– tienen un papel clave, y son los que suelen romper con las divisiones por raza. Sin embargo, el movimiento sindical ahí también ha dividido sus lealtades, con el de trabajadores culinarios –el sector más importante, particularmente en Las Vegas– que apoya a Obama y el magisterio a Clinton.
Edwards, con su mensaje populista pro trabajador y crítico del gran empresariado, también busca salir desde debajo de las sombras a los hasta ahora dos favoritos y generar mayor apoyo a una campaña que hasta ahora no ha captado suficiente atención, a pesar de la crisis económica que está estallando en el país y que debería darle mayor relevancia a su mensaje.