Entrevista con Carla Maxwell, continuadora del trabajo del legendario coreógrafo

La misión de José Limón: “hallar la danza dentro de cada bailarín”

Comienzan en Bellas Artes conmemoraciones por el centenario del artista sinaloense

La compañía dancística que lleva su nombre ofrecerá una función especial este sábado

Apoyar la educación y la creatividad son otros de los pivotes de ese legado

Merry MacMasters

A un siglo, el bailarín y coreógrafo de origen mexicano José Limón (1908-1972) y su obra, siguen presentes, con proyección hacia el futuro.

Los festejos oficiales en torno al centenario del nativo de Culiacán, Sinaloa, dieron inicio en México esta semana, continuarán en Los Ángeles, California, donde creció, y luego en Nueva York, donde tuvo su compañía.

Carla Maxwell, directora artística de la Compañía de Danza Limón –que se presentará este sábado en el Teatro del Palacio de Bellas Artes– recuerda que cuando su director falleció “no existía el precedente de que una agrupación sobreviviera a su fundador”.

Correspondió a los bailarines decidir quién podría tomar el timón, porque “nos dimos cuenta que de separarnos, una vez más desaparecería el trabajo de toda una vida del artista. Hay fragmentos que se pueden recuperar, pero sólo cuando la obra se monta es posible compartirla y seguir adelante”, apunta su titular desde 1978.

Por fortuna, la muerte de su fundador encontró a la compañía en un momento de trabajo intenso. “Fue muy difícil –apunta Maxwell–, pues tuvimos que comprender por qué existíamos. Nos dimos cuenta que iba mucho más allá de José (Limón), pero él nos dejó tantos regalos: coreografías, una bella técnica, una filosofía del teatro que tiene que ver con el espíritu, la experiencia humana, puesta en un contexto rítmico y apasionado.

“Además, nos dejó el encargo de seguir creando y encontrar la danza dentro de cada quien. Y, ser fieles a nosotros mismos.”

Deseos por trabajar en México

De acuerdo con Carla Maxwell, Limón se sorprendería de saber que su trabajo siguió: “No dejó nada preparado; nadie lo hacía. Murió demasiado joven, se adelantó a su tiempo. Al mirar hacia el futuro tenemos que anticipar todo, no sólo transmitir su legado. Queremos crear un centro para preparar coreógrafos y entrenar maestros e instructores, eso también es un acto creativo. No se trata sólo de dar a los bailarines movimientos que aprender, sino tienen que pasar por un proceso, de manera de que sientan que la danza fue creada para ellos. Tienen que poseerla”.

La Compañía de Danza Limón demostró que se puede seguir adelante. Hoy día, más personas investigan esta posibilidad, en concreto Merce Cunningham y Paul Taylor. “La Fundación Cunningham –dice Maxwell– ha explorado mucho, porque Merce ha dicho que sólo quiere que se siga montando su obra si hay demanda, lo cual se vería al término de un año. Ya tomó la decisión”.

–¿Y el centro de enseñanza?

–Hemos perdido nuestra sede física. Nueva York es una ciudad muy loca, los bienes raíces también están locos. Nuestra visión a futuro es tener un centro, tal vez con otras compañías dedicadas a disciplinas complementarias, como el teatro, la música y las artes visuales.

“Nuestra misión consiste en apoyar la educación, la preservación, la actuación y la creatividad. Lo hacemos con y por medio del legado que José Limón nos dejó.”

–¿Piensan quedarse en Nueva York?

–Queremos tener más que un centro y un plan internacional. Impartimos muchas residencias a escala mundial. Recibimos buen apoyo del estado de Nueva York. Trabajamos en Italia con la idea de ser constantes en la enseñanza dancística. Queremos hacer cosas en Canadá y, claro, deseamos trabajar con las personas en México.

–¿Ha habido ofertas?

–Hay algunas ideas. Esperamos que algo salga de esta celebración, aunque existe la Coordinación Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza, que lleva el nombre José Limón. Sería maravilloso poder regresar cada año para una gira.