Ocurrió de la misma manera en la ocasión anterior, el 3 de agosto de 2006
Rumores de desalojo en Choles de Tumbalá
Choles de Tumbalá, Chis. 17 de enero. Rumores en las comunidades vecinas, amenazas de los rancheros y ganaderos que rodean esta comunidad zapatista y cuyas tierras ambicionan, incursiones de personas extrañas, sobrevuelos de avionetas, y en ocasiones helicópteros. Se teme que Choles de Tumbalá sea desalojada nuevamente, como lo fue hace no mucho, el 3 de agosto de 2006.
“No hubo notificación, sólo rumores, como ahora. Fue un grupo de ganaderos con sus trabajadores y policías sectorial, judicial y municipal. Anduvieron patrullas y helicóptero. Llegaron policías casa por casa a sacar a las familias. Había Ministerio Público, y el juez de Playas de Catazajá. Detuvieron a compañeros bases de apoyo zapatistas por tres horas. Toda la pertenencia y animal que se quedó lo llevaron. Quemaron las casas. Después ya había tractores tumbándolas para voltear la tierra y tapar la quemazón. Los encargados de los ranchos usaron motosierras.”
Las familias, todas choles, salvo una tzeltal, se refugiaron en poblados cercanos, como San Antonio Chuyipá. Mas no por mucho tiempo. Semanas después, el primero de octubre, con respaldo de la junta de buen gobierno (JBG) de Roberto Barrios, las familias volvieron a estas tierras planas y redificaron la comunidad. “Con acompañamiento de 300 compas de municipios diferentes de la zona norte, que hicieron campamento. Hubo fuerza de los compañeros. Quitamos los cercados que pusieron los rancheros con sus buenos postes. Su ganado acabó nuestra milpa”.
A finales de 2007 los rancheros, en especial de la propiedad 5 de Mayo, que durante años han invadido terrenos de la comunidad, propalaron la versión de que desalojarían Choles de Tumbalá en Navidad o Año Nuevo. “Ya en octubre y noviembre sobrevoló el helicóptero. Parecía que iba a aterrizar”. Según el vocero de la comunidad, que habla bajo un pequeño cobertizo que hace las veces de iglesia católica, ahora existen versiones de que “el gobierno” niega que hará otro desalojo. “Pero los ganaderos insisten, y dicen que si no interviene el gobierno, lo harán ellos solos”.
En un terreno de demasía de la vieja finca Chuyipá, en el municipio de Palenque, familias indígenas ocuparon esta tierra en 1988 bajo el improbable nombre de “Nuevo Centro de Población Carlos Salinas de Gortari”, y obtuvieron un fallo favorable de las autoridades agrarias en 1990. Con el levantamiento zapatista en 1994 se unieron al movimiento rebelde, cambiaron de nombre y hoy pertenecen al municipio autónomo El Trabajo.
Por acá no hubo ocupaciones de tierras, por eso aún florecen por todas partes fincas ganaderas, algunas rentadas ya para monocultivo industrial de palma africana y eucalipto, que se caracteriza por destruir los suelos. En esta región, “embalada” para el plan trasnacional que se conoció como Puebla-Panamá, el ganadero Eduardo Maitré Collado, de Palenque, ha impulsado una “Asociación Ganadera del Usumacinta” que reclama estas tierras. “No sabemos quiénes son sus prestanombres”, añade el vocero autónomo.
Además, en 2004 fue detenido y encarcelado bajo múltiples cargos el representante de Choles de Tumbalá, Gregorio Alvaro Cruz. Permaneció casi tres años en el penal de Catazajá. Salió libre a finales de 2007, absuelto. Y enfermo. Las acusaciones resultaron falsas.
“Si vuelven a atacar, no sabemos si nos van a matar o meter en la cárcel. No tenemos miedo. Estamos esperando. La decisión es resistir, no abandonar el terreno. Son nuestras tierras”. Las 30 familias que viven aquí desarrollan “trabajos colectivos, milpa, un poco de frijol y calabaza”. Poseen una casa de salud casi vacía y una escuela de madera con tres muros, muy arreglada, con pequeñas bancas, y un pizarrón proporcionado por la JBG donde se lee: “Historia”, dos puntos, y la abajo verde superficie en blanco, en espera de la siguiente clase.
“Aunque falta material, los compas están orgullosos de lo que aprenden sus hijos”, confía el vocero, cubierto con pasamontañas.